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La doble vida de Daniel Sancho antes del asesinato: Edwin Arrieta planeaba dar un paso junto a su amor
Informalia
El caso de Daniel Sancho y Edwin Arrieta es una historia de excesos, secretos y tensiones acumuladas. Lo que comenzó como una relación marcada por el deseo, el lujo y la diversión terminó en uno de los crímenes que ha conmocionado a la opinión pública. Después de la condena del español a cadena perpetua y mientras llegan los recursos, el hijo de Rodolfo Sancho paga en una espantosa cárcel tailandesa por el asesinato y descuartizamiento del médico, las investigaciones continúan para esclarecer los detalles de un vínculo que se desarrolló entre el deseo de una vida en común y la resistencia de quien no estaba preparado para asumir ese compromiso.
La relación entre el chef madrileño y el cirujano colombiano no solo implicaba sentimientos, sino también inversiones económicas y un cambio de estilo de vida que finalmente derivó en un trágico desenlace. Daniel Sancho y Edwin Arrieta compartieron momentos de opulencia en Baleares. Navegaron juntos en un velero entre Ibiza a Formentera. Ambos disfrutaban a solas pero Daniel dividía su tiempo repartiendo días con su panda de amigos (y amigas): fiestas privadas a bordo de un yate alquilado con sus íntimos, un aventura amorosa con una guapa influencer, al margen de su novia Laura, y ratos con el cirujano que casi nadie conocía. Los más cercanos a Daniel sabían de su existencia pero no como una relación del hijo de Rodolfo Sancho sino como un socio inversor.
Daniel disfrutaba con la comida de gran nivel: visitaba restaurantes exclusivos tanto con su abuela Noela como con Edwin cuando estaban juntos. También con Laura, la joven con la que salió casi un lustro y que acaba de cumplir 30 años esta semana.
Daniel no solo comía de lujo: vivía de lujo. Disfrutaba a menudo de alojamientos de alto nivel en sus viajes. El periodista y escritor Joaquín Campos, autor de un libro sobre el suceso, asegura que Sancho era asiduo a las mejores discotecas y locales, habitual en los eventos nocturnos más selectos. El nieto de Sancho Gracia llevaba un ritmo de vida que se intensificó tras conocer a Arrieta gracias a la ingente contribución económica que el cirujano colombiano le aportaba, aparentemente mezclado con una relación sentimental que ningún amigo conocía ni sospechaba siquiera.
El paparazzi Sergio Garrido ha investigado los lugares frecuentados por Edwin Arrieta y su amigo Daniel. Confirma que pasaron varios días a bordo de un velero de lujo fondeado en la Playa de las Salinas. Testimonios indican que en ese barco, cuyo alquiler con tripulación podía alcanzar los 20.000 euros semanales, se llevaban a cabo interminables "fiestas donde el LSD y el alcohol eran protagonistas". Asegura que las mañanas transcurrían en un ambiente de resaca y celebración continua, mientras que las compras en supermercados se limitaban casi exclusivamente a bebidas alcohólicas. La relación entre ambos no estuvo exenta de tensiones. Durante una de sus estancias en el barco en Ibiza, testigos citados por el programa Fiesta aseguran que una fuerte discusión casi terminó con los dos en el agua. Este episodio fue solo un anticipo de los conflictos que se desarrollarían más tarde y que culminarían en Tailandia.
Un cambio de vida impulsado por Edwin Arrieta
Desde que conoció a Edwin Arrieta, Daniel Sancho experimentó una transformación en su estilo de vida. Fuentes cercanas al cirujano colombiano citadas en el espacio que presenta Emma García este domingo aseguran que este influyó en las decisiones del chef, alentándolo a alejarse de la vida nocturna de Madrid para establecerse en Barcelona. La intención de Arrieta era crear un nuevo entorno para Daniel Sancho, alejándolo de sus antiguas amistades, a las que consideraba una "mala influencia". Prueba de esta intención fue la búsqueda de vivienda y local comercial en Barcelona, emprendida por Arrieta meses antes del crimen. Según la documentación analizada, el cirujano contrató en mayo de 2023 los servicios de un abogado en España para gestionar una "pareja de hecho" con Sancho y encontrarle un lugar donde vivir y trabajar. El plan incluía la apertura de un restaurante o, incluso, una clínica en la ciudad condal.
Inicialmente, el proyecto de inversión contemplaba Madrid, pero posteriormente Arrieta cambió su estrategia hacia Barcelona. Durante su relación, se estima que el cirujano invirtió al menos 260.000 euros en la vida y negocios de Sancho, según sostiene el abogado que representa a la familia del médico asesinado. Además, las fiestas en Ibiza, el alquiler de barcos y las cenas en restaurantes de prestigio sumaban facturas elevadas que solo Arrieta podía permitirse gracias a su exitosa carrera como cirujano. Lo que no han dicho en Fiesta es que Daniel, al margen de su aventura balear con Arrieta, semanas antes de asesinarlo, estuvo en la misma zona una semana con varios amigos en otro velero.
Uno de los aspectos más reveladores del caso es que, mientras Sancho vivía su vida con secreto total más que ambigüedad respecto a la relación, Arrieta tenía planes concretos para consolidarla. El cirujano no solo proyectaba un futuro profesional para Sancho en Barcelona, sino que también deseaba formalizar su vínculo sentimental estableciéndose como pareja de hecho.
Se ha documentado que Arrieta planeaba oficializar la relación en septiembre de 2023, con la intención de establecer un futuro conjunto en España. Sin embargo, testigos cercanos a Sancho afirman que él desconocía estos planes. Se cree que la revelación de este compromiso no deseado, sumado a la presión económica y emocional que Arrieta ejercía sobre él, pudo haber sido un factor determinante en la escalada de tensiones que culminó en el crimen. Según las investigaciones, el madrileño y el colombiano tenían planeado un evento simbólico en Tailandia, en el que, bajo la luna llena, sellarían su compromiso en privado. Sin embargo, para Sancho, esta situación pudo haber representado una imposición más que una elección propia.
Uno de los elementos más intrigantes de la historia es la doble vida que llevaba Daniel Sancho. Aunque su círculo más íntimo conocía su vínculo empresarial con Arrieta, muchas personas en su entorno desconocían la naturaleza exacta de la relación. Incluso su supuesta ex novia, mencionada en diversas ocasiones durante la investigación, parecía ignorar ciertos aspectos de la vida del chef.
Sabemos ahora que existía una empresa común entre Sancho y Arrieta, pero ni los más allegados sabían de su relación más allá de los negocios. Sin embargo, la presión de mantener las apariencias y la dependencia económica que Sancho tenía con el cirujano podrían haber sido factores clave en el trágico desenlace.