Televisión

Andrés Arconada recomienda 'La gran escapada': el adiós de Glenda Jackson y Michael Caine


Andrés Arconada

Hay películas pequeñas llamadas así por tener un presupuesto bajo, una distribución limitada y, sobre todo, una historia muy adulta que no suele llegar al gran público. Casi siempre pasan desapercibidas, aunque a veces tengan una segunda oportunidad en las plataformas teniendo una mayor visibilidad. Quiero recomendaros que vayáis al cine a ver La gran escapada porque tiene muchos alicientes, no sólo por ser una historia real, sino que además nos habla de amor, de recuerdos que no pueden caer en el olvido, de generosidad y de la grandeza que tienen algunos seres humanos cuando llega la edad del retiro. Un momento en el que se espera la muerte como un hecho natural y consecuente pero no en soledad, sino al lado del ser al que has amado durante toda una vida.

Otro aliciente para verla en pantalla grande es la interpretación final de dos de los más grandes actores que ha dado el Reino Unido: Glenda Jackson, que con esta película dijo adiós no sólo a la interpretación sino a la vida (estaba muy enferma cuando la hizo) y la despedida del cine de Michael Caine, que a sus 90 años quiso dejar un buen recuerdo con esta película.

La historia es muy sencilla, asistimos al ocaso de una pareja que ha pasado toda una vida juntos y que ahora vive en una residencia donde les cuidan. Ella lo necesita más que él, pero ambos son conscientes de que ya no pueden vivir en su casa. Un buen día se celebra el aniversario del Desembarco de Normandía, que queda muy lejos de donde residen. Él, como veterano de guerra y superviviente de aquellos hechos, se empeña en ir a la celebración, aunque no tenga billete ni dónde hospedarse. Ella no se negará porque sabe lo importante que es para su compañero, que terminará escapándose de la residencia para emprender su camino.

Un viaje que servirá al espectador para contemplar los recuerdos de ambos en esa vida en conjunto, una vida hecha de retratos felices, otros no tanto, pero que conforman todo un recorrido vital. El espectador asistirá con auténtico placer a ese viaje que le producirá distintas emociones, las mismas que los protagonistas mientras la reviven. Nos encontramos por tanto con unas interpretaciones sobrias e impresionantes de dos actores inmensos que desde su sapiencia saben llevarnos por un camino luminoso y de admiración. El espectador, sobre todo el de cierta edad, saldrá del cine no sólo pensando en la historia y sus consecuencias, sino recordando los trabajos de dos actores que marcaron nuestra vida cinematográfica con interpretaciones superlativas que nos hicieron admirarlos.

En resumen, un buen adiós a dos actores que han llenado sus vidas, y de paso las nuestras, con claros ejemplos cinematográficos que han marcado para siempre nuestra memoria de cine. Totalmente recomendable, no sólo para nostálgicos, sino además para aquellos que quieran rendir un último tributo a dos grandes. Recordad su título, que no pase desapercibido: La gran escapada.