De su aborto con Justin Timberlake al porqué de su famoso rapado: Britney Spears se confiesa como nunca en su nuevo libro
Ana Latorre
Britney Spears está a punto de publicar su esperada autobiografía, La mujer que soy, un libro en el que se abre como nunca sobre las experiencias que han marcado su vida. En una entrevista con People, la cantante ha avanzado algunos de los temas que aborda en sus páginas, como el aborto al que se sometió durante su relación con Justin Timberlake en el 2000 o el motivo por el que se rapó la cabeza un tiempo después.
La revista estadounidense no solo ha conversado con la artista, sino que también ha publicado un extracto del libro, que llegará a las librerías el próximo 24 de octubre. En él hay confesiones que, en palabras de Spears, sus fans "merecen escuchar directamente" de ella. Y entre estas han llamado la atención especialmente el aborto que atravesó cuando tenía cerca de 20 años, después de que Timberlake le mostrase sus inseguridades con la idea de ser padre.
Un aborto consensuado
"Justin no estaba para nada contento con el embarazo. Dijo que no estábamos preparados para tener un bebé en nuestras vidas, que éramos demasiado jóvenes", cuenta la cantante, de 41 años, en sus memorias. Ambos empezaron su relación en 1999, cuando ella tenía 17 años y él 18. Su ruptura llegó en 2002, año en el que las cosas ya empezaban a torcerse en la vida de la joven promesa.
La cantante tenía esperanzas de construir un proyecto común con el intérprete, pero esto no sucedió: "Quería muchísimo a Justin. Siempre esperé que un día pudiéramos tener una familia. Esto ocurrió mucho antes de lo que yo había anticipado", cuenta en el libro, donde asegura que el embarazo, lejos de ser "una tragedia", fue "una sorpresa" para ella.
Tanto es así que, si no hubiera sido por Timberlake, se hubiera atrevido a ser madre. "Si hubiera dependido solo de mí, nunca lo habría hecho. Pero Justin estaba del todo seguro de que no quería ser padre", explica. Pasado el tiempo, recuerda el aborto como "una de las experiencias más dolorosas" de una vida llena de altibajos, marcada por las consecuencias de la fama y la tutela de su padre. Ahora dice haber recuperado "la libertad", algo por lo que ha peleado durante 13 años.
Raparse para gritar 'basta'
Una de las formas que la cantante tuvo de sublevarse -o, dicho de otra forma, de pedir auxilio frente a la presión a la que llevaba años sometida- fue su famoso rapado. De repente, un día cualquiera, Britney dijo adiós a su larga melena para lucir un cambio de look radical. Es muy popular la fotografía de la joven abandonando una tienda mostrando su nueva imagen a sus 25 años. De alguna forma, se estaba rebelando.
De esto también habla en el libro: "Había estado en el punto de mira mientras crecía. Me miraban de arriba abajo, tenía gente diciéndome qué pensaban de mi cuerpo desde que era una adolescente. Raparme la cabeza y portarme mal era mi manera de contraatacar. Pero bajo la tutela se me hizo comprender que esa etapa se había acabado. Me tenía que dejar el pelo largo y darle forma. Me tenía que ir a la cama pronto y tomarme la medicación que me decían".
Una niña eterna y 'loca'
La cantante estaba harta de que la infantilizaran. Quería que la vieran como una mujer, por lo que su "yo adulto" tenía que "dar un paso adelante. "La mujer que había en mí fue reprimida durante mucho tiempo. En el escenario me querían salvaje, me decían, y el resto del tiempo, un robot". Este fue el momento de "la muerte" de su "creatividad como artista". Muchos cuestionaban sus comportamientos. El estigma de 'loca' pesaba ya sobre ella.
Cuando empezó a ser tutelada por su padre -del que dice que la llamaba "gorda", entre otras cosas-, las cosas empeoraron. "La tutela me despojó de mi yo adulto, me volvió a hacer una niña. En el escenario me convertí más en una entidad que en una persona. Siempre había sentido la música en la sangre, y me lo robaron. Si me hubieran dejado vivir mi propia vida sé que habría seguido a mi corazón y habría salido de esto de la mejor manera, habría funcionado".
Una libertad con sabor agridulce
Fue a finales de 2021 cuando Britney se sintió libre por primera vez en mucho tiempo. La jueza Brenda Penny ordenó, de forma inmediata, el fin de la tutela legal. Su vida ya no ha vuelto a ser la misma, y este cambio, reconoce, ha sido bueno, pero también abrumador: "He tenido que construir una identidad completamente diferente. He tenido que decir: 'Espera, esto es lo que era, pasiva y complaciente. Una chica. Y esto es lo que soy, alguien fuerte y confiado. Una mujer".
Hay cosas que todavía le cuestan -"No tener un instante de paz, los juicios de la gente que no me conoce, que mi familia y el Gobierno me quiten la libertad, y perder la pasión por las cosas que amo"-, pero ahora está dispuesta a dar explicaciones. Y qué mejor forma de hacerlo que desde su propia pluma: "Sin más conspiraciones, sin mentiras, solo yo en posesión de mi pasado, mi presente y mi futuro".