Las actrices Carmen Flores y Teresa Quintero revelan los secretos de Simona y Candela, las cocineras de 'La Promesa'
David Saiz
La Promesa es la serie del año, el éxito inesperado y, ahora mismo, el auténtico pilar de la parrilla de TVE. porque da estabilidad a su programación con unos resultados extraordinarios en la franja de tarde, muy por encima de la media de La 1. La ficción ha llegado a rebasar el 14% y se ha convertido en un dolor de cabeza de Ana Rosa Quintana y Sonsoles Ónega.
"No nos esperábamos este éxito", confiesa Teresa Quintero (Candela). "Cuando te sale una serie diaria, te pones muy contenta. Pero es que esto se ha convertido un auténtico fenómeno. Estamos felices porque, además, tiene una factura estupenda, el equipo es maravilloso y no podemos estar en mejores manos". "El trabajo de actriz es muy complicado y cuando llegas a una serie así supone tener estabilidad", apunta en la misma línea Carmen Flores Sandoval (Simona) en un encuentro con varios medios, entre ellos Informalia. "Además, tenemos unos personajes que nos van como un traje a medida y, encima, al público le está gustando" .
¿Habéis notado ya el efecto de la popularidad por la calle?
C: Sí. Yo estoy su contenta porque a mí la gente me dice: 'Eres más joven, más guapa y más delgada' (risas).
T: Ni que decirte yo, con los pelos que tengo en la vida real. En La Promesa salgo con la raya en medio y todo recogido. Cuando me suelto la melena, todo el mundo dice: '¡Pero, bueno, eres tú!'.
¿Habéis tenido alguna anécdota con fans que os hayan reconocido en algún momento curioso?
C: A mí me pasó en Semana Santa, me fui a un balneario y pensé que con el gorro de baño y las gafas no me iban a reconocer, pero sí, porque el target era de 75-80 años. Entonces, estaba en el jacuzzi y una mujer empezó: 'Sí, sí, eres tú, te has cambiado el gorro de cocinera por el de baño'. Y en verano entré en una tasca y pusieron la novela y me reconocieron todos. '¡Que está aquí la cocinera!', empezaron a decir. También unos italianos en la Gran Vía de Madrid, porque allí también están emitiendo La Promesa.
T: Yo estuve de vacaciones en las Azores y me reconocían por la calle los españoles.
¿Qué tiene de especial La Promesa para que haya tenido tanto éxito?
T: Es una historia de mujeres y aquí somos nosotras las que movemos el cotarro, porque también hemos estado mucho tiempo calladas. Son las mujeres las que cuentan la historia y las que se movilizan.
C: Sí, es cierto que siempre ha habido series en las que la protagonista era una mujer que volvía, en este caso, por un tema de venganza, de saber qué pasó con su familia. Pero aquí hay otras muchas mujeres con papeles muy fuertes. Eso sí, la tecla del éxito no sabemos cuál es.
¿Cómo es el ritmo de trabajo en La Promesa? ¿Cuánto tiempo tenéis para estudiar los guiones?
T: Nos lo dan con tiempo, con unas dos semanas. Pero no son dos semanas que estamos sin hacer nada, sino que en ese tiempo estamos grabando lo anterior. Por lo tanto, tenemos que aprovechar los momentos libres para ir adelantando y estudiando.
C: Sí, es cuestión de planificarse. Al principio nos costaba más, pero ahora la mente ya va más rápida. También es cierto que, claro, nos lo dan dos semanas antes, pero a veces nos lo cambian porque alguien está malo o no ha podido grabar... Te dicen: 'Lo que tenías el viernes de la semana que viene, lo haces mañana'. Entonces, te empiezan a caer los sudores.
¿Hasta qué punto os permiten improvisar en una secuencia?
T: Lo tenemos que pactar con el director.
C: Tenemos que respetar el texto, pero una vez lo decimos, solemos seguir improvisando un poco más, pero eso a veces lo meten y otras veces no.
¿Cómo os lleváis vosotras que tenéis que pasar tanto tiempo juntas?
T: Tenemos una relación muy parecida a la de Simona y Candela.
C: Los personajes están muy a medida. O sea, ninguna es cocinera profesional, pero sí nos parecemos en el carácter. Esta cosa que tiene Simona de maternal, de ayudar, de poner a la gente en su sitio, sí que la tengo yo. Y ella [Teresa] también es un poco como Candela: 'Venga, esto lo hacemos así, lo hacemos asá'.
En el tema de la cocina, ¿vosotras veníais con algo ya aprendido de casa?
C: A mí me gusta cocinar, pero a nivel básico, de casa. Me he ido fijando en cosas para el personaje. Por ejemplo, Simona prueba la comida siempre en la mano, como mi abuela. Me acordé de cómo lo hacía ella y se lo añadí al personaje. Por eso siempre Simona lo prueba en la piel y no en la cuchara.
T: Mi personaje, como la pobre no cocina muy bien, pues tampoco... Mejor, eso que me quito (risas).