Muere Luis de Lezama, sacerdote, periodista y fundador del Grupo Lezama y la Fundación Iruaritz Lezama
- Ha fallecido en la Clínica Universidad de Navarra
Informalia
Este sábado 11 de enero, a las 17:00 horas, falleció el sacerdote, periodista y empresario Luis de Lezama Barañano en la Clínica Universidad de Navarra, en Madrid, tras haber recibido los Santos Sacramentos. Su capilla ardiente será instalada el lunes 13 de enero a las 10:00 horas en la Parroquia de Santa María la Blanca, en la calle Monasterio de Oseira de Madrid, donde también se celebrará la misa corpore in sepulto a las 19:30 horas.
Luis de Lezama, conocido por su destacada trayectoria como periodista, sacerdote y visionario en el ámbito educativo y hostelero, deja un legado profundamente marcado por su compromiso con la juventud, la innovación y el servicio a la comunidad.
Una vida marcada por el servicio y la superación
Nacido en 1936 en Amurrio, una pequeña localidad del País Vasco, Luis de Lezama creció en el seno de una familia humilde. Desde joven mostró una vocación por el servicio, lo que lo llevó a trasladarse a Madrid para iniciar estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar. Fue ordenado sacerdote en 1962, desempeñándose en parroquias de Chinchón y Vallecas, donde recibió el sobrenombre de "el cura de los maletillas" por su dedicación a jóvenes toreros.
Además de su vida pastoral, De Lezama estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid, especializándose en radio, televisión e imagen. Durante su carrera como periodista, trabajó para la agencia EFE y otros medios como la Cadena SER y la COPE. Su destacada labor le valió en 1972 el Premio Internacional Ondas.
A lo largo de su carrera periodística, Luis de Lezama cubrió acontecimientos internacionales de gran relevancia, como la Guerra de los Seis Días en 1967, durante la cual fue herido en los Altos del Golán. También realizó importantes entrevistas, como la que sostuvo con Golda Meir, primera ministra de Israel, y fue testigo de la tragedia aérea de la selección uruguaya de rugby en los Andes.
Un pionero en hostelería y educación
Luis de Lezama encontró su verdadera vocación en la ayuda a los jóvenes marginados. En los años 70, fundó el Albergue de la Juventud en Vallecas, un espacio para la reinserción social de jóvenes a través del trabajo comunitario. En 1974, estos mismos jóvenes participaron en la creación de la Taberna del Alabardero, que sentó las bases del Grupo Lezama, un proyecto que fusionó su misión social con la excelencia gastronómica.
El Grupo Lezama creció hasta convertirse en una referencia internacional en hostelería, con 22 establecimientos en ciudades como Madrid, Sevilla, Marbella, Washington y Seattle. Entre ellos destacan la Taberna del Alabardero en Washington, situada cerca de la Casa Blanca, y el Café de Oriente, en Madrid.
En 1993, fundó la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla, que ha sido reconocida como una de las mejores de Europa. Este compromiso con la formación profesional también lo llevó a desarrollar programas educativos en línea y a establecer sucursales en México y Miami, consolidando su impacto en el ámbito internacional.
El Colegio Santa María la Blanca: un modelo de innovación educativa
En 2006, el cardenal Antonio María Rouco Varela invitó a De Lezama a establecer una parroquia en el barrio madrileño de Montecarmelo. Sin embargo, él propuso un enfoque diferente: crear un centro educativo basado en un sistema innovador. Así nació el Colegio Santa María la Blanca, que en 2009 introdujo el Proyecto EBI (Educación Basada en la Interioridad), una metodología que fomenta la personalización del aprendizaje y el uso de nuevas tecnologías para el desarrollo de competencias emprendedoras.
Este proyecto educativo recibió reconocimiento internacional, destacando como uno de los más innovadores del mundo. Ha sido implementado en centros públicos de España y en países como República Dominicana y Estados Unidos, consolidando a De Lezama como un referente en el ámbito educativo.
Un legado de impacto global
La vida de Luis de Lezama fue un ejemplo de cómo la fe, la innovación y el compromiso social pueden transformar vidas. Su capacidad para unir su labor pastoral con la creación de oportunidades educativas y laborales para miles de personas lo convirtió en un visionario.
La Fundación Iruaritz Lezama, que creó para dar soporte jurídico y financiero a sus proyectos sociales, continuará trabajando en la formación de jóvenes y en la expansión de sus iniciativas educativas y hosteleras.
Luis de Lezama no solo fue un sacerdote y empresario, sino un hombre profundamente comprometido con la dignidad y el desarrollo humano. Su historia, que comenzó en una pequeña localidad vasca, se transformó en un legado que ha llegado a miles de personas en todo el mundo.
Su fallecimiento marca el fin de una vida ejemplar, pero su obra perdurará como testimonio de su visión y dedicación. Descanse en paz.