Mamá, ¿Qué será lo que tiene Tánger?: el sueño africano de José Bono es el regalo por su 74 cumpleaños
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Informalia
En la colosal magnitud de su vida pública y privada, José Bono ha sido siempre un hombre de giros y vueltas. Este 14 de diciembre, al cumplir 74 años, el que fuera presidente de Castilla-La Mancha y presidente del Congreso, y ministro de Defensa de Zapatero se enfrenta a un momento que podría resumir toda su existencia: un hombre que no solo ha vivido intensamente los vaivenes de la política española, sino también aquellos de una relación familiar compleja y una sorprendente metamorfosis personal. Y entre todo ello, su última debilidad parece ser Tánger, la ciudad africana que le ha robado el alma, o al menos, el corazón.
El destino político y personal de José Bono
Nacido en 1948 en la pequeña localidad de Salobre, Bono mostró desde su juventud una profunda devoción por la justicia social. Su infancia marcada por la pérdida de su madre a los 15 años, fue la chispa que encendió sus sueños de convertirse en sacerdote. Sin embargo, su vida lo llevó por otros caminos. Estudió Derecho, se unió al bufete de Enrique Tierno Galván y, en 1977, la matanza de Atocha fue el momento que, según él mismo ha contado, lo empujó a involucrarse de lleno en la política. Fue en el PSOE donde su figura se consolidó, alcanzando el corazón del poder, primero como presidente autonómico y luego como presidente del Congreso.
Sin embargo, su vida personal también tiene una historia que contar. En 1980, se casó con Ana Rodríguez, una mujer guatemalteca que fue su compañera inseparable hasta su separación en 2010. Cuatro hijos tuvieron juntos, pero a pesar de la distancia física, Bono ha reconocido públicamente la influencia fundamental de Ana en su vida, afirmando que fue su "compañera, su amante, su mujer y su apoyo". Un testimonio de la solidez de una relación que trascendió las dificultades.
El giro hacia Marruecos: de enemigo a amigo
Si algo define la figura de José Bono, es su capacidad para cambiar de opinión con una rapidez que deja a más de uno boquiabierto. Su relación con Marruecos es el ejemplo más claro. En 2010, en el contexto de una tensión diplomática creciente entre España y el reino alauí, Bono no dudaba en afirmar que Marruecos no era un país "amigo". Sin embargo, el paso del tiempo y los cambios políticos en España, especialmente con el gobierno de Pedro Sánchez, han hecho que Bono revise por completo su postura.
Hoy, el expresidente del Congreso se muestra ante los medios afirmando que las relaciones entre España y Marruecos están en su "punto más alto". Lo que antes era un "no me caes bien" ha dado paso a un "somos los mejores amigos". Una contradicción, sí, pero también un reflejo de la agilidad política de Bono, quien ha sabido adaptarse a los tiempos que corren. Su discurso sobre Marruecos, como muchos otros en su carrera, sigue la regla de la política: lo que ayer era una declaración rotunda, hoy se convierte en una nueva narrativa adaptada a las circunstancias.
Tánger, la nueva pasión de Bono
Si hay algo que refleja el giro más reciente en la vida de José Bono, es su relación con Tánger. La ciudad marroquí, antes un simple nombre en su agenda, ha adquirido una relevancia inesperada en su vida. Bono no solo ha adquirido allí una residencia; ha transformado su relación con la ciudad en un emblema de su renovación personal. No es un simple apartamento lo que posee, sino una mansión de lujo, una pieza arquitectónica que refleja su confort y su éxito.
Tánger, esa ciudad que en su juventud veía como una especie de Lejano Oeste en el mapa de las relaciones internacionales, se ha convertido en el rincón soñado de Bono. La mansión, que se erige como una joya inmobiliaria, es ahora el refugio del exministro, un espacio donde se resguardan no solo sus éxitos políticos y económicos, sino también su deseo de evasión y disfrute. Tánger, convertida en un destino turístico de lujo gracias al impulso del rey Mohammed VI, es el lugar donde Bono ha encontrado un nuevo sentido de vida, alejado de los focos de Madrid y más cerca de las luces doradas de África.
El imperio empresarial y la fortuna de José Bono
Como hombre de negocios, José Bono ha sabido diversificar sus intereses con la misma destreza con la que se movía en los pasillos del poder. Desde hípicas hasta empresas inmobiliarias, pasando por consultoras y energías renovables, Bono ha edificado un imperio empresarial que, aunque no siempre ha sido rentabilizado a gran escala, refleja su capacidad para adaptarse a nuevos campos. La joya de su fortuna es, sin lugar a dudas, la Hípica de Toledo, aunque este negocio no es el que le ha proporcionado mayores beneficios.
De igual manera, sus otras empresas, como Ahorros Familiares Saja SL y Joasa 2012 SL, también forman parte de este entramado económico que, junto a su diversificación de activos por valor de 5,8 millones de euros, ha consolidado a Bono como un hombre de negocios con una posición financiera destacada. Aunque la rentabilidad de algunos de sus proyectos sigue siendo incierta, lo cierto es que Bono ha sabido mover sus fichas de forma hábil, transformando su vida en un relato de éxito, tanto en lo personal como en lo económico.
El regalo del 74 cumpleaños: Tánger, el sueño africano
Este 14 de diciembre, José Bono celebra su 74 cumpleaños con la tranquilidad de quien sabe que ha recorrido un largo camino, lleno de giros, cambios de rumbo y decisiones inesperadas. Y en este día, no cabe duda de que Tánger, su nueva pasión africana, es uno de los regalos más preciados que le ha dado la vida. Ese sueño africano, que hace pocos años parecía distante, ahora se erige como el símbolo de su renacimiento, un lugar donde el hombre político, el empresario y el soñador se encuentran en armonía. Tánger, esa ciudad que antes solo imaginaba, ahora es su refugio. Y al parecer, es el mejor regalo que podría recibir en su 74 cumpleaños.