Televisión
Christian Gálvez cobraba sin trabajar, pero se "quejaba" a Mediaset por no darle un programa: "Quería ser útil"
- El presentador acaba de volver con 'Boom' después de un año fuera de pantalla: "No quería estar en la grada"
- Broncano da la batalla en TVE pero no puede con un Pablo Motos imbatible: este es el dato de audiencia de 'La Revuelta'
- Pablo Motos y Broncano expulsan del access a Carlos Latre, más hundido que nunca con un dato de audiencia jamás visto
David Saiz
Christian Gálvez lleva toda una vida en Mediaset. El presentador ha conducido alguno de los programas más exitosos, como Pasapalabra, y siempre ha estado protegido por un contrato de cadena que le permitía tener las espaldas cubiertas. Sin embargo, Gálvez ´no se conformaba con eso y pedía a la cadena que le dieran algún programa. Ha estado un año fuera de pantalla y ahora vuelve con Boom, uno de los grandes formatos de la televisión que ahora comienza una nueva etapa en Cuatro (de lunes a viernes a las 19.00) tras pasar por Antena 3. Hablamos con él en el FesTVal de Vitoria.
Has dicho que Boom es un proyecto muy especial porque es el primer programa que haces tras ser padre. ¿Hay una carga emotiva muy importante?
Vais a ver a un Christian feliz en todos los aspectos de su vida: feliz en el amor, feliz en el ámbito familiar, en el ámbito personal y ahora, gracias a Boom, también en el ámbito laboral. No voy a esconder que yo he presentado programas en malos momentos y te tienes que poner una especie de careta para simular que todo va bien porque en la tele todo tiene que ir bien. Pero ahora vais a ver es un Christian con mucha más luz.
Por televisión siempre se te vio muy feliz... ¿lo enmascarabas muy bien?
Yo en Mediaset he sido feliz siempre. Caiga quien caiga era más duro, pero en el momento en que empecé con concursos en Mediaset siempre he sido muy feliz. Pero hay momentos en los que no lo eres, porque la felicidad no es un estado sempiterno en el que siempre estás bien. A veces no puedes estar feliz, pero no solo por ti, porque tu madre está enferma... Pero ahora estoy pleno.
Boom llega a Cuatro después de pasar por Antena 3. ¿Sientes presión por estrenarlo en un momento especialmente delicado de audiencias en Mediaset?
La presión la tengo siempre. Pero yo creo que la tenemos todos. No la obsesión, que hay gente que sí. La presión la tengo en el momento que me dicen: 'Vas a hacer ¡Boom!, ¿quieres?'. Ahí ya tengo la presión, porque se trata de adaptarte a una nueva forma de trabajar, a un nuevo equipo, a una nueva mecánica que tienes que estudiar, que tienes que aprender porque desde el minuto uno no puedes dudar, no puedes zozobrar. La presión ya viene ahí. Lo de las audiencias es el pan nuestro de cada día. La presión es prepararse y salir ahí a defenderlo. También, en mi caso personal, la presión es demostrar o intentar demostrar que no estás oxidado.
Has estado un tiempo fuera de pantalla. Aunque la televisión tiene altibajos... ¿Cómo gestionas los vaivenes que da un sector tan inestable?
Mi parón sucedió hace muchísimos años. Estamos hablando del 2003 y luego me rescataron, entre comillas, con Caiga quien caiga. Desde entonces no paré de trabajar en la tele. Una cosa es ser presentador y otra es ser famoso. En el primer caso, el de presentador, la voluntad la pones tú, y en lo de famoso, la voluntad te la ponen los demás, es la etiqueta que se te cuelga. Pero dicho lo cual, es complicado. Sí que es verdad que, de hace un tiempo acá, yo me he vuelto mucho más espiritual y sé llevar las cosas de otra manera. Por ejemplo, desde septiembre del año pasado, cuando terminó 25 palabras, hice las Campanadas y grabamos Celebrity School, que de momento está en nevera. Esto no es nada, en un año es muy poco.
Yo me quejaba... a ver. No sé si tenía ningún derecho para quejarme, pero cuando estás en este mundo sabes que tarde o temprano te va a tocar un tiempo de barbecho. Lo han tenido todos, lo han tenido los más grandes y es verdad que, afortunadamente, yo no lo había tenido nunca, nunca había parado tanto tiempo. Incluso cuando terminó Pasapalabra, automáticamente se inventaron un formato que funcionó muy regular. Y luego más o menos me he ido colocando. Sí que es verdad que durante todo este periodo de tiempo yo demandaba hacer cosas, es una necesidad personal de sentirte útil. Además, yo soy hiperactivo.
¿Qué te decían en la cadena?
'Espera, espera, que cuando tengamos algo...'. Pero esto es como cuando eres adolescente y te dice tu pareja que vamos a darnos un tiempo. Y piensas: '¿Un tiempo es una semana o 15 años? ¿Un tiempo para ti es lo mismo que para mí?' El proceso de incertidumbre es muy complicado. Y cuando la cadena dijo 'ya lo tenemos' fue porque estaban esperando a lo más gordo para dármelo. De todos modos, estoy agradecido y me siento afortunado, porque en este tiempo he podido escribir, he criado a mi bebé y ahora lo compagino muy bien con mi mujer, y estoy trabajando en un formato que me enamora.
¿El hecho de tener un contrato de cadena no te da tranquilidad?
