Gente

Las desgarradoras palabras de Antonio Matos, viudo de Caritina Goyanes, tres meses después de perder al amor de su vida


    Informalia

    En la vida hay días que dejan marcas, instantes en los que el tiempo se congela y la realidad golpea como un vendaval que arrasa todo a su paso. Para Antonio Matos, el verano de 2024 fue uno de esos momentos. La pérdida de Caritina Goyanes, con solo 46 años, su compañera, su amiga, su amor incondicional y madre de sus dos hijos, dejó un vacío tan insondable como una galaxia. Sin embargo, a tres meses de esa despedida tan cruel como inesperada, Antonio nos habla desde un lugar de fortaleza y resiliencia, aunque la herida sigue abierta.

    "La vida no te deja alternativa", confiesa en Hola con palabras que rebosan sinceridad y emociones entremezcladas. "Tienes que seguir adelante, porque si no, te hundes".

    El legado de Caritina

    SixSens, el catering que Caritina fundó hace más de dos décadas, es ahora el epicentro del universo de Antonio. Allí, entre fogones, bandejas y listas interminables de eventos, se libra una batalla silenciosa: honrar la memoria de Cari sin que el dolor le robe fuerza.

    "No fue una decisión, fue… la vida. Lo di por hecho desde el minuto uno: debía continuar con el legado de Cari. SixSens era su segunda familia", explica en el semanario.

    Hablar de SixSens es hablar de Caritina en esencia pura. Su intuición, su energía inagotable y su capacidad para soñar en grande dieron forma a un proyecto que, en los años 2000, era revolucionario en España. Ella convirtió el concepto de wedding planner en algo más que un anglicismo exótico; lo tradujo en experiencias únicas, personalizadas y sofisticadas. Para Antonio, tomar las riendas de ese sueño fue algo natural, aunque estuviera lejos de ser sencillo.

    "Es como una orquesta que se ha quedado sin director… Pero en la que todos tocan fenomenal", dice, con una mezcla de orgullo y humildad. "Mi papel ahora es apoyarles, ayudarles a que sigan adelante".

    El peso de la ausencia

    La ausencia de Caritina es un vacío constante, pero también un recordatorio de cuánto llenaba su vida y la de los suyos. "Ella vivía a mil por hora", recuerda Antonio. Y aunque la intensidad de su trabajo robaba a veces momentos familiares, el amor que Cari sentía por su familia nunca estuvo en duda.

    El contraste entre su vitalidad y la fragilidad de la vida humana es uno de los temas que sobrevuela toda la conversación. Antonio, que ha tenido que ponerse al frente no solo del negocio, sino también de una familia que incluye a sus dos hijos adolescentes, se enfrenta al desafío de aprender a delegar, una lección que su mujer había comenzado a interiorizar poco antes de partir.

    "Cari empezó a darse cuenta de que no podía con todo", confiesa. Y ese entendimiento, aunque tardío, fue una lección que hoy Antonio toma como una brújula para evitar quedar atrapado en el torbellino del trabajo.

    El consuelo de la familia

    En esta nueva etapa, la familia ha sido un ancla. Caritina madre, viuda también desde hace pocos años, y Carla, la hermana de Cari, han sido un apoyo constante. En las pequeñas tareas cotidianas, como recoger a los niños o coordinar las actividades escolares, se teje un sistema de amor y solidaridad que mantiene a flote a Antonio y a sus hijos.

    "Siempre estuvimos muy unidos", dice. "Hemos sido como una piña, y eso no ha cambiado". La proximidad física —Antonio vive a apenas 20 metros de su suegra— es un reflejo de la cercanía emocional que los une.

    La pérdida, sin embargo, ha sido especialmente dura para los niños. Minicari, de 11 años, y Pedrito, de 14, enfrentan el dolor a su manera. Minicari, con una determinación heredada directamente de su madre, ha demostrado ser sorprendentemente madura para su edad, mientras que Pedrito, más introspectivo, encuentra consuelo en su sensibilidad y empatía.

    "Ellos son el mayor regalo que me ha hecho Cari", dice Antonio, con una ternura que trasciende las palabras.

    Una misión por cumplir

    Pero si algo mantiene a Antonio Matos en pie es la convicción de que debe cumplir con los sueños que Caritina dejó pendientes. "Cari tenía muchas ideas para SixSens, cosas que siempre decía que haría algún día. Ahora es el momento de hacerlas realidad", asegura.

    En el primer trimestre de 2025, SixSens implementará algunos de esos cambios, desde nuevos menús hasta estrategias para llegar a mercados internacionales. Cada decisión, cada paso hacia adelante, está impregnado de la memoria y la visión de Cari.

    Más allá del negocio, Antonio tiene claro que esta misión trasciende lo empresarial. Es un tributo a la mujer que amó profundamente, una forma de mantener vivo su legado para sus hijos y para todos los que conocieron a Caritina.

    "Ella siempre decía que Pedrito y Minicari iban a pasar bandejas en SixSens cuando tuvieran 16 años. Y yo espero que lo hagan", comenta con una sonrisa.

    La mirada al futuro

    Aunque el dolor sigue siendo una constante, Antonio ha encontrado en la rutina y en el trabajo un refugio contra la tristeza. "Tener la cabeza ocupada es buenísimo para no pensar en el drama", dice con franqueza. Pero también sabe que no puede escapar del todo a los días oscuros. "El día de su cumpleaños, o cuando se cumplen tres meses… Esos días son especialmente duros".

    Sin embargo, incluso en esos momentos, Antonio se aferra a una perspectiva optimista. "Prefiero pensar en lo afortunado que fui de haber tenido a Cari en mi vida, en vez de obsesionarme con lo que he perdido".

    La fe también ha sido un consuelo. "Prefiero creer que Cari está en un sitio mejor", explica. "Que su padre la llamó porque la necesitaba a su lado". Esta visión, aunque práctica, le ofrece un sentido de paz que pocos encuentran en medio del duelo.

    Un adiós sin despedida

    Hablar con Antonio Matos es adentrarse en un mar de emociones encontradas. El dolor, la nostalgia y el amor se entrelazan en cada palabra, pero también lo hacen la esperanza y la determinación.

    Para él, el duelo no es un punto final, sino un capítulo más en la historia de un amor que sigue vivo, aunque haya cambiado de forma. "Cari está conmigo", dice, mirando al cielo como quien busca una señal. "Solo puedo pedirle que me eche una mano desde allá arriba".

    En su empeño por mantener el legado de Caritina, Antonio no solo honra su memoria; también nos enseña que, incluso en medio de la pérdida más desgarradora, el amor y la resiliencia pueden ser faros que nos guían hacia un nuevo amanecer.