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Lección de Andrea Janeiro a todos, incluido el cretino de Miguel Bosé: 23 años de sangre muy torera


    Martín Alegre

    Aquel 20 de julio de 1999, la Clínica Belén de Madrid podía haberse llamado la clínica Belén Esteban. Los fotógrafos rodeaban el centro sanitario situado en el número 7 de la Calle José Silva de Madrid, la misma en la que cuatro años atrás la banda terrorista ETA había intentado matar a José María Aznar volando el coche blindado del entonces líder del PP y aspirante a suceder a Felipe González al frente del Gobierno.

    Esa historia estaba por escribirse pero, salvando las distancias, comenzaba así la vida de Andrea Janeiro, la persona más importante de ese personaje descomunal, casi inabarcable y desde luego inexplicable llamado Belén Esteban. Este mismo miércoles, la mamá de Andreíta es portada de una revista y concede una entrevista, pagada, por supuesto, pero donde se abre en canal.

    Sin embargo el personaje que fascina, tal vez porque al contrario que su madre es casi una desconocida, o por la admiración que despierta con todo mérito, es la hija del torero Jesulín de Ubrique.  Andrea cumple este miércoles 23 años y, contra todo pronóstico, tiene la cabeza mejor amueblada de sus dos familias y que muchísimos jóvenes (y no jóvenes) de su edad, a pesar de la colosal presión mediática que ha percutido su vida.

    En la primera planta de aquel pequeño hospital cercano a la calle de Arturo Soria, un rubia de apenas 25 años, novia del joven torero Jesulín de Ubrique (es justo dos meses más joven que la Esteban) había ingresado el 19 de julio de 1999 para dar a luz a la primogénita del diestro gaditano. Humberto Janeiro y Carmen Bazán procuraron a la cría que iba a traer al mundo a su nieta una habitación deluxe, la más grande del centro sanitario. En la esquina, junto a la puerta, custodiada por el chófer de la familia del matador y algún que otro mozo de espadas reconvertido en escudero, ayudante-guardaespaldas, docenas de ramos de flores y tiestos con plantas se revolcaban por el suelo blanco del pasillo.

    Ni rastro de Jesulín ni de sus padres ni de Carmen Janeiro. Sí se bajaban a la puerta del centro sanitario, a fumar o a respirar al calor del verano madrileño, el padre de la parturienta, Francisco Esteban de Diego (1939 - 2006), a punto de ser abuelo de Andreíta, y su mujer, María del Carmen Menéndez Sánchez. Ni se imaginaban los abuelos lo famosos que incluso ellos iban a ser.

    Fotografiada en la incubadora

    La niña llegó con una bronca debajo del brazo y sus padres, que nunca se casaron, se separaron poco después. La relación entre Belén y Jesulín, la que fabricó el fenómeno y todos sus derivados, en verdad solo duró cuatro años, tal vez algo más.

    El nacimiento de Andreíta había levantado tal expectación que dos paparazzi se colaron en la clínica, lograron acceder a los escaparates del nido-incubadora, situados en la planta superior, y obtuvieron las primeras imágenes de Belén Esteban con la pequeña bebita. 

    Fue allí donde inmortalizaron a su madre junto a ella. Diez Minutos compró el material por 160.000 pesetas de entonces, unos mil eurillos de hoy. A la vez, la fallecida periodista Mayka Vergara, y su inseparable fotógrafo Ángel Llamazares entraban por la puerta principal sin disimulo y con todas las autorizaciones (y un inmenso ramo de flores) para negociar un reportaje pagado por la revista Hola. 

    Andrea era famosa antes de nacer. "Es un hijo muy querido y será, por tanto, muy bien recibido", habían anunciado Jesulín de Ubrique y Belén Esteban en exclusiva para la publicación, en enero de 1999. El 20 de julio de ese año vino al mundo. "Yo fui el primero que la vio. La tuve en mis brazos sólo un instante y fue la sensación más fuerte de mi vida. No hay nada más grande en el mundo que mi niña", declaraba el torero. 

