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La nueva vida de Isabel Sartorius: deja la casa de Chamberí que alquiló cuando estaba con César Alierta


    Sara Tejada

    Después de cinco años de discreta relación, Isabel Sartorius y César Alierta, ex presidente de Telefónica, han roto definitivamente. La que fuera novia de Felipe de Borbón y quien que fue el gran impulsor de una de las compañías más importantes de Europa hicieron un paréntesis en su relación en 2021, cuando ya llevaban tres años juntos. Entonces adelantamos que habían terminado. La pandemia hizo mella en ellos al tener que vivir separados pero trataron de recomponer de nuevo al menos su amistad, aunque no les resultó fácil, al llegar la normalidad.

    Isabel (58) había dejado tiempo antes sus trabajos para la Fundación Telefónica, y también, al comenzar su relación con el empresario, abandonó su casa de la calle Miguel Ángel de Madrid para instalarse en un piso mucha mejor en el mismo barrio de Chamberí, donde vivía un retiro voluntario de la vida social, disfrutando de un romance apacible y discreto.

    Su hija Mencía, nacida de su relación con Javier Soto, quien cambió su apellido por el de Fitz-James al heredar la fortuna y el apellido de uno de sus tíos, emparentado con la Casa de Alba, también había empezado a volar sola y ya no vivía con su madre.

    Alierta, que en mayo cumplió 78 años, viudo y sin hijos, había encontrado compañía y afecto en Isabel, pero a sus sobrinos, a los que está muy ligado, no les entusiasmaba una relación que podía ir a más y alejarles de su tío, en sentido familiar y económico. El distanciamiento fue amistoso, pero nunca cortaron la comunicación y Alierta siguió siendo un amigo protector para Isabel, una mujer culta, con mucho mundo y gran belleza, aunque nunca ha encontrado el amor duradero. 

    Las dolencias del empresario, delicado de salud a causa de las secuelas por haber pasado el coronavirus, volvieron a acercarles de nuevo, sobre todo cuando, a su vez, Isabel tuvo que ser operada de cadera. Alierta se hizo cargo de todo lo que ella pudiera necesitar. Pero no ha sido suficiente para retomar la relación, rota definitivamente en este momento.

    Isabel ha cambiado su elegante casa de Chamberí por un piso más pequeño y vive un momento tranquilo y solitario. Como siempre, cuenta con el apoyo de Nora de Liechtenstein, la segunda esposa de su padre, Vicente Sartorius, marqués de Mariño, ya fallecido. Tampoco le falta el cariño de su hermano Luis Sartorius, empresario de hostelería, y de Teresa, su hermanastra, hija del matrimonio de su padre con la princesa Nora.