Alessandro Salem contrata a Laura Bozzo para escapar de la telebasura: ¿y quién es esta señora?
Martín Alegre
Alessandro Salem dijo que cambiaba la telebasura por algo amable y familiar pero ha sustituido a Belén Esteban por Laura Bozzo. Fulminó el universo Sálvame y en su lugar este verano ha elegido un producto que genera la mitad de audiencia, aunque más cochambroso. Para colmo, mantiene a Jorge Javier Vázquez en pantalla, a diario.
El verano de Mediaset ha sido y es un desastre sin precedentes y el otoño va perfilando algunas de sus grandes apuestas para salir del hoyo. Sabemos que Ana Rosa Quintana adelanta una semana su regreso, previsto inicialmente para el 25 de septiembre, y que viene fuerte, con mucho presupuesto, sorpresas y que por supuesto se pasará por el arco de triunfo aquello que cacareó su jefe, Alessandro Salem, cuando dijo que en Telecinco por la tarde no se hablaba de política. Eso también tendrá que tragárselo el italiano.
También llegarán los Cuentos Chinos de Jorge Javier, la baza que les queda a La Fábrica de la Tele, los creadores de Sálvame, para sostenerse en la nueva Mediaset. Pero por lo que vamos viendo de nombres de colaboradores, tipo Susi Caramelo, Anabel Alonso, Germán González o Celia Villalobos, el formato que competirá con Pablo Motos huele a pan ácimo. También está el Gran Hermano VIP de Marta Flich, que llega, de momento, con Laura Bozzo, paradigma mundial de la telebasura.
Mediaset apuesta en 2023 por un zigzag ético que le llevó a intentar blanquearse cancelando a Sálvame para cambiarlo por un Sálvame sin gracia ni sentido, nada eficaz. La televisión familiar de Salem nos ha traído este verano un rosario de fracasos como Me resbala, Mía es la venganza o La vida sin filtros, con personajes que convierten en televisión de arte y ensayo lo que hacían Belén Esteban, Kiko Matamoros o Rafa Mora.
El CEO del grupo, Alessandro Salem, en su intentona por cerrar las vías de agua que están hundiendo un barco que ya comenzaba a sumergirse con los últimos estertores de Paolo Vasile, se quiere olvidar del Código Ético al rescatar el formato Gran Hermano tras el abuso sexual cometido en la edición anónima de 2017 y nutrirlo con supuestos 'VIP' como la peruana Laura Bozzo.
Ni el peor de los frikis utilizado en los últimos años por Crónicas Marcianas, Hotel Glam o Sálvame pueden equipararse al subterráneo nivel ético que maneja Bozzo, que colecciona escándalos, de su Perú natal a México pasando por los Estados Unidos.
Resurrección de un cadáver mediático
La amarillista periodista de 71 años estaba muerta mediáticamente hasta que el año pasado, apareció agresiva y operadísima en la versión latinoamericana de 'GH VIP', 'La casa de los famosos'. En este reality show de Telemundo coleccionó polémicas, 'dio juego' y se postuló para ser fichada por otros formatos de telerrealidad como el español.
Los espectadores olvidaron las cercanías de Bozzo con un dictador como Alberto Fujimori. La relación se producía a través de la mano derecha del encarcelado dirigente, Vladimiro Montesinos, amante de la periodista según varios medios peruanos.
Fujimori acabó en prisión tras ser condenado a seis años de prisión por un delito que admitió, el allanamiento de la casa de la mujer de Montesinos, Trinidad Becerra, que guardaba pruebas de la corrupción del jefe de su marido y aguantaba los rumores que relacionaban a su novio con la periodista más polémica del Perú, Laura Bozzo.
"La loca a la que le persigue el escándalo", tal y como se describe a la periodista, ya coqueteó con Telecinco años atrás: en el 2000 visitó Crónicas Marcianas, que tanto chapoteaba vía zapping en los montajes que lideraba la Bozzo.
