Irene Montero se confiesa: su relación con los porros, mentirijillas a Pablo Iglesias y la agresión de un nazi
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Informalia
Irene Montero fue la última invitada del podcast Yo nunca, en el que contó a Raúl Massana algunas experiencias personales más allá de su labor como ministra de Igualdad durante el Gobierno de Pedro Sánchez. Ya alejada de estas funciones, se mostró más relajada y abierta a hablar de su intimidad, lo que permitió conocer la larga y peculiar lista de anécdotas que arrastra desde gran parte de su vida.
La invitada se sometió a un cuestionario en el que contó, por ejemplo, dos detalles de su vida familiar. El primero, que en varias ocasiones se llegó a hacer la dormida para que el expolítico Pablo Iglesias -ahora hostelero en Lavapiés- saliera de la cama para atender a sus hijos. También que dio a luz a sus mellizos a las 25 semanas de embarazo, tras una larga jornada de compromisos laborales, y justo después de estar disfrutando de una cena familiar.
La expolítica madrileña aclaró que no usa otras redes sociales que no sean las suyas. "Ya tengo bastante con ellas", dijo tras ser preguntada sobre si "espía" a través de otros perfiles. En este sentido, dijo que nunca ha tenido un grupo de WhatsApp compartido con Pedro Sánchez.
Experiencias para olvidar: de agresiones a porros
Entre las historias más violentas que recuerda figura la agresión que sufrió por parte de un grupo de "nazis", pues uno de ellos le dio un botellazo en la cabeza por el que acabó en el hospital. Y eso no es todo, ya que una vez estuvo presente en un tiroteo en Londres, donde disfrutaba de unas vacaciones con sus amigas.
Eso sí, no recuerda grandes problemas con la autoridad, aunque sí se llevó algún susto en la juventud porque sus amigos fumaban porros. "Con los porros, sí, me ha pasado. Pero de adolescente. Salía con amigos con Vallecas, que más o menos tenían un porro. Yo no, pero...", expresó, confesándose también una seguidora del horóscopo.
Finalmente, otra anécdota que compartió fue que llegó a estar diez días sin ducharse: "Cuando empecé a militar, íbamos a lugar donde había conflictos o dónde podíamos aprender cosas sobre problemas internacionales. Me fui en el Sáhara y allí no hay mucha agua potable. Y el agua potable que tiene las familias, pensamos que tenían que ser para ellos. Así que la solución era llevarse toallitas y pasamos más de una semana en realidad. Estuvimos allí como 10 o 15 días".