La conducta de Ana Obregón se convierte en un circo televisivo y salpica a la Fundación Aless Lequio
Sara Tejada
Han pasado diez días desde que el pasado día 1 de enero publicáramos este titular: Ana Obregón no ha aportado hasta el momento a la Fundación Aless Lequio los fondos de sus exclusivas ni del libro El chico de las musarañas. Desde entonces, la presentadora se ha dedicado a insultar a quienes preguntan si es verdad que ha incumplido con sus compromisos (adquiridos públicamente) de donar sus exclusivas y otros trabajos a la Fundación.
"Me encantaría saber qué hacen por los demás todos los que escupen culebras por su boca totalmente desinformados", escribió. Pero la realidad es que no solo no ha presentado una sola prueba que desmonte el escándalo, sino que está ensuciando a la Fundación (que es impecable), se ha enredado en sospechosas contradicciones, ha hecho declaraciones lamentables ("Tengo una boca que alimentar") para justificarse, ha emitido un comunicado deplorable que no aclara nada y ha iniciado una guerra contra Lequio señalándole públicamente como el topo que filtra las cuentas de la fundación que ella preside.
Lógicamente, el asunto ha sido seguido por casi todos los medios especializados, revistas, digitales y radios, y ha visto cómo, a diario, los contertulios de los magacines televisivos comentaban el escándalo que supone anunciar unas donaciones o aportaciones y no cumplir (hasta el momento) los compromisos que adquirió públicamente; es decir, dejar que la sospecha engorde, sin poner coto a las acusaciones iniciales y, al final, reconociendo que, efectivamente, "hasta el momento" no ha aportado o justificando el incumplimiento explicando que ahora no trabaja para criar a su hija. Uno de estos contertulios además es su ex, el padre de Aless Lequio, quien ha tenido que intervenir insistentemente para instalar un cortafuegos y proteger a la Fundación del descrédito generado por la conducta de Ana Obregón.
"Alessandro Lequio deja con el culo al aire a Ana Obregón"
Las declaraciones de Lequio son demoledoras: "Me pasaron las exclusivas que hizo Ana y los compromisos que adquiría todas y cada una de las veces: están todos aquí. Yo no sé si lo ha hecho o no. Ella puede haber cambiado de idea en un momento dado. Esto ya es una cuestión moral suya. Supongo aclarará estas cosas".
Ha sido la propia actriz quien, para protegerse, ha desviado el tiro poniendo en la diana a una Fundación a la que nadie atacó y contra la que nadie lanzó sospecha alguna: "La Fundación funciona, tiene sus fondos más que claros; otra cosa es Ana Obregón y sus compromisos adquiridos públicamente", se defendía el italiano en el programa de Joaquín Prat. "Las cuentas de Ana son de Ana y a mí no me interesan para nada", añadía el aristócrata con este gesto para dejar claro que él se quiere desmarcar de las vergonzosas conductas de Ana Obregón. Es decir, Lequio entiende que los movimientos de Ana están enturbiando a la Fundación. "Todo esto ha confundido y ha hecho mucho daño porque la Fundación es joven pero sana", señalaba. "Se están confundiendo las cuentas de la de la Fundación con las cuentas de Ana y son dos cosas totalmente distintas", reiteraba.
Por si alguien en un principio quiso interpretar las declaraciones de Lequio como si estuviera levantando una lanza en favor de la bióloga, este martes le escuchábamos de nuevo reprochando las exclusivas y trabajos que Ana Obregón hizo escribiendo que irían para la Fundación Aless Lequio. El italiano recuperó las notas de Ana Obregón en sus propias redes sociales y comprometiéndose a dar el dinero de sus trabajos y exclusivas a la Fundación y leyó varios de estos compromisos que no la obligan legalmente pero que la ponen a los pies de los caballos desde un punto de vista moral por decir que dona sin demostrar que lo esté haciendo. Como se encargó de recordar Lequio, Ana ha asegurado una y otra vez que algunos de sus cachés los iba a donar a la fundación de su hijo. Lo dijo en su primera portada, al año siguiente, en junio, julio: "Todo irá destinado a la fundación". Lo repitió en agosto: "Mi colaboración se destinará a la investigación a través de la fundación de mi hijo"; y así todo 2023: "Mi colaboración va destinada a la fundación". "No hay duda, decirlo lo ha dicho", repetían en varias cadenas de televisión este mismo martes.
Es significativo que Lequio, que siempre ha tratado de mantenerse al margen del tsunami mediático protagonizado por la insólita maternidad de Ana Obregón, entre al trapo con tal contundencia para separar lo que es la Fundación y la responsabilidad de la actriz. "No confundáis la fundación con Ana Obregón. La Fundación es clarísima, cristalina. Los compromisos adquiridos públicamente por Ana con respecto a las exclusivas que hacía no tiene nada que ver con la Fundación", repite sin parar.
