Gente

María Dolores de Cospedal disfruta de su primer Fin de Año de soltera: "En casa es donde mejor se está"

Cospedal y su ex marido

Informalia

En estas fechas, cuando la luz de los adornos se confunde con el frío de diciembre, María Dolores de Cospedal ha hecho de su hogar el epicentro de una nueva etapa. Atrás quedan quince años de matrimonio con Ignacio López del Hierro, una relación que terminó con una elegancia poco frecuente en estos tiempos: sin escándalos, sin terceros nombres en la sombra. "Efectivamente, me he separado", dijo la exministra con la firmeza de quien sabe que cerrar una puerta no significa renunciar a todo lo que hay detrás de ella.

El 2024 fue para Cospedal un año de reestructuración personal. El anuncio de su separación, por "desavenencias en la convivencia", como ella misma lo definió, llegó sin alharacas, con esa sobriedad que ha sido siempre su bandera. Aceptó el cambio como una pieza más del engranaje de la vida, como si la política —ese mundo en el que los reveses son el pan de cada día— le hubiera preparado para los giros inesperados del corazón.

Ahora, con la Navidad a la vuelta de la esquina, Cospedal afronta estas fiestas desde una perspectiva renovada. "Voy a pasar la Navidad con mi familia", declaró en el Rastrillo Nuevo Futuro de Madrid hace unas semanas, dejando entrever que, a pesar de los cambios, la solidez de su círculo más íntimo sigue intacta. "En casa, con los tuyos, es donde mejor se está", añadió con una sonrisa que, según dicen, no ha perdido ni un ápice de su brillo. Dos días antes de Nochebuena, Cospedal fue vista en el Corte Inglés de Goya, elegante como siempre, cargando bolsas que probablemente contenían los ingredientes para una cena navideña hecha a medida de su renovada realidad. Lejos quedan las imágenes oficiales de su etapa como presidenta de Castilla-La Mancha, encendiendo el árbol navideño del Palacio de Fuensalida, rodeada de niños y tazas de chocolate caliente. Ahora, la escena es más íntima, más sencilla, pero igual de contundente.

La exministra no se ha permitido abandonar ese aire de distinción que siempre la ha caracterizado. En cada paso que da, desde sus compras en Madrid hasta sus apariciones públicas esporádicas, queda claro que la ruptura no ha sido una grieta, sino una transición. A pesar de la atención mediática que despierta, Cospedal sigue fiel a su discreción. Su vida privada nunca ha sido un espectáculo, y no piensa cambiar ahora. En cambio, ha decidido volcarse en su trabajo, una constante que la ha acompañado en todas las etapas de su vida. Su carrera como abogada es ahora su principal foco, aunque los ecos de su trayectoria política aún resuenan.

Recientemente, lanzó el Instituto de Liderazgo Político, un proyecto que combina formación y visión de futuro, y que demuestra que su ambición profesional sigue tan viva como siempre. Este instituto no solo es un escaparate de su experiencia, sino también un guiño a los ideales que ha defendido durante toda su carrera: la preparación, el esfuerzo y el liderazgo como motor del cambio. En estas primeras navidades de soltera, el hogar de Cospedal se convierte en un refugio donde la introspección y la familia tienen el protagonismo. Quizá haya en su árbol un adorno que le recuerde los años pasados, pero también habrá espacio para los símbolos de los nuevos comienzos.

No hay señales de que esté buscando el amor otra vez, pero tampoco parece cerrada a ello. Por ahora, todo apunta a que la exministra está disfrutando del silencio después de la tormenta, del orden después del caos. Y si algo ha dejado claro es que, más allá de las rupturas, las crisis y los titulares, hay una esencia que permanece intacta. El 2025 comienza con una María Dolores de Cospedal en plena transformación. Consciente de los cambios, sí, pero también fortalecida por ellos. Aunque esta sea la primera Navidad sin su compañero de tantos años, no hay en ella rastro de amargura, sino un paso decidido hacia el futuro. Porque al final, como ella misma dijo, "en casa es donde mejor se está". Y su casa, este año, no solo es un lugar físico, sino también una metáfora de su renovada fortaleza.