    En las imágenes que acompañaban al reportaje se podía ver a los felices padres con el bebé en Ambiciones, la finca del torero situada a ocho kilómetros de la localidad gaditana de Ubrique (Cádiz). Jesús declaraba que la llegada de su hija había sido un deseo cumplido: "Andrea ha sido una hija buscada con amor. He tenido una niña con la mujer que quería, cuando he querido y queriendo. Y hay que tener las ideas muy claras".

    También detallaba las cualidades que deseaba para su pequeña, que descansaba tranquila en brazos de su padre. "Me conformo con que la niña tenga el corazón de la madre y la casta, la sangre y las reacciones que yo tengo en momentos determinado", decía.

    Belén contaba los nervios que había pasado durante su nacimiento y destacaba que la presencia del diestro a su lado había sido la mejor medicina. "Estaba nerviosa y preocupada. La compañía y la presencia de Jesús me tranquilizaban, y sabía que no iba a pasar nada". Pero Jesulín no estuvo con ella todo el tiempo. "Por el momento no tengo intención de casarme, pero si el día de mañana hay que hacerlo, nos casamos sin problema alguno", decía Jesús. Su alegría duró apenas un año. Una ruptura polémica que situó a su hija en el centro de los comentarios y de no pocos enfrentamientos entre ambos.

    Belén Esteban cuenta este miércoles 20 de julio de 2022 lo terrible que ha sido su convalecencia tras romperse una pierna y dice que la está tratando un psicólogo. Pero está felizmente casada con Miguel Marcos ('El Migue') desde hace casi cuatro años y ocho de relación. Es o ha sido la tertuliana estrella de Telecinco, ha pasado de ser la "princesa del pueblo" a "reina" de su propio imperio mediático, el que lleva su nombre, que convierte en oro todo lo que toca.

    Lo último, su propia empresa de productos alimenticios, Sabores de la Esteban, de la que espera vivir cuando se retire de la tele, si es que lo hace (o la dejan) algún día. Pero sin duda la mejor obra de Belén es Andreíta, y si una parte de la fortuna que ha ganado la de San Blas ha sido para levantar una mujer como Andrea, la Esteban tiene el cielo ganado. Bien es cierto que siempre ayudó a los suyos y que incluso en el periodo más oscuro de su vida, cuando estaba carcomida por la adicciones e inmersa en una relación autodestructiva (su primer marido acabó quitándose la vida), el hilo de amor a su familia la salvó y la persona más importante de esa familia es Andreíta.

    El caso de Belén Esteban ha sido estudiado en universidades, su nombre figuró en el examen para obtener la nacionalidad española, junto al de Paquirri o escritores del Siglo de Oro, ha protagonizado algunos de los momentos más vistos en la historia de la televisión (los ya conocidos como 'Belenazos'), ha ganado todos realities en los que ha participado y sus memes ya son internacionales.

    Jesulín de Ubrique, el padre de Andreíta, nos descubrió a este personaje llamado La Esteban en 1995, cuando el torero más deseado se enamoró de una joven desconocida y humilde del barrio de San Blas (Madrid). Poco después, fueron los medios, sobre todo la televisión, los que descubrieron a este personaje capaz de fabricar frases "Yo por mi hija, ma-to", "Arriba la Esteban", "PÁ-GA-ME", "¡Ni que fuera yo Bin Laden!" y, sobre todo, "Andreíta, cómete el pollo".

    Pues el pollo le sentó bien y esta joven ha estudiado un carrerón en el extranjero, se ha puesto a trabajar, habla idiomas, no da un escándalo y centra a su madre (y a su padre) cuando tiene que hacerlo.

    Torero rico, torero pobre

    Es curioso que la hija del torero 'de barrio' sea un ejemplo a seguir y Miguel Bosé, el hijo del torero Luis Miguel Dominguín (el que orinaba en el restaurante Jockey sin levantarse de la mesa), se haya vuelto un ser tan antipático, oscuro y desagradable. Miguel Bosé casi triplica en edad a Andrea Janeiro, es guapo a rabiar como sus padres, culto, se codea con la élite mundial, habla idiomas... Pero ha ido de más a menos.

