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La tragicomedia de las Campos, el peñazo de la boda de los Obregón y los feos sombreros de doña Elena

  • "Terelu sin cara de enfado y hasta con una sonrisa que le cambia de arriba abajo"
  • "¡Que alguien le esconda esos sombreros de ala a la infanta Elena!"
Terelu Campos y Carmen Borrego:

Beatriz Cortázar

Esta vez lo tengo claro: Diez Minutos se lleva la palma de todas las portadas de las revistas esta semana que agoniza. Y no porque cuente con el exclusivón del año (eso ya solo pasa en las televisiones) sino porque ha conseguido el más difícil todavía, el imposible de imaginar, lo que una nunca hubiera creído si me lo cuentan: Terelu sin cara de enfado y hasta con una sonrisa que le cambia de arriba abajo.

No es un posado, ni tan siquiera una alfombra roja o una promo. Terelu se fue a su Málaga del alma donde el alcalde estudia poner una calle a nombre de María Teresa Campos (y yo que creía que ya la tenía) y juntos deciden cómo hacer ese homenaje. Y sin que nadie lo diseñara, Terelu llega a su cita con la sonrisa más grande que le cabe en el rostro y un reportero consigue ese imposible después de una larguísima temporada donde sólo la veíamos o triste o cabreada. Pues se acabaron los morros. Y eso que aún no había ganado el Real Madrid ante el Bayern. Esa noche (la del miércoles pasado) la hija de María Teresa hasta compartió el copazo que se metió en el cuerpo tras la victoria de infarto del equipo blanco. "Me lo merezco", dijo ante sus seguidores feliz como una perdiz. Como me huelo que la cosa no va a durar mucho y vendrán los mosqueos ahí se queda ese momento de una Terelu sonriente que durará lo que dura una novia a Bigote Arrocet.

Las lágrimas sí resurgen en la portada de Semana con la versión B de las Campos y el gesto de mala milk de Carmen Borrego. Claro que la fechita se las traía y es que celebrar el día de la madre con un hijo que ni está ni se le espera y una nuera que se la ha llevado el viento pues no es como para lucir dientes dientes. Borrego tiene mucha plancha con los líos de su familia y las acusaciones que le ha lanzado la hija de Bigote pero oye, nadie daba un duro por el devenir televisivo de las Campos tras la pérdida de la gran María Teresa y ahí están dando contenido semana tras semana con lo que eso suma en los programas. Como dice un amigo mío, lo bueno de esta vida es que todo el mundo tiene su público.

Me cuesta sudores entender cómo no hay nadie que quiera mejor a la Infanta Elena y le esconda esos sombreros de ala que se pone cada dos por tres. Lo ha vuelto a hacer esta semana en el Open de Madrid y veo su foto por las revistas y me cuesta digerir esa falta de cariño o ese buen consejo de una amiga, madre o vecina que le diga que el sombrero lo deje en casa. Lo mejor que hizo Marichalar por la familia real fue convertir a Elena en una de las más elegantes y de aquellos momentos ya no queda ni un buen fondo de armario. Está claro que Elena pasa de todo y al final hasta va a tener razón pero me sigue costando entender que su hija Vickyfede, la fashion oficial, no le dé alguno de sus tips de moda que le están haciendo rica en redes sociales.

Porque menudo chollo que ha encontrado con eso de ser sobrina del rey e influencer de marcas de lujo. Luego se queja en los videos de sus amigas de que no la entienden y la critican (esta semana lo ha vuelto a hacer en el post de Vicky Martín Berrocal) pero el colmo sería que incluso la aplaudieran por llevárselo calentito por el hecho de ser una sobrina de Felipe VI. En fin…

Vuelvo a las portadas para comprobar cómo Hola y Lecturas coinciden en dar la boda del hijo de Paloma Lago y Javier García Obregón. Hubo un tiempo en que las bodas eran éxito asegurado de ventas pero hoy no sé yo si la cosa está tan clara. Hay hasta web que se dedican a sacar bodas de todo quisqui y al final consiguen aburrir a las ovejas. Ya puestos me quedo con las comuniones del 2024 que son puro exceso sin medida. Y lo aviso porque estamos en el mes de las comuniones y lo que ya se está viendo promete dar tardes de gloria a la cultura del exceso. Lo de los Obregón fue todo muy previsible: la madre (Paloma Lago) del novio ideal, la tía (Ana Obregón) del novio emocionada echando de menos a su hijo Aless, el padre (Javier García Obregón) del novio discreto como siempre y arropado por su familia, la novia monísima y un calco de su suegra, el novio un buen hijo de los que toda suegra querría para su hija…

Nada que ver con la familia de Isabel Pantoja que sigue siendo un absoluto desastre sin pinta de cambiar de estado. A Isabel la veo en Diez Minutos con su amiga Mariló de la Rubia paseando por Córdoba. Anda de médicos pero sin suspender más conciertos que debe casi dos millones a Hacienda y no está como para decir que no a la gira. Según me cuentan el caché de sus actuaciones ronda los 150.000 euros y eso que en algunos momentos le han dado hasta 200.000. Tacita a tacita Isabel espera poder acabar con su deuda fiscal y poder mantener lo que le queda de patrimonio. Mientras tanto se cuida y observo que lo hace al más puro estilo pantojil donde nunca falta el chándal ni un ponchito que cubra las curvas. Eso sí, la cantante se apunta a lo moda de las sneakers o deportivas de toda la vida y pongo la lupa para comprobar que lleva el modelo más cómodo de Sketchers con una horma que te permite calzarte sin tener que agacharte o atar cordones. Metes el pie como si fuera un zueco y ¡zas! golpe de talón y zapatilla puesta (en su día las anunciaba Nuria Roca y me flipaba ver cómo se las calzaba sin tirar de riñones). La Pantoja deja los tacones para el escenario como Letizia va a tener que hacer una larga temporada. Todas las revistas dan cuenta de su pie hinchado y no del brillante discurso que hizo el otro día ensalzando el valor de la lectura y animando a la gente a dejar los móviles para abrir los libros.

Final feliz es el que tienen dos parejas tan dispares como Gunilla y Luis Ortiz, que pasan los años y perdura su unión (juntos llegaron al aniversario del Marbella Club días atrás), y el ex de Silvia Tortosa, Carlos Cánovas, el no viudo como ya le llaman, que a pesar de no haber recibido ni un euro del testamento de la actriz (ya se encargó Silvia de dejar por escrito que la infidelidad era motivo de desheredarle) se pasea tan contento con su novia ("Semana") y demuestra que le importa un bledo todo lo que digan o hagan. Me da que lo que no haya recibido en herencia lo va a conseguir en platós. Veremos.