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El paripé de los Thyssen en los actos públicos: posan juntos en el Real pero no tienen relación de puertas para adentro


Beatriz Cortázar

La entrega de los premios de pintura BMW siempre es un acontecimiento que reúne lo más granado del mundo de la cultura y de la vida social. Bajo la presidencia de su majestad, la reina doña Sofía, la gala de esta última edición tuvo muy presente la tragedia que se ha vivido tras la Dana y de ahí que la novedad fuera la recaudación de 500.000 euros que se habían conseguido para los damnificados por las inundaciones y de la que tan orgullosa se sentía Pilar García de la Puebla, directora de comunicación de BMW. Como ya adelantó Informalia, la lista de asistentes fue larguísima y de lo más variopinta. La emérita tuvo a su lado en el palco a su hermana, la princesa Irene, quien debido a su estado de salud este año no bajó al escenario. La ovación que los asistentes le dedicaron a la reina seguramente se oiría hasta el palacio de la Zarzuela. Era la única manera de demostrar respeto y admiración a su figura y más después de todo lo que ha ocurrido en los últimos meses en lo concerniente a su matrimonio con don Juan Carlos y la manera en la que este se refería a su esposa cuando hablaba con su amante, Bárbara Rey.

Evidentemente, de eso no se habló ni falta que hacía porque se trataba de una velada para premiar el arte y para apoyar este tipo de iniciativas. Y por si hubiera alguna tentación, se decidió que doña Sofía, terminado el concierto, compartiera cóctel con algunos de los asistentes en un salón especial al que solamente tenían acceso los elegidos por la organización. Se trataba de proteger a la madre de Felipe VI y de evitar luego titulares fuera de contexto y sacados de lo que popularmente se conocen como los corrillos con los periodistas. Doña Sofía pudo estar con el gran Antonio López, entre otros, y también saludó a la baronesa Thyssen, con quien se la vio muy cariñosa, desmintiendo así esos rumores que apuntaban a la nula relación entre ambas. Una vez más, la realidad acaba con los bulos.

Otra realidad paralela es la que viven los Thyssen cuando acuden a estos actos públicos. Su presencia en una entrega de premios y pintura era más que apropiada, pero llegaron por separado aunque luego se sentaron juntos. La baronesa pudo tener a su lado a su hijo Borja y a su nuera Blanca. Conscientes de que muchas miradas seguían al detalle este encuentro, la baronesa y su hijo no dudaron en pasear por el teatro Real del brazo y mostrarse como si no pasara nada, o como si nunca hubiera pasado nada. Hasta Blanca Cuesta les seguía la corriente y de no haber conocido todos los antecedentes de esta familia pensaríamos que comen todos los domingos y preparan las fiestas de Navidad como la cosa más natural del mundo. Pero, evidentemente, las apariencias no siempre dicen la verdad y lo que está claro y así se sabe en su entorno más cercano es que estos encuentros solamente son de cara al público o por motivos culturales relacionados con el museo. La vida privada sigue siendo tan distante y alejada como hace años y no hay ni esas reuniones de domingos ni tan siquiera encuentros de la abuela con los nietos a los que ha visto en contadas ocasiones (y parece ser que no a todos).

Eso no quita que Borja y Blanca se mostraran encantadores y que también Tita Cervera aprovechara para confirmar que sigue adelante con el documental sobre su vida, solo que con nueva productora. Veremos si llegan hasta el final o hay más cambios en el camino.