Mariel Hemingway: "Hablar de la salud mental me produce una emoción muy especial porque es un asunto que afecta a mi familia"
- La nieta de Ernst Hemingway y musa de Woody Allen tenía 15 años cuando la película 'Lipstick' llegó a las salas de cine
- Beatriz Cortázar habla con la actriz sobre salud mental, un asunto que ha marcado los claroscuros en su familia
Beatriz Cortázar
El próximo noviembre cumplirá 63 años, pero sigue siendo la belleza americana que conquistó al mundo cuando con tan solo 13 años rodó Lipstick junto a su malograda hermana Margot. Nieta de Ernst Hemingway y musa de Woody Allen en Manhattan, la vida de Mariel no ha sido el cuento de princesas que muchos imaginarían. Volcada en los problemas de la salud mental que tanto han afectado a su familia, viajó a Madrid para dar una conferencia en CIS University, acto organizado por María Díaz de la Cebosa, volcada en estos eventos educativos que fomenten el diálogo y la sensibilización en la salud mental. Tras la charla quedamos en la sede de esta universidad americana y me recibió de buena mañana, con el rostro lavado, su larga melena rubia y un vestido negro que le sienta como un guante. Tiene manos de mujer que ama el campo y sale a pasear con sus perros y una mirada penetrante que refleja más de lo que su belleza transmite. Mariel también ha luchado contra sus propios fantasmas y por eso sabe de lo que habla y cómo acabar con los pensamientos negativos que a todos nos pueden hundir en un abismo. Un testimonio que merece los cinco sentidos y que explica cómo es la realidad de un problema que no distingue entre razas, sexos, estatus o edades.
La salud mental ha sido un problema grave entre varios miembros de su familia. Su abuelo Ernst, su hermana Margot… Hoy quiere concienciar a los jóvenes de esta otra realidad que muchas veces se ignoraba en público.
Para mí hablar en público de la salud mental es algo que me produce una emoción muy especial precisamente porque es un asunto que afecta a mi propia familia. He comprobado que cuando hablas en público de este problema hay más personas que también lo hacen y es una manera de que todos vayan siendo conscientes de la necesidad de exponer y comprender los problemas que nos pasan a todos. Hay que acabar con los viejos estigmas y aprender a entender mejor a las personas.
En España el suicidio ha sido un tema tabú, sobre todo en medios de comunicación, porque estaba la creencia de que se multiplicaban los suicidios cuando aparecían publicados.
Es precisamente todo lo contrario. Cuando no se hablan las cosas el silencio es mucho más dañino y problemático. Compartir los problemas y poder mirar a la gente a los ojos es más beneficioso y cuando se exponen esas cuestiones se acaban con tantos miedos e incomprensiones.
En España se suicidan 11 personas al día sin contar todos los que lo intentan. ¿Qué está pasando?
Después de la pandemia ha habido un incremento de la salud mental especialmente en los jóvenes que sufren muchísima ansiedad. Uno de los problemas es que estamos sobre informados a través de tantos canales y me parece muy necesario hacer una selección y evitar todo aquello que nos resulte negativo. Hay que hacer una auto reflexión para saber qué nos está pasando y poder salir adelante sin esa presión de tanta carga negativa.
¿Cuáles son sus herramientas para hacerse fuerte frente a los días negros que a todos nos nublan?
En mi conferencia hablo de mis doctores: el sol, el agua, la tierra, el descanso, el ejercicio, la nutrición... Despertarte cada mañana conectando con uno mismo sin estar tan pendiente del exterior. Todo lo que tenemos al alcance de la mano, lo más sencillo, es donde están nuestros mejores doctores.
¿La política norteamericana está haciendo algún bien por la salud mental? ¿Tiene su candidato favorito?
No hablo de política nunca ni de qué candidato me gusta porque no lo relaciono con estas conversaciones pero sí creo que cuando Ronald Reagan decidió cerrar durante su mandato todas las instituciones mentales cometió un grave error porque las personas que no tienen medios económicos para acudir a centros privados se han quedado sin un lugar donde acudir en caso de necesidad mental y eso afecta a todas las edades. Todas las personas, no solo los homeless que vemos por las calles sufren de salud mental y habría que hacer algo para revocar esa situación.
¿Cómo es su vida en Los Ángeles y Idaho?
Bueno, en Idaho sólo voy en verano porque no me gusta el frío y donde estoy encantada es en mi casa de Malibú, que me permite disfrutar cada día de la naturaleza. Salgo a pasear con mis perros, vivo al lado del mar y me siento superfeliz. La verdad es que no voy mucho a la ciudad y menos con mi actual pareja que es un atleta impresionante (es especialista de películas) y tengo que estar muy en forma a su lado.
