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TVE pone a Maestro Joao a comentar la llegada de la princesa Leonor a Tenerife: de la excelencia informativa a la telebasura reciclada


    Informalia

    La televisión pública española, que supuestamente ha de buscar el rigor y la calidad en sus contenidos, está atravesando un cambio de rumbo que ha generado una oleada de críticas. La reciente inclusión de Lydia Lozano y Maestro Joao, antiguos colaboradores del universo Sálvame, como comentaristas de crónica social en TVE, y la purga de los anteriores especialistas, ha encendido el debate sobre el uso que se le está dando a un medio financiado por los contribuyentes. Su gran tarea este viernes ha sido narrar la llegada de la princesa Leonor a Tenerife a bordo del Juan Sebastián Elcano. La noticia no ha pasado desapercibida y plantea interrogantes serios sobre el futuro de la televisión pública.

    TVE no siempre ha sido un referente de la televisión de calidad, pero se supone que ha de proponer programas que ofrezcan información seria y entretenimiento respetuoso con la inteligencia del espectador. Sin embargo, la llegada de colaboradores con una larga trayectoria en programas como Sálvame representa un giro preocupante. ¿Qué mensaje transmite este cambio? ¿Está la televisión pública abandonando su compromiso con la calidad en favor de las fórmulas más simples y efectistas de la telebasura con la excusa de hacer una TV que llegue a más gente?

    ¿Una purga de calidad?

    Otro de los aspectos controvertidos es que este giro hacia un modelo más populista parece haber llegado acompañado de una 'purga' de colaboradores de reconocido prestigio en TVE. Periodistas y analistas con años de experiencia y un enfoque profesional han sido desplazados para dar paso a figuras mediáticas cuya relevancia se construyó en el circo mediático de Telecinco. Es difícil no preguntarse si esta estrategia obedece a un intento de elevar la audiencia a cualquier precio, sacrificando la credibilidad y la identidad de TVE en el proceso.

    El fichaje de personajes como Maestro Joao, que se ha incorporado este viernes, puede tener sentido desde una lógica puramente mercantilista: atraer a una audiencia acostumbrada al estilo desenfadado y escandaloso de la antigua Telecinco, que hoy paga años de televisión fast TV. El precio que se paga es alto. La televisión pública no debería competir en el mismo terreno que las cadenas privadas enfocadas en el espectáculo por el espectáculo, sujetas a una cuenta de resultados, sino apostar por contenidos de calidad que enriquezcan al espectador.

    Además, la ironía no pasa desapercibida: mientras Telecinco intenta distanciarse del modelo Sálvame tras su cancelación (a duras penas), TVE parece dispuesta a recoger ese testigo. Este movimiento no solo parece mal calculado desde el punto de vista de la imagen pública, sino también como estrategia a largo plazo. ¿Puede la televisión pública permitirse perder su identidad en el intento de ganar una porción del pastel de audiencia?

    Una decisión que enciende el debate público

    El hecho de que esta transformación esté liderada por el actual número 2 de TVE, antiguo directivo de La Fábrica de la Tele (productores de Sálvame), no hace más que alimentar las críticas. Parece claro que su visión está impregnada de las dinámicas y prioridades que definieron una época de Telecinco marcada por los escándalos. Y aunque nadie discute el carisma de Lozano o la personalidad estrafalaria de Maestro Joao, es legítimo cuestionar si su perfil es adecuado para una televisión pública. Por tanto, no es de extrañar que este viernes no hayan comentado nada respecto a Leonor y su llegada a Tenerife pese a estar en el plató. No es de extrañar, por tanto, que quienes se supone que están ahí para comentar la crónica social no hayan dicho una palabra del tema, porque hubiera resultado grotesco en La 1.

    El giro hacia un modelo más populista en TVE refleja una falta de dirección preocupante en la gestión de la televisión pública. La audiencia merece una programación que respete su inteligencia y su derecho a recibir contenidos informativos y de entretenimiento de calidad. En lugar de importar modelos desgastados de cadenas privadas, TVE debería reforzar su identidad y apostar por innovar sin sacrificar los valores que han hecho de esta cadena un referente durante décadas.

    La llegada de Lozano y Maestro Joao podría ser un síntoma más de una enfermedad mayor: el abandono de la excelencia en favor de lo fácil y lo barato. ¿Está TVE traicionando su esencia? La respuesta no solo está en los despachos, sino también en los hogares de todos los ciudadanos que financian con sus impuestos una televisión pública que, más que nunca, parece alejarse de su verdadero propósito.