José Millán, el astrólogo que desmonta el 'fraude' de la astrología y predice el triunfo de Trump y la caída de Rusia

José Millán (Vizcaya, 1958) solo tenía 17 años cuando, influenciado por su mejor amigo, se introdujo en el mundo de la astrología. Corrían los años 70 y en la España tardofranquista no había prácticamente nada escrito sobre el tema. Era algo así como "un arte prohibido" del que aprendió leyendo a autores franceses como Barbault o Morin. Pese a chapurrear el idioma, se acabó convirtiendo en "el traductor ad-hoc deun pequeño grupo de astrólogos locales que bebían de la prestigiosa escuela astrológica de París". Con el tiempo se licenció en Física y trabajó para el gobierno vasco y la Comisión Europea en Bruselas, labores que combinó con su pasión. Allá por 2017, tras prejubilarse, abrió un canal de YouTube para divulgar sobre el comportamiento de los astros que, a día de hoy, acumula casi 300.000 suscriptores y registra más de 42 millones de reproducciones. La mayoría de su público -cerca del 80%- son "mujeres de mediana edad que están formadas y son feministas y progresistas". Ahora ha publicado su primer libro, Astrología para el nuevo orden mundial: las claves que marcarán el rumbo geopolítico, editado por Planeta.

En sus páginas desvela las claves y los ciclos planetarios que marcarán el rumbo geopolítico de los próximos años. Se apoya, eso sí, en la astrología humanística, que nada tiene que ver con la rama "milagrera", esa que reina en internet y habla de falsos futuribles y compatibilidades entre signos. "Realmente eso es espectáculo, feria. La astrología no sirve para decirte si tu pareja es perfecta o si vas a vender tu casa. Nadie sabe cómo te va a ir. Cada signo del zodiaco es diferente. Para conocer tu historia tengo que ver tu carta natal, hablar contigo, saber qué es lo que ocultas. Leer cómo le va a ir a piscis esta semana es show, un fraude", nos cuenta.

En el ojo del huracán: dos años complicados

Su visión es más amplia. La astrología mundial no se basa en predecir grandes acontecimientos, sino en conocer los patrones que nos llevarán a una nueva manera de estar en el mundo. Así lo hizo cuando, en 2019, predijo la pandemia a los internautas. Ahora atisba un futuro caótico que se prolongará hasta mediados del 2026, cuando ya habremos aprendido de ciertos desastres. Según él, se vienen dos años complicados. Habla de "la tormenta perfecta", del "caos". "¿Se puede prevenir?", le preguntamos. Se ríe. "El caos es necesario", contesta. "Solo nos queda adaptarnos".

"Estamos entrando en el ojo del huracán, pero no nos queremos dar cuenta. Pero, a medida que pasen los meses, lo haremos. Por ejemplo, vemos cómo avanza el cambio climático. Espera a que llegue el mes de marzo y siga sin llover, que lo que ahora es una alarma luego se convertirá en pánico. Y esto se mezclará con otras muchas cosas, como la guerra en Oriente Medio, los genocidios, Ucrania, Argentina o la emergencia de la inteligencia artificial", sostiene.

Del triunfo de Trump a la caída de Rusia

"Viene una situación muy parecida a la del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Los malos van ganando, pero llega un momento, que es Stalingrado, que corresponde justamente con el tránsito de Urano de Tauro a Géminis y que va a suceder entre 2025 y 2026. A partir de ahí es cuando los malos empiezan a perder. El 2026 va a ser el Stalingrado del estado actual de las cosas", apunta el astrólogo. En este sentido, afirma que "el fascismo subirá".

"Las cosas van a ir a peor. Es muy probable que Trump gane las elecciones en Estados Unidos, aunque acabe en la cárcel. Además, EE UU suprimirá la ayuda a Ucrania y nos va a obligar a posicionarnos en la guerra. Europa va a vivir una crisis enorme. Si los americanos no ayudan, tendrán que hacerlo los europeos. Estamos en una época muy inestable, pero cambiará en el 26. Rusia vivirá un hundimiento con los signos de Saturno y Neptuno. Es bien conocida la sincronicidad entre ellos y el socialismo: la revolución bolchevique se produce con esa conjunción; y también la muerte de Stalin, la caída del muro de Berlín, la de la Unión Soviética… Ahora la tenemos de nuevo entre Aries y Piscis, que es el signo de los finales, en el 25 y 26. Por eso ahí despediremos una era. Será el final de Rusia como un experimento histórico", informa Millán.

El futuro del patriarcado y las monarquías

A partir del 2026 también traerá cambios en "las instituciones de desigualdad". "Entraremos en unos cambios de ciclo acuarianos, es decir, más horizontales y participativos. Estos están mucho más orientados al bien común y no tanto a los sistemas verticales, como la monarquía, que perpetúa situaciones de privilegio, de abuso de normas, de tabúes y límites al necesitar un control de la gente. En dos años esto se va a venir abajo porque la gente dejará de mirar a ciertas figuras. Dejará de perdonar todos sus crímenes y robos", explica. Y lo mismo ocurrirá, dice, con el patriarcado, que "pone un género encima de otro". "Aunque lleve tiempo, el sistema patriarcal se enfrentará con un intervencionismo muy fuerte. Habrá reformas duras. El Estado intervendrá con la ayuda del colectivo". Esto vendrá de la mano de "una recuperación del lenguaje". "A un genocidio lo vamos a llamar genocidio. Ahora hablamos de algunos conflictos, como el que sucede en Gaza, como 'catástrofes humanitarias'. Y no".

Otros posibles escenarios

En su libro, Millán plantea otros posibles escenarios de cara al futuro, entre ellos, la incorporación masiva de nuevas tecnologías y nuevos métodos de trabajo, la revolución de la industria bancaria, el fin de la economía industrial y la preponderancia del sector servicios, el fin de la selección de personal en las empresas y administraciones tal y como lo conocemos, el fin de la privacidad, la conciencia global del desastre climático, la evolución de la idea de comunidad, la irrupción de la ingeniería genética o el imperio de las energías limpias. Pero, mientras tanto, habrá que esperar, adaptarse al cambio. "Una pequeña acción desencadena grandes consecuencias que son impredecibles. La astrología es percibir los aleteos de mariposas".