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Marcela Topor, mujer de Puigdemont, renueva su programa pagado por la diputación de Barcelona: 6000 al mes de dinero público


    Martín Alegre

    Marcela Topor se queja en sus redes sociales porque el vuelo que la lleva a Bruselas para verse con su marido tiene una hora y media de retraso en la capital belga y encima la tienen dos horas encerrada dentro del avión porque el personal de tierra no está preparado. La mujer de Puigdemont va de víctima pero en realidad es una enchufada de manual.

    Y lo peor es que Topor puede pasar de enchufada a enchufadísima gracias a que el voto de Junts, el partido que sostiene a su marido, es necesario para que Pedro Sánchez renueve como inquilino en Moncloa.

    A cambio, el presidente del Gobierno tendrá que pasar por debajo del futbolín ante la risa del ex presidente de la Generalitat, que además de la amnistía y tal vez un referéndum exigió al líder socialista que se renovara el escandaloso contrato laboral que llena los bolsillos de la ex primera dama catalana por presentar el programa The Weekly Mag, espacio semanal de dos horas (en inglés) que no tiene audiencia (lo ven 12.000 receptores personas) pero por el que cobra desde hace cinco años 6.000 euros al mes.

    O sea, de momento Topor le ha sacado a la diputación de Barcelona (que es quien paga), unos 300.000 euros de dinero público solo por eso. La diputación depende del partido de Pedro Sánchez. El pasado 30 de septiembre, The Weekly Mag emitió el primer programa tras las vacaciones del verano. 

    No es la única mordida de Marcela Topor, el amor de Puigdemont desde que hace veinte años el político sintió el flechazo de la rumana, estudiante de filología y actriz, que vino a España desde Bucarest para participar en un festival de teatro que dependía de él.

    Como ya contamos, se casaron por el rito ortodoxo y tras convertirse en la señora de Pucho se pasó al periodismo, por supuesto, ejerciendo en los medios en donde trabajaba su esposo. La enchufada fue contratada como presentadora del programa Catalan Conections, del Punt Avui TV. Cuando llegó de Rumanía ni siquiera hablaba catalán, e hizo un curso intensivo. Ahora, como ya imaginan, es la defensora número uno del idioma de su marido y en sus artículos insta a que España, que tiene la presidencia rotatoria del consejo de la UE, haga que el catalán sea idioma oficial en Europa. Eso sí, las dos hijas que tiene con Puigdemont, que se han matriculado en un colegio caro de Bruselas, han escogido la línea de español (no inglés ni francés). Topor es de las que les montan el pollo a las dependientas que la atienden en español. 

    Como adelantamos hace semanas, las hijas adolescentes del ex presidente de la Generalitat han empezado este curso más cerca de Waterloo, donde reside. Lo intentaron  hace dos cursos en un colegio francés de la localidad belga pero no les fue bien y regresaron al chalet familiar de Gerona, blindada y protegida por ocho mossos.