La maravillosa vida de Tamara Falcó al cumplir 42 años: cuando la bajada del euríbor no importa un carajo
Sara Tejada
Tamara Falcó cumple este lunes 42 años y lo ha celebrado con una escapada estupenda junto a su marido. El sábado, España templaba la tensión social entre las protestas por la ley de amnistía, la placidez del último fin de semana con buenas temperaturas y demás vulgaridades de la gente normal, como por ejemplo, la expectativa, en poco más de un mes, de las cenas de la Navidad más cara, el sueño de una lotería que nos recuerda el anuncio de este año o la tregua en los altos tipos de interés, ésos que complican a muchas familias llegar a fin de mes. También hay espacio para planear el puente de diciembre, una oportunidad para escapar de la rutina y hacer algún viaje que podremos pagar a plazos en El Corte Inglés. Pero Tamara estaba en Londres, o sea.
Ella y su marido no pertenecen a ese inmenso grupo de personas que viajan muy de vez en cuando. De hecho, para ellos la excepción es quedarse en casa. Íñigo Onieva y la marquesa de Griñón se van de luna de miel durante un mes o más y a la vuelta se escapan lo mismo a París que a nadar con tiburones o donde se tercie para tomarse unos días de descanso. Descansan del descanso que tanto les cansa.
Sus trabajos no les esclavizan ni les tienen sujetos a rígidos calendarios que les obligan a examinar con lupa los pocos huecos que deja el año laboral. Puede que la cita semanal de la hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó en El Hormiguero le obligue a pasar por el plató el jueves para cobrar la fortuna que Pablo Motos le paga por decir cualquier cosa que complemente esa habitual catarata de "o seas" compulsivos que jalonan su característica elocuencia, casi enternecedora.
Tamara Falcó tiene esa suerte: no es una eminencia de la medicina, no es una figura del deporte; no ha escrito obras maestras de la literatura como el ex novio peruano de su madre, no ha ganado el Premio Planeta (de momento) y tampoco es una estrella de cine ni se ha casado con un galán de Hollywood ni con un torero. Pero su herencia inmaterial (la otra tampoco es despreciable) le ha dado el título de marquesa de Griñón por la rama paterna y una popularidad muy rentable por la parte de mamá Preysler, la gallina de los huevos mediáticos, la estirpe filosofal que convierte en exclusiva de Hola todo lo que hace o le da el Fast Pass infalible para ganar el Masterchef que produce la inteligente Macarena Rey. Todo va rodado: marcas que pagan porque vayas a presentarles el ático, la baldosa, o el vestido diseñado por ti. ¿Quién puede resistirse a un modelo diseñado por Tamara Falcó? Al fin y al cabo, la señora de Onieva fue el personaje público más buscado en Google en 2022, superando a Isabel II y a Vladimir Putin.
Los monosílabos mejor pagados de la televisión
Da igual que Tamara Falcó se enamore, vaya a Lourdes, venga de la Misa de Gallo, quiera ser madre, se case o tenga más cuernos que los bisontes de Norteamérica: todo es una mega noticia que se paga divinamente y a la vez alimenta tanto la máquina de picar carne de su faceta de influencer, como su caché para sacarle a Pablo Motos todo lo que pueda, aunque el valenciano tenga que echarle a veces la bronca por hablar poco: "Sí, hoy me he despertado de monosílabos", le dijo en su última intervención para excusar sus silencios en plató. Le debe salir la sílaba cara al presentador y productor. Tal vez él esperaba reflexiones profundas y filosóficas y no que juntar aún más audiencia ante una persona que no representará valores magníficos pero que aglutina masas ante el televisor.
Para celebrar su 42 cumpleaños 'in advance' o como aperitivo de su primer soplado de velas de casada, Tamara Falcó ha exhibido su visita a un exclusivo club londinense junto a Íñigo y más amigos. La aristócrata y su marido no han parado desde que se casaron hace poco más de cuatro meses. Gracias a su exhibicionismo veíamos a la marquesa de Griñón soplar la vela que había sobre un trozo de pastel que tenía sobre la mesa. El lugar elegido ha sido el 5 Hertford Street, un restaurante-club privado situado en Mayfair y donde hemos visto a estrellas como Harry Styles, Mick Jagger o Leonardo DiCaprio. Pero sobre todo el lugar es famoso porque allí se escapó Meghan Markle a emborracharse (es un decir) la víspera de su primera cita con el Príncipe Harry.