Contertulios de distintas cadenas y programas han sido aún más contundentes y el silencio de Obregón resulta atronador. Susanna Griso se sumaba este martes a quienes quieren que se explique: "Reitero mi invitación a Ana", dijo en pantalla. Así comentaba Laura Fa el asunto, también en Espejo Público: "Igual que nos comunica cada vez que el dinero va a la Fundación, tiene que comunicarlo cuando no va. Alessandro Lequio deja con el culo al aire a Ana Obregón, e intenta separarla de la Fundación pero no se puede separar", dijo este martes. Gema López, en el mismo espacio, reflexionaba así: "Imagina que me compro el libro, o una crema, convencida de que estoy ayudando a la Fundación", espetó. Jaime Cantizano, en TVE, lo dejaba muy claro: "Es mejor donarlo en vez de repetir tantas veces que vas a hacerlo", remató. el presentador desde Mañaneros.
Antonio Rossi, en Telecinco, disparaba así: "Ella sabrá con su conciencia si se ha comprometido a dar el cien por cien, el 25, el 50 al 35, que tampoco lo ha dicho. El problema de enmarañar todo esto es señalar a Alessandro Lequio como el posible filtrador de ese titular y luego entrar a dar un montón de explicaciones para enturbiar. Lo está liando ella", dijo el periodista. "La situación económica de las personas cambia. No tiene obligación de darlo todo. Puede decir una cosa y hacer la contraria. El problema es suyo, es un problema moral. Lo ha liado todo ahora y el reproche moral lo tendrá ella con su conciencia y ante el público porque se ha descubierto que, de momento, no ha dado nada o no ha dado todo lo que decía que iba a dar", sentenció Rossi.
En la misma cadena, Carmen Borrego pone el foco en los beneficios por El Chico de las Musarañas. Recordemos que la editorial Harper Collins reconoció que no había entregado ningún dinero porque la liquidación de las ventas se hacía en marzo, pero tampoco aclaró sí había adelantado dinero a Ana Obregón, como adelantó Laura Fa en espejo Público y ratificó la hija de María Teresa Campos: "Ese libro ha recibido unos anticipos, y las exclusivas se han cobrado y no están en la en la Fundación y eso es una realidad", sentenció la hermana de Terelu.
Cómo funciona una fundación: los impecables ejemplos de Bertín Osborne y Fabiola, Isabel Gemio, Antonio Banderas, Rafa Nadal o Shakira
La Fundación Aless Lequio tiene la sede en un piso que forma parte de la principal donación recibida. De momento, cuenta con un empleado a tiempo parcial: "Tenemos mucho cuidado en no más malgastar ni un solo euro de la Fundación. Porque para nosotros el dinero de la Fundación es sagrado y tiene un fin muy claro", advertía Lequio desde Telecinco.
Una fundación es una personalidad jurídica privada, no hay socios ni dueños. Las personas que hacen una donación no son socios y no pueden exigir rendición de cuentas. Se presentan las cuentas anualmente y las tienen que aprobar el patronato de la Fundación, luego se registra en el registro de fundaciones. Por eso, la persona que hace una donación o compra un libro no tiene acceso a esas cuentas. Otra cuestión (no es el caso) es si hubiera un caso de malversación y el patrono fuera denunciado. La transparencia y pulcritud es la visible y está fuera de toda sospecha en otras fundaciones asociadas a personajes tan conocidos la fundación de Bertín Osborne y Fabiola, la de Isabel Gemio, la de Antonio Banderas, la de Rafa Nadal o la de Shakira. Todas ellas muestran una transparencia ejemplar. También la Fundación Aless Lequio: el único problema es el daño reputacional con que Ana Obregón está contaminándola. Por el bien de la Fundación esperemos que todo se aclare.
Ni la Wikipedia se fía de las supuestas verdades de Ana Obregón
La fama precede a Ana Obregón, a quien su difunto padre se refería cariñosamente como "Antoñita la Fantástica". Durante dos tercios de sus casi 69 años de vida ha sido la niña en el bautizo y la novia en la boda; ha protagonizado polémicas que ha sabido rentabilizar, ha vendido exclusivas y ha sabido explotar su fama más allá de su profesión, convirtiendo su vida personal, sus triunfos y sus tragedias, en carne de crónica social a golpe de exclusiva. Cuando presentó el libro que escribió, según ella, a partir de unas líneas escritas por su hijo fallecido, dijo que Aless la llamaba al móvil. Lo dijo en serio, en rueda de prensa, ante centenares de periodistas. La Wikipedia no se fía de que, como ella afirma, llegara a licenciarse en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid: "En diversas polémicas sobre el tema al respecto de dicho título, nunca lo mostró del todo, solo fragmentos de certificados, así que se desconoce si realmente terminó la licenciatura", dice literalmente la enciclopedia más leída del planeta. No nos importa ya eso. Pero sí estaría bien que mostrara las pruebas de que, como dijo, los dineros de las exclusivas y otros de sus trabajos han ido a parar a la impecable Fundación Aless Lequio, cuya admirable labor puede ser la gran perjudicada de una actitud que, como hemos visto, escandaliza.