Televisión

La trágica vida de Sonia Martínez, la presentadora a la que echaron de TVE por un topless y que flirteó con Cayetano Martínez de Irujo


    Informalia

    Sonia Martínez, la presentadora y actriz madrileña que sucumbió a las drogas tenía solo 30 años cuando en septiembre de 1994 falleció en una clínica en la que llevaba ingresada dos meses y medio. "No puedo decir que no haya tenido suerte en la vida, sino que yo misma la he tirado por la ventana", comenzaban sus memorias, publicadas en 1991. Su popularidad era inmensa gracias a que solo existía una cadena de televisión nacional y en ella se emitieron los programas infantiles en los que intervino, como 3, 2, 1, contacto (1982) o Dabadabadá (1983-1984), pero también por su papel en Perras callejeras (1985), la cara B de Perros Callejeros, dentro del cine quinqui de de José Antonio de la Loma.

    Tras aquella película, todo fue a peor y la muerte de su madre fue demasiado: "Entonces comenzó mi derrumbamiento. En ese momento hubiese necesitado un buen psiquiatra. Al día siguiente de la muerte de mi madre, no era capaz de encontrarme a mí misma. Me reía, y mi padre tuvo que abofetearme en varias ocasiones para hacerme llorar. Estuve abrazada al féretro y no dejaba que se lo llevasen".

    Quien fuera un icono para toda una generación de niños en España falleció trágicamente en septiembre de 1994, a los 31 años, tras una dura batalla contra el sida, una sepsis y una cirrosis hepática. Con motivo del aniversario de su muerte, Televisión Española (TVE), la cadena donde se forjó su fama, está preparando un documental que explorará su vida y legado, bajo la dirección de César Vallejo y Ángela Gallardo. Este proyecto tiene previsto estrenarse el 1 de diciembre, coincidiendo con el Día Internacional del Sida.

    El ascenso meteórico de Sonia Martínez en la pequeña pantalla, seguido por una estrepitosa caída, marcó un antes y un después en la televisión infantil. Sonia representaba un tipo de presentadora sin precedentes: una joven espontánea, cercana y atractiva que fascinaba tanto a niños como a adultos.

    Antes de su carrera televisiva, Sonia ya despuntaba en la natación, llegando a ser subcampeona de Castilla en 1983. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando debutó en la televisión. A pesar de su gran éxito, la presión de la fama y su carácter bondadoso y vulnerable la llevaron a un mundo que poco a poco la fue destruyendo.

    La pérdida de su madre en 1985 a causa de un cáncer desencadenó una profunda depresión en Sonia, que se agravó con la distancia emocional de su padre, quien rápidamente rehízo su vida sentimental. Este dolor la empujó a huir de su realidad, refugiándose en Nueva York en un intento de recomponer su vida. Pero a su regreso, aunque continuó con proyectos televisivos como En la naturaleza y una serie alemana, su carrera comenzó a desmoronarse cuando la revista Interviú publicó unas fotos en topless que no encajaban con la imagen infantil que representaba.

    A pesar de intentar retomar su carrera, el daño estaba hecho. Sonia se adentró en el oscuro mundo de las drogas, como confesó en una emotiva entrevista en el programa El día por delante. Fue la primera celebridad española en reconocer públicamente que era adicta a la heroína, algo que causó un gran impacto en la opinión pública.

    Un día aceptó una invitación para probar una raya de cocaína y se enganchó. Con el tiempo empezó a comprarla y consumirla también en días laborables. Se la relacionó con Cayetano Martínez de Irujo pero quien le gustó fue el futbolista Fede Castaños, con el que se fue a vivir a Burgos, donde trabajó en un gimnasio y dejó as drogas. Pero no definitivamente.

    Los últimos cuatro años de su vida transcurrieron entre recuperaciones temporales, recaídas en un pozo cada vez más profundo y apariciones en medios que abusaban de su vulnerabilidad para rentabilizar su drama. A finales de 1989, Sonia se casó por lo civil en una ceremonia a la que solo acudió la familia del novio, y a la vuelta de su luna de miel recibió una oferta para trabajar en Antena 3, pero su falta de fuerza de voluntad por abandonar las jeringuillas daría al traste con este proyecto. En marzo de 1990 recibió la noticia de que era portadora del VIH, y al poco se quedó embarazada de su hija Yaiza, quien nació con anticuerpos y síndrome de abstinencia. Durante el periodo de gestación, Sonia compartió techo con su suegra y descubrió que su marido bebía. "Lolo estaba todo el día fuera de casa o durmiendo, y casi siempre me dejaba sola", relató. "Poco a poco fui sintiendo que estaba perdiendo a Lolo. Comenzamos a salir juntos, acudíamos juntos a las revisiones médicas. Yo luchaba por evitar nuestro hundimiento. Pero una vez más, cuando yo pensaba que tenía completamente superado todo, volvimos a caer en lo que habíamos abandonado anteriormente tan solo hacía unos meses.

    Durante su embarazo recibió una llamada de José María Cano, de Mecano, que la había visto en un programa presentado por Pepe Navarro y se ofreció para ponerla llevarla a la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Pero Sonia no acudió a la FAD. Solo narraba su incomprensión y cómo la rechazaban por tener Sida: "No me dejan meterme en un gimnasio ni depilarme las piernas", dijo ella. El rechazo es angustioso. Parece que tienes lepra". Después de dar a luz se separó y después fue detenida por posesión de heroína. Tuvo que entregar a su hija a un centro de menores que se encargó de su tutela.

    El documental, que promete revelar aspectos desconocidos de su vida, contará con el testimonio de personas cercanas a Sonia, como su hermana Irene, su hijo Hugo (anteriormente Yaiza), Pepe Carabias, Nieves Herrero y otros que vivieron de cerca tanto sus éxitos como sus momentos más oscuros. Hugo, quien pasó gran parte de su vida en un centro de acogida, hablará sobre la complicada relación con su madre y el sufrimiento que ella experimentó debido a sus adicciones.

    El último año de Sonia fue una verdadera pesadilla. Vivía en la calle, desnutrida y con serios problemas económicos que la llevaron a vender sus anillos de boda para conseguir heroína. Sin embargo, en medio de tanta oscuridad, encontró algo de paz en José Luis, un funcionario que le ofreció cariño y ayuda en sus últimos días.

    Este documental pretende, no solo recordar a Sonia Martínez como la figura alegre y carismática que conquistó a los niños, sino también mostrar la complejidad de su vida, sus luchas y el trágico final que tuvo. Como ella misma confesó en sus memorias, "no puedo decir que no haya tenido suerte en la vida, sino que yo misma la he tirado por la ventana". Una historia de luces y sombras que, a través de este homenaje, invita a la reflexión sobre el peso de la fama y las consecuencias de la vulnerabilidad en un mundo que no siempre es amable con sus estrellas.