Y en 2006 a punto estuvo de liderar un espacio de testimonios, pero Paolo Vasile vio los pilotos y tumbó el proyecto al no estar convencido de que lo peor de la televisión latinoamericana fuese a ser del gusto no de los espectadores, sino de los anunciantes.
Vida y milagros de la Bozzo: de la extrema izquierda a sus afinidades con el fujimorismo
Laura Bozzo venía bendecida de cuna 'pijoprogresista'. Nieta de un acaudalado empresario, hija de un ingeniero y sobrina de un exministro progresista del presidente Fernando Belaúnde. Su familia le orilló hacia posturas de izquierdas: comenzó a trabajar para el Gobierno, se convirtió en regidora del Consejo Provincial de Lima por el ultraizquierdista Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos, e incluso optó a dar el salto al Congreso en 1995 al presentarse contra una fuerza que rivalizaba con el dictadorzuelo Alberto Fujimori, hacia el que en un primer momento se mostró crítico.
Lo hizo desde su tribuna televisiva del espacio Las mujeres tienen la palabra, que entre 1994 y 1998 conquistó a la audiencia. En este tertulia destacaba la 'panelista' Bozzo, que en 1998 se independizó con su propio proyecto, Laura en América.
Este hit, al que le siguieron Laura en acción, Laura de todos, Laura sin censura o ¡Que pase Laura!, arrasó en audiencias y se granjeó buenas críticas por el supuesto periodismo social que encarnaba abordando temas como la violencia doméstica, las drogas o el alcoholismo eran denunciadas por la estrella.
Pero poco a poco la celebrity comenzó a quedarse sin maquillaje a cuenta de denuncias por apostar por el amarillismo, contratar a actores, provocar peleas en plató, llevar a pobres para ridiculizarlos al grito de "¡Que pase el desgraciado!" o utilizar a niños.
No le ponía impedimentos Fujimori, dicen las malas lenguas que por su relación con Montesinos, hasta que el dictador cayó en el 2000 y poco después, en 2002, la Fiscalía Anticorrupción de Perú acusó a la periodista de haber recibido tres millones de dólares de una red de corrupción liderada por el propio Montesinos.
Bozzo, que estaba dando el salto internacional con su Laura en América hacia USA gracias a Telemundo, fue arrestada en su domicilio y tiró de imaginación al montar un plató en su casa para emitir sus programas en Estados Unidos.
Sin pisar las cárceles de Perú, la periodista saltó a México para arrasar en la TV Azteca y Televisa hasta que el Gobierno local le acusó de supuesta violación de los derechos de los menores que acudían a su programa.
Bozzo, a la que le han negado la entrada en los Estados Unidos y ha estado perseguida por la Interpol, está muy mal vista en su tierra porque aprovechó un terremoto en la ciudad de Pisco para inventarse que había rescatado a una niña bajo los escombros.
Todos estos líos han provocado que le fueron retirados títulos como el Doctorado Honoris Causa que le había otorgado el Claustro Académico Universitario y el Centro Universitario Inglés de México: "Ella produce en su programa anti-valores, resalta la agresividad y eso está en contra para tomarse en cuenta para un reconocimiento de Honoris Causa que no está avalado por la Secretaría de Educación. No podemos caer en cartones falsos", denunciaron.
En 2021 Bozzo siguió rematando su escaso prestigio al haber vendido un inmueble embargado por el Servicio de Administración Tributaria de México. En un primer momento intentó solventar el escándalo huyendo del país, pero finalmente solventó la deuda de 13 millones de pesos.
Madre tardía
Bozzo no quiere bajarse de la polémica. Lo ha hecho como colaboradora de los debates de La casa de los famosos en 2023 y asegurando que ha adoptado a una chica transexual de 29 años. "Wendy Guevara es mi hija. En serio. Ya está adoptada", afirmó en junio.
Guevara, por su parte, ha cobrado protagonismo en Televisa al asegurar que se niega a someterse a una vaginoplastia. "A mí no me gustaba mi cuerpo. Pero ahora no pienso cortar mi órgano reproductor masculino. Me gusta como soy. Me siento diferente", señala.