Gente

Paloma San Basilio se confiesa con Beatriz Cortázar sobre la muerte de su hermana: "Su pérdida fue brutal"


Beatriz Cortázar

Está en plena gira de despedida sobre los escenarios pero está disfrutando al máximo de todo lo que está viviendo en un año que no le va a dejar tiempo para aburrirse. Los conciertos se llenan y Paloma San Basilio entiende que ha llegado la hora de emprender nuevos caminos. A finales de año se meterá de lleno en la obra que ya escribe José Luis Rubio y que será su versión sobre la Dulcinea, pero antes apura los días para hablar de su nueva novela, Uxoa, el secreto del valle, un homenaje a su difunta hermana que ejerció de segunda madre y que le ha dejado con un sentimiento de orfandad que sólo el quehacer de estas páginas ha podido apaciguar.

P: Confieso que me he empapado su novela casi de un tirón y eso que ronda las 400 páginas. Es un homenaje a su hermana y a sus raíces, a su dolor, las ausencias, a su familia…

R: Cuando eres la pequeña de cuatro hermanos, y con mucha diferencia de años y todavía tienes a tus padres, a tu abuela, a todos en casa te sientes tan protegida... Como si nunca te fuera a pasar nada. Mi familia era muy especial y mi sensación es que siempre iban a estar ahí. Vives en el mundo de yupi hasta el día en que empiezan a faltar. Mi madre murió pronto, cuando yo tenía 30 años, y estaba en el estreno de Evita. De pronto, se van todos, pero quien siempre estaba ahí era mi hermana Maite, un ser absolutamente maravilloso y muy maternal hasta el punto que fue mi segunda madre, la que siempre me acompañó. De ahí que su pérdida fuera brutal. Primero empezó con el Alzheimer, esa sensación de que ese ser empieza a no ser el mismo, de que ya no tiene su vitalidad, su amor por la vida. Es cuando tienes que encajar que ya no está como estaba pero la ves que se pinta los labios y la tienes. Después, por culpa de la maldita pandemia se fue y no me lo podía creer. Mi sensación era la de una cometa a la que le han soltado el hilo, porque mi hogar era Maite. Siempre estaba conmigo. Ella se sentía protegida por mí y a la vez me arropaba. Era una relación muy bonita. Cuando se fue noté la sensación de soledad que nunca había tenido hasta entonces. Ya no hay nadie más. Se me cae la casa encima. Ya no me da el beso de por las mañanas, ya no está en el aeropuerto esperándome cuando regresaba de viaje y me llenaba de abrazos… Era un ser con muchísimo amor y siempre aglutinaba. Recordaba todas las anécdotas de la familia. Con su muerte el sentimiento fue brutal. Así nació esta novela. Me refugié en el caserío que tengo en Navarra y empecé a escribir. Esas paredes de piedra tan antiguas siento que me acogen y me dan el calor que ya no tenía. Y ahí empiezo a contar una historia que tiene que ver con la pérdida y con la búsqueda, todo vinculado a lo que me habían dicho los antiguos dueños sobre una boda que se celebró en ese lugar, en 1605.

P: Uxoa es Paloma en euskera y estas páginas tienen todo de usted, más del alma que del cuerpo. ¿Ha sentido tras su pérdida que su hermana sacrificó parte de su vida por estar siempre a su lado?

R: Mi hermana vivió mucho a través de mí pero jamás noté ninguna sensación de que ella tuviera el más mínimo resquemor. Ella me adoraba, venía conmigo, en los conciertos era la primera que se levantaba y aplaudía. Estaba tan orgullosa de mí y me tenía tanta admiración y cariño que en ningún momento hubo ese sacrificio aunque sí pienso que vivir tanto a través de mí posiblemente le robó un poco de su propia vida.

P: ¿Lo hablaron alguna vez?

R: No, pero cuando empezó con el Alzheimer empezó a salir algo. Por ejemplo, si alguien me decía guapa, te soltaba un "y yo qué". También se hizo más descarada y llamaba guapos a los hombres porque la enfermedad la hizo más lanzada. Creo que había una pequeña espinita, porque ella tuvo sus relaciones pero ninguna llegaron a buen puerto. Por eso creo que en esa etapa aparecían reacciones que igual estaban en el subconsciente. Descubrí que una parte de ella estaba dormida, posiblemente porque era muy familiar y le gustaba sentirse protegida. Nunca pensó en hacer su carrera porque tenía claro que iba a estar conmigo y podía tener una vida maravillosa. En el fondo, era como una niña, pero nunca tomó decisiones de mujer independiente o de asumir responsabilidades. Ella estaba conmigo y yo me ocupaba de todo. Estoy segura que hubiera sido una madre maravillosa.

P: Supongo le ayudó mucho cuando nació su hija Ivana.

