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Quién es Susie Wiles, la única mujer presente en la "situation room" cuando Trump ordenó arrasar las centrales nucleares iraníes

Susie Wiles y Trump, en una imagen de archivo

Sara Tejada

El pasado sábado —domingo en España— la Casa Blanca divulgó una serie de imágenes históricas que captaron el momento exacto en que Donald Trump supervisaba una operación militar de enorme impacto estratégico: el bombardeo selectivo de instalaciones nucleares iraníes. En la renovada "Situation Room", entre generales de alto rango, asesores de inteligencia y estrategas veteranos, destacaba una única figura femenina: Susie Wiles, jefa de Gabinete del presidente y una de las personalidades más influyentes del actual Ejecutivo estadounidense.

A sus 68 años, Wiles se ha convertido en la figura civil más poderosa del entorno presidencial. Su presencia en la sala —donde se tomaban decisiones de vida o muerte, en tiempo real— no fue un mero gesto simbólico, sino la evidencia de que su voz tiene un peso definitivo en la toma de decisiones más trascendentales. Dicen que Wiles se ha consolidado como el contrapunto sereno y eficaz a Trump.

Susie Wiles representa un tipo de liderazgo que rara vez trasciende al ámbito público. No concede entrevistas, no participa en tertulias, no cultiva una imagen personal. Pero es, en todos los sentidos, una arquitecta del poder. A diferencia de otras figuras políticas que han ocupado cargos similares, Wiles ejerce desde la sombra una influencia decisiva sin buscar protagonismo. Quienes la conocen de cerca destacan su calidez, su capacidad de organización y su habilidad para mantener la calma incluso cuando todo parece al borde del colapso. "No necesita levantar la voz para hacerse escuchar", dicen de ella en los pasillos de la Casa Blanca.

Una estratega con la habilidad poco común de guiar al líder más impredecible del mundo sin imponerle, sin confrontarle públicamente, pero también sin dejar que se desvíe de su curso. La imagen de aquella mujer sola, entre decenas de hombres de uniforme y poder, marca un momento simbólico en la política estadounidense. No solo por lo que representa en términos de igualdad, sino por lo que revela sobre el verdadero eje de poder en la Casa Blanca de Trump. Allí, en la 'Situation Room', no estaba simplemente la jefa de Gabinete. Estaba la mujer que lo mantiene todo en pie.

La estratega silenciosa que conquistó a Trump

Susie Wiles no llegó hasta allí por casualidad. Curtida en décadas de batallas políticas dentro del Partido Republicano, ha sido pieza clave en la maquinaria electoral del expresidente desde su primera campaña. Fue ella quien orquestó, casi en solitario, la estrategia de Trump en Florida en 2016, uno de los estados más codiciados del país. Y fue también quien lideró su retorno al poder en 2024, al frente de una campaña que pasó de ser desordenada y caótica a convertirse en una máquina de precisión política.

Conocida por su templanza y su agudeza, Wiles ha sido descrita por colegas y adversarios como una mujer imperturbable, meticulosa y ferozmente leal. Apodada por algunos como la "dama de hielo", nunca pierde los nervios, incluso en los momentos de mayor presión. Lejos del foco mediático, su influencia se construye desde el control absoluto del mensaje, la logística implacable y una discreción que contrasta con el estilo exuberante del presidente al que asesora. Analistas políticos norteamericanos aseguran que es la única persona que puede corregir a Trump sin que este reaccione con ira. "La escucha con atención. Le dice lo que necesita oír, no lo que quiere oír. Y él la respeta por ello", afirman desde dentro del Ala Oeste.

El desafío a Elon Musk

Un episodio reciente ilustra bien el peso específico de Wiles dentro del universo Trump. Durante los meses posteriores a la reelección, Elon Musk —el dueño de Tesla, que en los últimos años ha intentado moldear el discurso político desde sus plataformas digitales, buscó influir directamente en la agenda del presidente. Se trataba de una propuesta que, de haberse aceptado, habría trasladado parte del aparato comunicacional del presidente a manos privadas. Wiles frenó en seco aquella maniobra. En una reunión privada, alertó al presidente sobre los riesgos de permitir que figuras externas, por carismáticas o poderosas que fueran, manejaran la narrativa institucional de la Administración. "Nadie ajeno debe controlar nuestra línea estratégica", habría dicho, según fuentes del entorno. Y Trump, en una decisión poco habitual, dejó a Musk fuera de esa discusión. Fue una victoria silenciosa, pero con consecuencias duraderas. "Esa fue una batalla que ganó Susie", reveló un alto funcionario. "Y fue también una declaración de principios: en esta Casa Blanca, el poder no se terceriza".

Una figura clave en la "sala de los problemas"

La renovada "Situation Room" —remodelada en 2023 bajo la presidencia de Joe Biden con un coste de 50 millones de dólares— sirvió como escenario para una de las decisiones más polémicas del segundo mandato de Trump. Las imágenes distribuidas muestran una sala minimalista, con tecnología de vanguardia, pantallas envolventes y un diseño que busca facilitar la deliberación rápida y eficaz. En medio de esa escenografía sobria, Wiles aparece sentada cerca del presidente, siguiendo atentamente las palabras del presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine. Trump, en su ya característica gorra roja con el lema Make America Great Again, se inclina en un momento sobre el respaldo de la silla de Wiles, gesto que para muchos simboliza la confianza que deposita en ella. Mientras otros asesores gesticulan o consultan documentos, Wiles permanece inmóvil, con una expresión de intensa concentración. No hace falta que hable mucho: su presencia basta para señalar que las decisiones fundamentales no se toman sin ella.