El dolor de Marisol: arropada por sus hijas y centrada en su huerto tras la muerte de su último gran amor

Firme a su promesa de apartarse de la vida pública, Marisol lleva décadas disfrutando de una vida discreta, sencilla y centrada en su familia. Vive en su Málaga natal como una mujer anónima, donde disfruta de una rutina que nada tiene que ver con la que definió su juventud. Coincidiendo con el fin de año, reapareció con sus seres queridos por el 50 cumpleaños de su hija, María Esteve, y hace unos días fue vista pasando tiempo con sus amigos.

Semana ha publicado este miércoles fotografías de Pepa Flores pasando tiempo con sus amigos en su ciudad natal. Agarrada del brazo de uno de ellos, se deja ver compartiendo risas y confidencias. Para la querida cantante son su refugio, ese lugar seguro que también encuentra en sus hermanos, Enrique y Vicky; sus tres hijas, María, Celia y Tamara; y sus tres nietos.

La artista, que el pasado 7 de febrero recibía los 77 años, no se olvida de su último gran amor. Massimo Stecchini falleció repentinamente hace algo más de un año, lo que fue un duro golpe para ella, que llevaba enamorada de él desde hacía 35 años. Este batacazo incidió más si cabe en el retiro autoimpuesto de la niña prodigio de España.

La cantante se retiró de la vida pública cuando tenía 35 años, y desde entonces sus apariciones han sido contadas. Ni siquiera apareció cuando, en 2020, le concedieron el Goya de Honor, y eso que ese año la ceremonia se celebró en Málaga. Fiel a su decisión de retirarse, tampoco acudió.

La nueva vida de la malagueña sigue centrada en las pequeñas cosas, como ella misma llegó a asegurar. Sigue viviendo en La Malagueta, donde hace planes con amigos y recibe la visita de su hermana Vicky, su otra gran compañera de viaje y persona incondicional.

De tanto en tanto se traslada al huerto que compartía con Massimo Stecchini en Moclinejo, a 30 kilómetros de Málaga, donde el italiano recolectaba productos frescos para elaborar los platos de su restaurante.