Billy Elliot llega a Madrid: ¿por qué este musical vale la pena?
- Plan con niños
J. Moriarty
Billy Elliot El Musical acaba de llegar a Madrid, al Nuevo Teatro Alcalá, y puede convertirse en el objeto de deseo del entretenimiento de la capital en la temporada navideña. Aparte de heredar del original la música de Elton John y el libreto y letras de Lee Hall, tras 11 años de gran éxito en el West End de Londres (y 6 en Broadway), donde ya lo han visto más de 10 millones de espectadores, esta adaptación de David Serrano y la coreografía de Peter Darling lo convierten en un imprescindible de la cartelera en este momento con 40 artistas en escena, y en total 133 profesionales dentro y fuera del escenario.
Por cierto que la escenografía actúa como un reloj de precisión. Para ponerla en marcha fue necesaria una inversión de millones de euros y tres meses de obras: elevadores y maquinaria de última tecnología obran el milagro, con casas enteras que suben y bajan con los actores sin salir de escena y un rito trepidante, luces y micros por todas partes que te introducen de golpe en la Inglaterra de Margaret Thatcher, cuando los mineros protagonizaron las mayores huelgas de la historia del país. La llegada al Londres de los 80 para la prueba de audición de Billy es un espectáculo creatividad donde no faltan neones y Cabezudos divertidos que combinan el humor con la melancolía de la historia.
Natalia Millán compone una Señorita Wilkinson que vertebra la historia con el poderío y el rigor interpretativo de esa clase de intérpretes que aseguran el éxito: es actriz, es cantante, es bailarina... Eso ya lo sabíamos, pero además es la profesora de baile, una especie de madre de todos sus alumnos que la acompañan en su academia de baile, y muy especialmente de su hija en la ficción, también alumna suya, Debbie, papel que borda la joven promesa Habana Rubio, una niña de 13 años que ya pasó por El Rey León, destinada a llegar muy lejos por talento y por el entusiasmo que transmite sobre el escenario. El domingo 22 de este mes, ella aportó la ternura de una adolescente enamorada del protagonista, igual que Michael (Diego Poch), el amigo de Billy que se enamora del bailarín, un pequeño pero gran actor con dotes excepcionales para conectar con el público. Ambos serán grandes estrellas en unos años como le ocurrió a Jamie Bell (arriba, en una imagen de la película original) fue el niño que protagonizó la película (Stephen Daldry, 2.000) basada en este musical y es hoy es un actor consagrado.
Habana Rubio
Diego Poch
Los seis Billys Elliot
Otro gran puntal es el padre de Billy Elliot, con un Carlos Hipólito más que correcto, como es habitual en él, un actor con tantas tablas a sus espaldas que podría comer y dormir ante el público cuando le entrara hambre, sin que pareciera que está fuera del guión. Su otro 'hijo', Adrián Lastra, en el papel de Tony, es el hermano mayor de Billy, dispuesto a seguir de huelga de por vida e indignado porque el crío prefiera bailar a boxear.
Una entrañable Mamen García, como la abuela de Billy Elliot, Juan Carlos Martín, como George o Noemí Gallego como la madre (muerta) de Billy Elliot y Alberto Velasco (Braithwaite) completan un elenco muy bien coordinado para este cuento lleno de buenos valores como el efecto, el respeto y la importancia de ser feliz, para ver en familia.