El día que Vasile llamó al orden a Jordi González y su opinión sobre el código ético de Mediaset: "No creo en la censura"
Informalia
Jordi González se ha convertido en una de las principales apuestas de TVE. Además de presentar Lazos de sangre, el periodista también se hará cargo de un nuevo programa que La 1 emitirá por las tardes a partir de la próxima temporada. La Plaza competirá contra los espacios de Sonsoles Ónega (Antena 3) y Ana Rosa Quintana (Telecinco).
El periodista ha terminado en la cadena pública después de años ligado a Mediaset, un grupo audiovisual del que salió de forma silenciosa tras anunciarse hace un par de años que se tomaría un año sabático. En esos momentos todavía estaba Paolo Vasile al frente de la emisora. González explica cómo fue su relación con el mandamás italiano. "Ni de amor, ni de odio. Fue una relación muy cordial y educada. En casi 25 años me llamó solamente una vez la atención. Fue porque permití en La noria que Jimmy Giménez Arnau se burlara de la Virgen María. Vasile me llamó el lunes al despacho y me dijo: '¿Tú has pensado que entre nuestros accionistas hay personas católicas? ¿Es necesario ofender a los accionistas?'. Me di cuenta de que era verdad. No hace falta tolerar la ofensa. Todo ha cambiado mucho. ¿Te imaginas ahora un programa que se llamara Moros y cristianos?", explica en una entrevista en El País.
Las cosas han cambiado mucho desde que Vasile no está en Mediaset. Los nuevos directivos han puesto en marcha una nueva programación y han establecido un código ético de obligado cumplimiento para sus trabajadores. "Es una empresa privada. Mediaset no me cuesta dinero, así que puede hacer lo que desee. Yo no lo haría. No creo en la censura, aunque sí en la autocensura", explica González sobre esta nueva norma. "La gente con la que trabajas tiene que ser de tu confianza. Y si confías tampoco necesitan un manual de instrucciones para trabajar", manifiesta.
El periodista también se pronuncia sobre la situación profesional de antiguos excompañeros, como Carlota Corredera, que recientemente explicó que su salida de la televisión se debía a su enérgico posicionamiento hablando de violencia de género en prime time. "Carlota me dirigió en el programa TNT y siempre he tenido muy buena relación con ella. Sus razones tendrá para creer eso, pero muchas otras personas han hablado de esos asuntos en televisión en los últimos tiempos y no han desaparecido de televisión", comenta. Sobre Ana Rosa Quintana, que lamentó las críticas que recibe por su posicionamiento político, afirma lo siguiente: "Dice sentirse molesta porque se le considere derecha mediática. No hay nada de malo en ese término. Uno es libre de ser de derechas. Lo malo sería si te consideraran derecha antidemocrática. Lo que sí es cierto es que un político no puede regañar a un periodista. El sinvergüenza de Pujol salía con cosas como el latiguillo: 'No, eso hoy no toca'. Era una forma muy zafia de negar el derecho de los periodistas a preguntar".
Vasile pidió a Jorge Javier que usase gafas porque "tenía cara de hijo de puta"
Cuando se le pregunta por la gran influencia de las redes sociales, también en la televisión, González cree que son "un campo de minas". "El primer damnificado, si hablamos de lesiones que te pasan factura, fue precisamente Jorge Javier cuando dijo que Sálvame era 'un programa de rojos y maricones'. Fue un comentario irónico que pagó en su momento porque su frase se reprodujo en internet fuera de contexto. Sin demonizar internet, todo eso de las audiencias sociales es bullshit. Si un directivo de televisión toma decisiones en función de los trending topics, creo que está equivocado. Twitter no solo está sobrevalorado a nivel financiero, también a nivel de influencia".
Sobre Jorge Javier, González también se pronuncia al rememorar una anécdota con Paolo Vasile, quien pidió al presentador catalán que usase gafas a pesar de estar operado de la vista. "Se operó la miopía y, cuando fue a presentar Aquí hay tomate sin gafas, Vasile le dijo que se las pusiese porque tenía cara de mala persona y de hijo de puta", rememora. "Tiene que ser tremendo ahorrar para que te metan un láser en el ojo y que te digan eso".