¿Cómo se ve en su papel de madre?
Tengo dos hijas y una nieta y con mis hijas es una delicia porque nos hemos convertido en amigas pero una vez cumplieron los 30 (risas). Mi hija pequeña es una artista y la mayor ya tiene su propia familia, pero con los años es un gusto ver cómo te reencuentras con ellas desde el plano de amigas que tienen la misma sangre.
¿Cómo recuerda su trabajo en la película Manhattan de Woody Allen?
Muy excitante. Piensa que tenía 16 años cuando mi madre me dijo que me llamaba Woody Allen por teléfono y no tenía ni idea de quién era. Me había descubierto en la película Lipstick. Al final me puse al teléfono y me dijo que preparaba una película y quería conocerme. Me llevaron a Nueva York y de pronto me vi rodando una película por las calles de Manhattan y te aseguro que fue todo increíble. Ese viaje y ese trabajo me cambió la vida. Estuve nominada a un Oscar por mi papel y era todo tan potente que no daba crédito a lo que estaba viviendo. Piensa que a los 17 años me instalé a vivir en Nueva York y aun no entiendo cómo me dejaron mis padres pero fue algo fantástico porque fue el principio de mi carrera como actriz.
¿Mantiene hoy algún tipo de relación con Woody Allen?
En estos años hemos coincidido en un par de ocasiones pero realmente no es fácil mantener el contacto con la gente que trabajas en un momento determinado y se acaba el rodaje. Luego cada uno vuelve a su vida. No es el caso de Diane Keaton que ha trabajado con Woody en mas películas pero si no repites así cuesta mantener los lazos.
La película Lipstick fue un hito en la vida profesional de las hermanas Hemingway.
En esa película tenía 13 años y vivía en Idaho. ¡Imagínate lo que supuso! Nunca pensé que iba a ser actriz pero me pareció divertido ir a Los Ángeles y aprender tantas cosas nuevas. En ese momento mi madre padecía cáncer y yo me había convertido en su cuidadora. En cierta manera fue bueno sacarme de ahí y que otras personas la atendieran. Recuerdo que cuando fuimos al estreno con mi padre le dije que cómo me había llevado a ver una película donde nos violaban a las dos.
¿La belleza ha sido una carga muy pesada en su vida?
A nadie le gusta hacerse mayor y menos si estás en Hollywood y eres mujer. Parece que siempre vas a permanecer con el mismo rostro y por eso hacen lo que sea necesario por mantener su belleza. He escrito un libro sobre este asunto porque creo mucho más en la belleza interior y en tu felicidad que es lo que finalmente se transmite en la piel. En Europa tengo la sensación que son más tolerantes con el paso del tiempo. Realmente he sido una mujer muy insegura y nunca me sentía bella. He aprendido a quererme con los años.
¿Fue difícil ser la hermana de Margot Hemingway?
Mi hermana sufría muchas adicciones. Drogas, alcohol.. Esos años la juzgué demasiado porque no entendía por qué hacía esas cosas ni los problemas que atravesaba. Hoy miro atrás y lamento no haber sido más compasiva. En ese tiempo yo obtenía muy buenas críticas en el cine frente a sus malos resultados y hasta me sentía culpable de su fracaso.
¿Ha conseguido perdonarla?
Por supuesto. Pero me he tenido que perdonar a mí misma por no entender tantas cosas. Yo viví mi depresión, tuve mis pensamientos negativos y sé por experiencia lo que pasa por la cabeza cuando alguien se quiere quitar de en medio para no ser una carga.
Los pensamientos negativos son un estigma en su familia.
Cien por cien. Soy una persona vulnerable con mis días buenos y malos pero hoy por suerte tengo las herramientas necesarias para poder salir adelante y no dejarme arrastrar por esos pensamientos.
¿Es partidaria del uso de fármacos?
No recurro a los fármacos pero entiendo que hay casos que son necesarios. Prefiero tirar de mis buenos hábitos y creo que si muchas personas los practicaran tomarían menos medicamentos.
¿Qué le ha interesado de su abuelo Ernst al que no llegó a conocer? ¿Su padre le hablaba de él?
Mi padre nunca nos habló de nuestro abuelo. Era una presencia tan enorme en el mundo que mi padre sufría ese peso tan descomunal. Empecé a conocerle a través de sus libros y los viajes que realicé y me fui enterando de historias personales. Estoy metida en proyectos de mi abuelo y te aseguro que vivo fascinada por todo lo que he investigado y los problemas de salud mental que conviven en nuestra familia que estudio y analizo. Para mi padre era muy complicado manejar el apellido Hemingway.