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El conmovedor adiós de Jane Fonda a Donald Sutherland: "Tengo el corazón roto"


Pilar Fernández

El actor ha muerto este jueves tras una larga enfermedad. Lo ha comunicado su hijo, Kiefer Sutherland, a través de un sentido mensaje en las redes sociales: "Con gran pesar les digo que mi padre, Donald Sutherland, ha fallecido. Personalmente, me parece uno de los actores más importantes de la historia del cine. Nunca dudó de un papel, bueno, malo o feo. Amaba lo que hacía e hizo lo que amaba, y nunca se puede pedir más que eso. Una vida bien vivida". A sus 88 años, Donald Sutherland deja un legado cinematográfico y artístico incalculable, pero no solo su carrera fue un éxito: también su vida personal.

Nacido el 17 de julio de 1934 en Saint-John, Canadá, tenía ascendencia escocesa, alemana e inglesa, un cóctel genético que dio como resultado un incuestionable atractivo de 193 centímetros de altura y los ojos más azules de la gran pantalla. Siendo niño sufrió de fiebre reumática, hepatitis y poliomielitis pero después disfrutó de una salud de hierro que solo flaqueó durante el rodaje de Los violentos de Kelly. El actor contrajo meningitis y estuvo en coma: "Sentí la experiencia de salir de mi cuerpo y entrar en un túnel de color azul", aseguró. "Desde mi cama en el hospital escuchaba al productor dictando un telegrama para decirle a mi mujer que no viniera, que ya enviarían el cuerpo". Una auténtica pesadilla que duró seis semanas.

Pero volvamos a su juventud. Se graduó en la Bridgewater High School y llegó a la universidad: "Mi padre me dijo que tenía que ir a la universidad para tener un oficio, por si lo de la actuación fallaba. Las matemáticas se me daban bien y me metí a estudiar Ingeniería, pero fracasé. Jamás tuve la intención de ser ingeniero", contó en una entrevista. Estudió en la Universidad de Toronto, donde se graduó con una doble licenciatura en Ingeniería y Drama, y conoció a su primera esposa, Lois Hardwick, con la que contrajo matrimonio en el 59. Dos años antes, se habían instalado en Gran Bretaña, donde Donald estudió en la London Academy of Music and Dramatic Art y actuó en escenarios del West End.

El inicio de su carrera cinematográfica es en una película de terror italiana: Doctor Terror (Freddie Francis, 1964). Desde entonces, fue imparable, convirtiéndose en una de las figuras más reputadas del séptimo arte y uno de los imprescindibles secundarios de la historia del cine. Este nuevo mundo le acogió con los brazos, y Shirley Douglas también. En 1966, Donald se divorció de su primera esposa y se desposó con la actriz, con la que tuvo a sus dos primeros hijos: los mellizos Kiefer y Rachel. El amor, sin embargo, les duró poco: cuatro años después, tomaron caminos separados, y en 1974, Donald rehízo su vida con Francine Racette, con la que fue padre de Rossif, Angus y Roeg.

Lejos de polémicas y cotilleos, mantuvo en secreto uno de los romances más importantes de su vida y también motivo de su segundo divorcio: Jane Fonda, a la que conoció en 1970 durante el rodaje de la película Klute. El actor lo desveló durante una entrevista en 2022: "Estábamos en una habitación del Hotel Chelsea con una cama enorme. A la derecha, unos peldaños al rellano que conducían al baño. Había una pequeña ventana ovalada y una luz la atravesaba, brillando más que la luna. Me gusta pensar que era la luna. Yo estaba acostado boca arriba cuando Jane salió del baño. Ella también estaba desnuda. Cuando la luz de la luna iluminó sus pechos perfectos, dejé de respirar. Todo se detuvo. Luego todo volvió a empezar. Cuando lo recuerdo, dejo de respirar de nuevo".

Fonda, conmovida por la muerte del actor, le dedicaba unas palabras en sus redes sociales. "Era mi fascinante compañero en Klute y nos encantaba trabajar juntos. En esta foto estamos en el set con el director Alan Pakula. Donald fue un actor brillante y un hombre complejo que compartió muchas aventuras conmigo, como el FTA Show, un tour de guerra anti-Vietnam que realizó para 60.000 soldados en servicio activo, marineros y marines en Hawaii, Okinawa, Filipinas y Japón en 1971. Tengo el corazón roto."

Conocido por su sentido del humor, hizo gala de él en San Sebastián, ciudad que visitó en 2019 para recoger el Premio Donostia: "Por desgracia no tengo mucho dinero, alimento muchas bocas y no me puedo jubilar", dijo entre risas. "Actuar es mi pasión. El trabajo de un actor es siempre buscar el próximo trabajo, yo solo pido películas de cuyo guion me enamore. Gracias a hacer tantos personajes he recibido mucha información. El cine me ha permitido vivir una vida que nunca hubiera soñado".

Propietario de tres magníficas mansiones en Canadá, Miami Beach y Francia, aseguraba: "No sé nada de Hollywood, solo que es una industria, yo no vivo aquí". A pesar de todo, jamás se olvidó sus orígenes y era un férreo defensor de la naturaleza: "Soy canadiense y mis tatarabuelos fueron emigrantes. ¿Sabes que los chinos ya polinizan con personas porque no quedan abejas? ¿Te has fijado en que ya no hay insectos en el parabrisas de tu coche? Han desaparecido dos millones y medio de pájaros. Tengo nietos y el mundo que les voy a dejar no es un mundo en el que van a poder vivir. Y la actitud de las Naciones Unidas al respecto es una mierda".