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Las confesiones de Ainhoa Arteta a Iker Jiménez tras seis días en coma inducido: "Sé que no morimos, estaba como suspendida"


Informalia

Ainhoa Arteta nunca olvidará el verano de 2021, cuando vivió la experiencia más traumática de su vida. La cantante sufrió una sepsis que se complicó a partir de un cólico nefrítico, lo que la llevó a pasar diez días en la UCI del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Seis de ellos los pasó en coma inducido. A raíz de la septicemia, tuvo que ser amputada de dos dedos para salvar su vida, un hecho que cambió su vida para siempre. Lo contó este domingo en Cuarto Milenio.

La soprano, de 60 años, acudió al programa de Iker Jiménez para relatar su experiencia cercana a la muerte. "Cuando me llevaron a la UCI en helicóptero, lo primero que escuché es que tenían que intubarme", avanzó en el plató, y añadió: "Todo esto me ocurrió en un estado en el que estaba, prácticamente, muerta. Si alguien no se lo cree, no pasa nada, pero igual puedo ser vehículo para quien sí".

"A mi familia le dijeron que me quedaban tres horas, que cuando el corazón, que era lo único que funcionaba, se parase, pues no aguantaría más", explicó la de Tolosa. Las medidas a las que recurrieron para salvar su vida fueron extremas: "Soy alérgica a la penicilina, pero acabaron usándola".

El medicamento le permitió remontar, pues ayudó a que los órganos recuperaran poco a poco su actividad. Según la artista, en ese momento volvió "a la vida". "Estaba como feliz, pero recordaba que había estado en un lugar donde había silencio absoluto", avanzó. Su experiencia dejó atónito al presentador.

"Yo estaba como suspendida, y era oscuro, pero con muchas luces como una galaxia", describió. "No sentía dolor y era feliz, aunque veía a mis hijos y la gente que me quería llorando, pero les decía que estaba muy bien", añadió. "Sé que no morimos, el alma es eterna, no os puedo decir dónde va", terminó su anécdota.

La cantante de ópera, que pasó por este grave episodio poco después de contraer la Covid-19, desarrolló otros problemas de gran envergadura tras el ingreso: "Consecuencia de la intubación y lo que viví tengo lo que llamo heridas de guerra en las manos y pies y entenderás que hoy mi prioridad es cuidarme y sanarme entera y del resto me da igual lo que digan o dejen de decir", contó tras dar a conocer su hospitalización.

Estos problemas de salud llegaron además tras conocerse la ruptura con el jinete guipuzcoano Jesús Garmendia, con quien vivía de alquiler en La Moraleja, en Madrid.