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    Andreíta es tan hija de torero como Bosé. Pero ella es de barrio y ha ido de menos a más. Jesulín nunca perteneció a la élite ni por apellido ni por acostarse con actrices de Hollywood, ni con su prima adolescente. La fuerza de Andreíta no se ha basado en lamentarse, en quejarse de las cosas a veces terribles que ha hecho su padre y su madre, esa chica tan de barrio como el madrileño San Blas. 

    Sin embargo, Andreíta es hoy un personaje a imitar, del que una madre está y debe estar orgullosa, mientras que Miguel Bosé, de 66 años, es el hijo niñato del torero noble Luis Miguel Dominguín, y de la mujer más bella de Italia, Lucía Bosé. Bosé está endiosado, es antipático, desagradable y da la impresión, leyendo la autobiografía del cantante, de que la porción de vida que narra en El hijo del capitán Trueno, apenas las dos primeras décadas de su pintoresca existencia, es un rosario de traumas bañado en el oro de su estatus social y de la privilegiada posición de su familia en aquella España (1956-1977) que evolucionó de la estricta moral católica a los albores de la Democracia.

    Cuando Bosé llegó al mundo, el matrimonio entre la Iglesia y el régimen franquista parecía mucho más sólido que el Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, que aún duraría unos años y un par de hijas más. El Estado y la moral católica impuesta como una Sharía cristiana vertebraba sí o sí la vida íntima de muchas personas a niveles terribles. En aquella España, donde, por ejemplo, las terapias adoctrinadoras contra la homosexualidad ni se discutían, se condenaba a los homosexuales como delincuentes y a las mujeres como propiedad de los varones. Para la inmensa mayoría de los ciudadanos, en la España en blanco y negro de los años 50 todo era pecado y todos los pecados eran delitos. Pero no para la familia de Miguel Bosé.

    Ahora Bosé se olvida de que su padre, con 34 años, tenía relaciones con una niña de 14 años llamada Mariví Dominguín, prima carnal del torero, y se queja de que su padre le llamaba nenaza y de que humillaba a su madre continuamente. Pero no era ninguna excepción.

    La excepción eran los privilegios que rodeaban a su entorno. Su padrino fue Luchino Visconti, sus padres eran amigos íntimos de Pablo Picasso, Ernest Hemingway y Orson Welles. Estudió Bosé en el Liceo Francés de Madrid, tomó clases de danza en Londres con Lindsay Kemp, en París con Martha Graham y con Alvin Ailey en Nueva York.

    Ava Gardner, que vivió un romance con el padre de Bosé, fue un símbolo de la libertad, pero protegida por la propia policía franquista. Ellos podían cometer adulterios, ir a misa o no, beber hasta perder el control, comer manjares inalcanzables para la mayoría de la población y viajar al mundo democrático. La protagonista de Mogambo estaría mucho más orgullosa hoy de Andreíta que del hijo de su amante.

    En marzo adelantamos que Andrea  volvía a España tras pasar cuatro años estudiando en Reino Unido y que la hija de Belén Esteban y Jesulín de Ubrique dispone de su propia vivienda porque su madre ya le ha comprado un piso para que se independice. La tertuliana desembolsó una gran cantidad de dinero para darle a su niña un fantástico primer hogar.

    Belén no solo cuida y recompensa a su hija por sus buenas notas en la carrera universitaria sino que también la compensa por el último 'feo' que le hizo su padre. El pasado verano, Jesulín de Ubrique compró un piso en Getafe, donde su hija Julia se instaló para comenzar sus estudios tras cumplir los 18 años, un gesto que no tuvo con Andrea y que Belén le reprochó enfadada: "Si tengo tres hijos, ayudo a los tres igualmente". Hace muy bien Belén. Andrea se lo merece. Felicidades.