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Belén Esteban rompe a llorar al recordar los sacrificios de su madre en Navidad: "Iba con ella a la casa de empeños"


    Informalia

    La princesa del pueblo, que ahora ha cambiado el apodo por La Patrona, está de promoción. Tras acudir el pasado lunes a La Resistencia de Movistar, este martes ha visitado Herrera en Cope para hablar de su nuevo programa en Netflix, Sálvese quien pueda. El hijo de Carlos Herrera, Alberto, le ha dado la bienvenida con una bonita historia de su infancia y Belén Esteban no ha podido evitar las lágrimas: "No me lo esperaba, qué bonito".

    "Ay, benditos mis bienes, que de mis males me sacan'. Esta es una frase que Mari Carmen solía repetir por esas fechas, casualmente, cuando cruzaba el umbral de una puerta. La puerta de una casa situada en un edificio del barrio en un cuarto piso, una especie de almacén en el que solo había mujeres. 'Mira Belén, son pesadoras'. Pero para Belén no. '¿Pesadoras de qué? Esas mujeres son ayudantes de los Reyes Magos, mamá'. Porque las visitas siempre coincidían con esas fechas. Y a los pocos días, por arte de magia, aparecían paquetes en el salón", ha comenzado el hijo de Carlos Herrera.

    La historia de Alberto continuaba: "Hasta que un año, Mari Carmen salió de casa con un collar. Y por casualidades de la vida, se encontraron un anillo con un brillante por el camino. Y a la vuelta, después de haber pasado por esa casa, Belén se dio cuenta de que su madre ya no llevaba ninguna de esas dos piezas. Y fue cuando descubrió que aquel almacén en realidad no era un almacén. Era una casa de empeños. Estoy seguro de que a Belén no se le ha olvidado. Y precisamente eso es lo que hace que estemos todos locos contigo. Porque Belén Esteban es posiblemente la mujer más famosa de España, pero seguro que todavía tiene la mirada de esa niña de nueve años que vivía en el barrio de San Blas", ha finalizado.

    Belén, entre lágrimas, le daba las gracias: "Me has hecho llorar, ¿vale? ¡Qué bonito! Me ha encantado. Me ha gustado un montón y es como lo has contado. Yo varias veces he ido con mi madre a la casa de empeño y una vez se encontró un anillo. Escucha, me ha encantado, de verdad. Bueno, mi madre estará ahora llorando como una magdalena. Te lo digo".