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Sexo con cláusulas: así es el contrato que algunos futbolistas hacen firmar a sus amantes para evitar denuncias por violación
- El presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol, Miguel Galán, ha sacado a la luz un documento tipo que ha levantado críticas y que estarían empleando ya varios futbolistas extranjeros, algunos incluso de primera división, para protegerse antes de mantener sexo
Informalia
Para algunos futbolistas, se acabaron los besos, los encuentros íntimos o los juegos sexuales sin una rúbrica de por medio. El sexo ha pasado a contractualizarse para ciertos astros del balón, los cuales, temerosos de recibir una denuncia por agresión o violación por parte de su amante tras un encuentro sexual, han decidido usar un contrato que estipule la conformidad de la otra parte firmante antes de cualquier tipo de práctica.
Así, tal y como esta misma semana ha compartido en sus redes Miguel Galán, presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol, entre algunas de las grandes estrellas de primera, segunda y hasta tercera división mundial ya se está compartiendo y usando un documento -con casillas a rellenar que van desde la autorización a tocamientos hasta la penetración anal con juguetes, pasando por grabaciones u otras prácticas- que evitaría así cualquier escándalo o litigio tras una noche de pasión.
Pero lo que para algunos parecería una prudente medida de prevención por parte de los jugadores no sólo ha sido visto como una trampa hacia las mujeres y su derecho a decir "no" en el momento en el que ellas quieran, sino que además el contrato que ya corre entre los vestuarios tiene ciertas cláusulas polémicas que han abierto el debate y generado críticas entre expertos en violencia sexual.
Y es que el supuesto contrato compartido por Galán en su cuenta de X, incluye una cláusula, la sexta, que contempla el caso de "violación accidental", haciendo alusión a una penetración no consentida que podría ocurrir espontáneamente y sin intención debido a movimientos involuntarios durante el acto sexual.
Como era de esperar, el documento ha sido duramente cuestionado por parte de muchos sectores, pues que una mujer firme un consentimiento antes de iniciar un acto tan libre y espontáneo como es el sexo no puede implicar que luego no quiera negarse a participar en ciertas prácticas, que quiera cambiar de criterio o que quiera incluso parar. De hecho, ya hay expertos que han manifestado que dicho documento es "absurdo" y que nunca podría tener un efecto de cobertura legal.
Mientras algunos intentan protegerse frente a los tribunales, lo cierto es que la lista de futbolistas condenados por abusos sexuales sigue creciendo. Este mismo mes de septiembre el jugador del Valencia CF Hugo Mallo ha sido condenado a pagar 7.000 euros (sumando los costes de la multa y la indemnización a la víctima) por un abuso sexual contra la mujer que trabajaba de mascota para el club. Antes ya hubo otros casos sonados como el de Dani Alves -que fue condenado por agresión sexual a cuatro años y seis meses de prisión por agredir a una mujer en una discoteca de Barcelona, aunque quedó en libertad tras haber pagado una fianza de un millones de euros en marzo-; como el del jugador del Celta Santi Mina, que en julio de 2023 fue condenado a una pena de 4 años de cárcel por abuso sexual a una mujer; o el de los tres jugadores del Arandina Carlos Cuadrado, Víctor Rodríguez y Raúl Calvo, que fueron condenados a 38 años de cárcel -la condena finalmente fue revisada y se rebajó a nueve años- por agresión en grupo a una menor de edad de 15 años a la que contactaron por Instagram en noviembre de 2017.
Sin olvidar el caso de Aschraf Hakimi, ex de Hiba Abouk, imputado en una supuesta violación en Francia, o del mismísimo Cristiano Ronaldo, que en junio de 2009 fue denunciado por violación por una mujer, Kathryn Mayorga, en Las Vegas. Finalmente, un tribunal de EUA falló a favor del delantero desestimando la demanda de la joven, que en 2010 recibió 375.000 dólares por parte del portugués en concepto de contrato de confidencialidad, para mantener su silencio. Ocho años más tarde ella quiso volver a meterlo en juicio y presentó una demanda millonaria contra el futbolista, pero el juez acabó rechazándola.