Televisión

Una azafata del 'Un, dos, tres...' destapa el lado más oscuro de Chicho Ibáñez Serrador: "Te quería humillar y te castigaba"


    Informalia

    Chicho Ibáñez Serrador, el carismático presentador que marcó una época dorada en la televisión española con su icónico programa Un, dos, tres… responda otra vez, ha sido siempre considerado un referente en el mundo de la comunicación. Sin embargo, hoy una de las personas que trabajó a su lado, Marta de Pablo, ha decidido romper su silencio y destapar el lado más oscuro del genio de la televisión, revelando detalles desconocidos sobre su comportamiento detrás de las cámaras.

    En una entrevista exclusiva para el programa Tardear, Marta de Pablo, quien fue azafata en Un, dos, tres..., relató las desagradables experiencias que vivió durante su tiempo en el famoso show. Comenzó su relato afirmando que el ambiente de trabajo con Chicho Ibáñez Serrador no era tan dorado como muchos pensaban. A pesar de su imagen pública como un hombre brillante y profesional, Marta asegura que vivió situaciones de humillación constante a manos del presentador: "Todo tenía que ver con él", aseguró Marta, explicando cómo Chicho hacía que todo el foco se centrara en su figura, incluso a costa de perjudicar a los colaboradores y empleados del programa. La azafata recordó cómo, durante una de las temporadas, se pasó una semana ensayando intensamente un papel principal, aprendiendo temas, bailando y cantando para luego, el último día, ser relegada a un puesto secundario: "Te torturaba haciendo que te prepararas para algo importante, para luego humillarte y castigarte, todo de forma constante", relató visiblemente afectada.

    El trato hacia Marta llegó al punto de lo personal. En una de las actuaciones de los programas, la azafata participaba en un número de magia en el que se introducía dentro de una caja. Chicho aprovechó ese momento para lanzar una insinuación que la dejó en evidencia delante de todo el público. Según Marta, el presentador hizo un comentario en el que aseguraba que alguien de sastrería le había comunicado que estaban desapareciendo prendas de su vestuario, un ataque sutil y cruel hacia ella mientras no podía defenderse: "Él sabía que, si me lo decía cara a cara, saltaría, pero como estaba dentro de la caja no podía reaccionar. Sabía perfectamente cómo manipular la situación para hacerme daño", explicó Marta. Esta situación refleja el nivel de control y poder que Chicho ejercía sobre sus colaboradores, y cómo utilizaba su estatus para someter a los demás a una constante presión psicológica.

    Lo más sorprendente de todo es la relación que existió entre Marta de Pablo y Chicho Ibáñez Serrador. Según la azafata, el presentador estaba, en cierto modo, obsesionado con ella. Marta cree que esto se debía a que ella no tenía miedo de decirle la verdad a la cara, a diferencia de otros que se mantenían sumisos a su voluntad. "Creo que me admiraba y hasta se enamoró de mí porque le decía las cosas claras, pero al mismo tiempo no me soportaba", reveló entre risas nerviosas.

    A pesar de las duras experiencias que vivió a su lado, Marta de Pablo no guarda rencor hacia Chicho. Al contrario, asegura que su sufrimiento en ese entonces le sirvió para aprender y desarrollarse como persona. "Soy una excelente psicoterapeuta gracias a él", comentó, aunque no dejó de recordar lo "terrible" que fue ese período de su vida.

    Las revelaciones de Marta de Pablo no solo sacuden la imagen pública de Chicho Ibáñez Serrador, sino que también arrojan luz sobre las dinámicas de poder que existían en el mundo de la televisión durante aquellos años. Aunque Chicho fue admirado por su genialidad y visión en la creación de programas innovadores, la azafata pone en duda si ese talento justificaba el trato despectivo que sufrían algunas de las personas que trabajaban con él. Las palabras de Marta invitan a cuestionar si el genio que era Chicho venía acompañado de un lado oscuro que pocos se atrevieron a visibilizar. Pero Narciso Ibáñez Serrador murió hace seis años y no se puede defender.