Sí, claro. Yo llevo con un contrato de exclusividad con Mediaset muchísimos años. Pero no se trata de tener un contrato de exclusividad y tener una nómina asegurada, tú quieres ser útil. O sea, si amas el trabajo... Yo, que soy muy futbolero, yo no quiero ser Beckham cuando estaba con Capello. Yo no quiero estar en la grada. En el banquillo sí, porque ahí en cualquier momento puedes salir.
Que te paguen sin trabajar debe ser traumático...(Risas)
(Risas). El problema es que si te pagan por no trabajar y dentro de un año tienes que renovar, ya no vales lo mismo. Ahí viene el drama. Yo pienso a medio y a largo plazo.
Este tiempo que has estado fuera de pantalla ha coincidido con el cambio de dirección en la cúpula de Mediaset. ¿Te dio miedo de que dejasen de contar contigo?
No, no, no especialmente, no. Además, yo tenía una relación muy buena con Paolo [Vasile]. Se podía hablar cara a cara con él. Es verdad que en 14 años le llamé tres veces y las tres veces hablamos y se solucionó todo. Que nunca hubo un problema sino de decirle: "Oye, mira, me preocupa esto" u "oye, me gustaría hacer esto". Además, durante la pandemia, incluso hacíamos reuniones con la productora con videollamadas y la verdad que muy bien. Luego me dijeron quién era el nuevo consejero delegado, quién se iba a hacer cargo, y la primera vez que vi a Alessandro [Salem] fue en unos desayunos en Mediaset. Se acercó y me dijo que le encantaban mis estudios de Leonardo da Vinci. Pensé: 'Hostia, es un tío al que le gusta la cultura, un tío que se preocupa por la gente que tiene alrededor, por la gente que va a defender su línea editorial o lo que él cree en la manera de hacer televisión'.
Y no, no me dio ningún miedo. No tenía que ver con el cambio [de directiva], porque, que yo sepa, no tengo nada que temer como presentador. Quiero decir, que tampoco soy un presentador muy versado en política, o un activista social en una determinada causa que sea problemática para la cadena. Yo participo con FEDER, con la Federación Española de Enfermedades Raras, con Paco Lobatón en la Fundación Europea por las personas desaparecidas, que no son objeto de conflicto con nada de lo que hago. Entonces no, no especialmente. De hecho, yo renové con Alessandro. Mi último contrato se firmó con Alessandro ya en el mando. Entonces, en el momento en el que ya apuestan por una continuidad con determinadas personas yo estaba tranquilo. Lo que pasa es que luego tiene que venir el formato, que somos muchos y que se está buscando una programación competente.
¿Por qué Boom no lo haces con tu productora, Fenix Media?
Porque mi productora nunca tuvo Boom. Los derechos los tenía Mediacrest. Además, una cosa es que yo tenga participación y me encargue de investigación y desarrollo en Fénix Media, pero yo no trabajo exclusivamente, ni quiero trabajar exclusivamente, para Fénix Media. Yo soy presentador de Mediaset y mi summum y mi máxima es ser presentador de Mediaset para todas aquellas productoras que tengan productos interesantes y para todos aquellos directivos, en este caso, que decidan que Christian Gálvez tiene que presentar este programa con esta productora. Si tuviésemos que depender de mí para Fénix Media, sería una responsabilidad que yo no querría. Entonces, ahora mismo en Fénix Media estamos en otras cosas, más allá de los concursos estamos con documentales, y Mediacrest tiene una larga experiencia al hacer concursos y lo hace muy bien.
Fénix Media está ahora detrás de Socialité. ¿Cómo ha sido ese trasvase con La Fábrica de la Tele?
No sé cómo contarte, porque yo no me encargo de esa parte. Ha sido un cambio de rumbo y ya está. Seguimos trabajando y respetando los mismos equipos. Se sigue haciendo, es un encargo bonito, porque permite producir y permite mantener la empresa, además de otras producciones. Yo es que el corazón no lo trabajo ni lo consumo, pero hay un equipo maravilloso que sigue haciendo las cosas muy bien. Tenemos a dos presentadores que defienden el formato como Dios. Era difícil defender un formato que venía de ser un formato de... autora, por decirlo de alguna manera, y está bien defendido. También es verdad que, dentro del corazón, se está llevando con otra línea. Ni mejor ni peor. Otra línea. Pero no estoy muy versado en el mundo Socialité.
Has citado antes Caiga quien caiga, que va a regresar a Mediaset. ¿Te han propuesto presentarlo?
Si te lo contara, tendría que matarte [risas]. Es verdad que hablo con la productora y tal, pero nunca he preguntado por el formato. Siempre he dicho que creo que ha sido un programa muy necesario durante los últimos años y ahora no sé si es un programa necesario y peligroso al mismo tiempo, porque la situación está a nivel político complicada y no sé si es más necesario que nunca, o no. No lo sé.
¿Te gustaría volver a formar parte de él si te lo ofrecen?
A mí me gustaría formar parte de Mediaset. Si me llaman para Caiga quien caiga, yo me quedo con ¡Boom!. Si me piden compaginar, pues tendré que valorarlo, pero me quedo con ¡Boom! porque lo amo y segundo porque amo mi vida personal también. Yo le quiero dedicar muchas horas y bien a mi trabajo, pero a mi vida personal también. A mi me gustaría, más allá de diversificar o duplicar trabajo, que renovaran ¡Boom! durante mucho tiempo.