R: Ni te imaginas. Con mi hija y mi nieto. Les traía sus galletas, sus caprichos, perdía los papeles por ellos. Evidentemente delegué mucho en ella con mi hija y eso es complicado porque una madre es una madre. Teníamos muchos años de diferencia ya que me llevaba doce y en esa época era un salto porque había más barrera generacional. Tener a mi madre y hermana cuando tuve a mi hija fue fundamental para poder dedicarme a mi carrera. Sin ellas no hubiera dedicado mi vida a cantar ya que me hubiera buscado un trabajo para poder ocuparme de mi hija. Lo que también es verdad es que, por mi trabajo, me he perdido muchas cosas de Ivana que ahora estoy recuperando.

P: Dice que está de retirada pero tiene más proyectos.

R: Me despido de las giras de conciertos porque creo que después de 50 años ya es hora. Me voy en un momento bueno, con una gira que incluso yo me sorprendo con los teatros llenos y muchísimo cariño de la gente. Llega el momento de abordar otros proyectos. Ya tengo la idea para otro libro, voy a volver al teatro con una obra que prepara Juan Carlos Rubio. El 21 de noviembre estrenaremos en Santander y seré la Dulcinea, de la que nunca se ha contado mucho y por eso creo que es una desconocida. Me encanta la actuación y me gusta aprender y por eso me voy a meter de lleno.

P: ¿Con esta novela cree que ya ha superado el duelo?

R: En esa casa está la vida resumida de mi familia. El paisaje que ves desde las ventanas hace que te reconcilies con la naturaleza y te consuela mucho. Ahí descubrí que de mis ruinas emocionales tengo que reconstruir la casa que en el fondo soy yo. Tengo que quitarle las telarañas y darle amor. También es un homenaje a mis padres, a mi barrio de Chamberí…

P: ¿Quién es hoy su apoyo? ¿O ya no lo necesita?

R: He conseguido reconstruir mi espacio, porque cuando vives con alguien hay una parte de ti que la dejas para que se ocupe el otro. Con su ausencia hay que reconstruirse y como pienso que somos seres circulares y no necesitamos una media naranja si te trabajas por dentro eres un ser completo. Hoy de mi familia solo tengo a mi cuñada y mis sobrinos y te aseguro que no necesito mucha más gente.

P: Suele decir que la pareja está sobrevalorada.

R: Creo que no es necesaria la pareja y eso que puede ser maravillosa pero tambien una simple costumbre con muchas carencias. A veces es más por miedo a la soledad, pero creo que puedes ser pleno sin nadie al lado o por lo menos no de una manera constante. Soy muy independiente y me he creado mi mundo con pocos pero buenos amigos y me gusta ser capaz de generar mi propia vida y es algo que hago desde niña.

P: ¿Y usted se ha sacrificado por no dejar a su hermana al margen?

R: Cuando he tenido pareja mi hermana siempre estaba ahí y eso no era negociable. Por eso no tiene la culpa de que yo no tengo pareja. Creo que es más por mi manera de ser o porque no he encontrado a lo mejor una persona que realmente me parezca estupenda para compartir todo. He tenido parejas y ha estado bien en su momento, pero ya. Hoy me gusta conocer gente, pero de otra manera, compartir experiencias y vivencias, pero no necesito a alguien en concreto para mi espacio.

P: ¿Cómo se lleva con la soledad?

R: Bien. Los filósofos alemanes decían que el hombre es un ser solitario en el mundo y tenían bastante razón. Creo que somos seres bastante solitarios. Te pones a analizar a las personas y cuánto pensamiento íntimo hay que no se comparte, cuántos secretos, cuántos momentos en los que estamos con alguien pensando en todo lo contrario de lo que estamos hablando… Tenemos una vida propia tan fuerte que si la atiendes y valoras y le das su espacio, te das cuenta de que necesitas muy poco, que la soledad es una forma natural de ser. Es enriquecedora porque te obliga a esforzarte para compensar lo que otras personas te podían aportar. Creo que la soledad es una conquista. La soledad no deseada es una condena, pero son dos formas distintas de soledad.

P: Es una apasionada de los viajes.

R: Hasta el punto que disfruto haciendo la maleta cosa que todo el mundo detesta. Me encanta el ritual de pensar lo que voy a llevar, lo que necesito, lo que haré.

P: ¿Hoy con quien viaja?

R: Esta gira la estoy haciendo con mi hija Ivana, que también canta. Realmente ha sido la impulsora de estos conciertos y estamos recuperando el espacio que no hemos compartido. Es una es una maravilla porque en algunos momentos ya vuelve a ser la niña. Incluso compartimos la habitación del hotel porque me encanta y queremos estar juntas. ¿Sabes lo que es después de tantos años volver a tenerla tan cerca todo el tiempo? Es un regalo enorme.