Ana María Aldón, "en el olvido más absoluto", aclara la verdad de su ruina económica: "Yo no paro de trabajar"

Hace unos días, Ana María Aldón se llevó un gran disgusto cuando leyó ciertos titulares que apuntaban a que estaba "en bancarrota". El periodista Diego Arrabal aseguró que situación económica era delicada, especialmente desde su separación de José Ortega Cano, con quien finamente firmó su divorcio en enero de 2023.

La exfrutera, que dejó la televisión (su principal fuente de ingresos), lo niega de forma tajante: "Eso es mentira", ha dicho este sábado en una conversación telefónica con Socialité. "Yo no paro de trabajar. Es más, he tenido que meter a una empleada", ha señalado también, apostillando que su negocio de ropa va a las mil maravillas.

Y ha cargado contra Arrabal: "Lo que quiere es hacer daño, pero bueno... Ya estoy acostumbrada. No es más que un hater. Hay cosas peores y peores personas". Ana María también ha lamentado: "Ni que supieran cómo están mis cuentas". Y por último, la madre del pequeño José María ha sentenciado: "Y además, es que dicen que yo me creía el ombligo del mundo. Es falso".

Diego Arrabal dijo en su canal de YouTube: "Ana María Aldón, después del divorcio, está en bancarrota (...) En un mes, ella facturó más de 60.000 euros. En la época buena, en la de me separo no me separo. Ahora, factura cero [en los medios]. Los medios de comunicación le han dado la espalda. Ha caído en el olvido más absoluto", apuntó el paparazzi. Aseguró también que Ana María "se creía que era el ombligo del mundo", cuando, según él, "es un personaje que no cae bien".

Y sobre su tienda online, el periodista aseguró: "Ahora sobrevive de su tienda. Y la tienda da lo que da. No es lo mismo que cuando te dan 30.000 euros por una entrevista. Para llegar ahí tienes que vender mucha ropa".

En su divorcio, Ana María renunció a la pensión compensatoria de Ortega Cano y lo que recibe son 1.000 euros mensuales como pensión de alimentos para su hijo. El padre de Gloria Camila y José Fernando también se hace cargo de pagar los gastos totales de la educación de su hijo, lo que abarca los costes de una futura universidad. Gastos que tendría que asumir incluso después de haber fallecido, con una disposición en su testamento que así lo establezca. Una vez separados ella abandonó la residencia de él en Fuente del Fresno y terminó comprando una casa en Guadalajara.