Televisión
Alfonso Ussía se despacha contra Lalachus, "ser indescriptible": "No tiene la culpa"
Informalia
El columnista dedica su artículo en El Debate a las campanadas de TVE y Antena 3. A Cristina Pedroche se refiere como "una mujer en estado de buena esperanza, disfrazada de leche materna", escribe. "Pezones de cristal, y un blanco intermitente de neblina blanca sobre piel morena", dice. "Está esperando un hijo, y eso es más importante que cualquier majadería de los modistas de su vestido", comenta el articulista. Ussía cree que Pedroche iba "grotesca" pero añade que aparecer vestida de leche materna "en su principio de embarazo", merece más su alegría por su decisión que su "repulsa por su ridículo".
Pero con quien se despacha con más contundencia es con Lalachus, a quien se refiere como "la obesa", "esférica mujer" y "ser de muy complicada descripción".
"En la cadena de televisión que pagamos todos los contribuyentes"
"En la cadena de televisión que pagamos todos los contribuyentes, con amplia mayoría de creyentes, un ser de muy complicada descripción se mofó de una estampa del Sagrado Corazón. Sustituyó la imagen de Cristo por la de una vaca, como si la gente estuviera pendiente de averiguar sus parentescos. Se trató de una ofensa a millones de espectadores. Su valentía no le permitió la heroicidad de mofarse de Alá y Mahoma su profeta, porque sabe que los musulmanes no se andan con chiquitas con ese tipo de bromas", sentencia el columnista.
"Pero de esa ofensa contra millones de españoles, la esférica mujer no tiene toda la culpa, sino los guionistas del programa y los directivos que aprobaron la realización de la impostura. Como si las autoras del guion hubieran sido Irene Montero, Yolanda Díaz, Pam, o cualquiera de las hermanas Serra", señala. "Mal empezamos el año 2025, obligados a pagar involuntariamente un insulto chabacano y del peor gusto al Sagrado Corazón", remata. "Terminamos el año con gentuza derrochando nuestro dinero y lo iniciamos de la misma forma", se lamenta. "A mí, personalmente, unos desalmados, unos cobardes y unos forajidos que no respetan a la mayoría de los españoles, no me pegan dos tortazos en las mejillas. Se los devuelvo de palabra, con gorda o sin gorda, que la pobre no fue más que el instrumento de la ofensa", repite. Y acaba así: "Cabrones".