Teresa Urquijo y Almeida recibirán al bebé que esperan en una nueva casa: mudanza de Tetuán a Chamberí
Informalia
En la vida de José Luis Martínez-Almeida ha habido varias sorpresas. Que llegara a la alcaldía de Madrid fue una de ellas. Que se casara con Teresa Urquijo fue otra. Pero que ahora anuncien que serán padres es algo que, en cierto modo, ya se podía prever. Siempre hay un momento en el que la vida empieza a tomar un rumbo definitivo, a estructurarse con la lógica de las cosas que suceden porque tienen que suceder.
La historia de Teresa Urquijo y José Luis Martínez-Almeida no es más que la confirmación de algo que siempre estuvo escrito: la vida sigue su curso, el destino de cada uno se va cumpliendo con una lógica inevitable: un anuncio de embarazo o un cambio de aires al muy madrileño elegante (y caro) barrio de Chamberí.
La mudanza la han anunciado ellos mismos en sus redes sociales, como se hace ahora con los acontecimientos trascendentales, con la naturalidad de quien deja caer una noticia sin darle demasiada solemnidad. «Pronto seremos tres en la familia», han dicho. Y con eso ha bastado para que los titulares se encarguen del resto. La llegada de un hijo cambia muchas cosas. Entre ellas, la casa en la que se vive. El matrimonio ha decidido mudarse. Atrás quedará el piso en el que Almeida ha llevado su soltería con discreción y donde han convivido desde la boda. Ahora buscan algo más grande en Chamberí, un barrio donde las fachadas hablan de otro tiempo, donde todavía hay cafés con molduras doradas y librerías con escaparates de madera envejecida. En esa zona, rodeados de familias de apellido compuesto y rostros familiares de la política madrileña, encontrarán su nuevo refugio.
Chamberí es un barrio de paseos tranquilos y de conversaciones en las terrazas que nunca acaban, de parques con columpios donde los niños aprenden a moverse entre sombras de árboles centenarios. Será allí donde empiecen esta nueva etapa, en una casa que quizás tenga el silencio suficiente para las primeras noches en vela y la calidez que requiere la llegada de un nuevo miembro a la familia. Teresa Urquijo pertenece a ese linaje que no necesita presentación. La estirpe se lee en los nombres y se respira en la educación. Su abuela, Teresa de Borbón dos Sicilias, es prima del Rey Juan Carlos I, y su familia ha sabido siempre mantenerse en ese equilibrio entre la tradición y el presente, entre la aristocracia que preserva sus apellidos y la modernidad que exige tener un título universitario y un buen puesto de trabajo. Teresa estudió Derecho y ADE en ICADE, pasó por Filipinas, Reino Unido y México, y desde hace unos años trabaja en Merlin Properties, una de esas empresas donde el sueldo mínimo es más que suficiente para una vida desahogada. Se ha hecho su propio camino, aunque el destino siempre le ha sido favorable. No necesita la herencia, pero sabe que está ahí, como una red que nunca llega a tensarse porque no hace falta.
El alcalde que encontró su refugio
Para Almeida, que cumple 50 esta primavera, Teresa, que tiene 28 años, lo es todo. Así lo ha dicho él mismo en alguna entrevista. "Cuando veo a Teresa es tranquilidad. Es mi refugio en la vida". Y no es difícil imaginarlo. Para un hombre que ha hecho de la política su territorio y de la ironía su coraza, encontrar una certeza en medio del vértigo de los debates y las tensiones de despacho debe de ser un alivio. La suya ha sido una vida de discursos y de números, de plenos y reuniones interminables. Pero en algún momento se abre una puerta, se cruza una mirada y todo lo demás pierde un poco de importancia. Eso, en definitiva, es lo que significa construir una casa en común, mudarse a un nuevo barrio, preparar la llegada de un hijo. Encontrar un lugar donde se puede estar sin necesidad de explicarlo todo. El bebé nacerá en una familia donde nada ha faltado nunca. Su madre tiene un apellido ilustre y una carrera brillante; su padre ha alcanzado el poder sin perder la sonrisa. Tendrá una habitación luminosa en una casa espaciosa, en un barrio donde las calles son anchas y los árboles antiguos.