¿Café o siesta? El motivo por el que no es necesario elegir (según la ciencia)
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La siesta en España es toda una tradición, que consiste dormir un rato después de comer, entre las 14.00 y 16.00 horas, y generalmente, en los meses de verano. Se trata de una costumbre muy arraigada en nuestro país debido a los horarios laborales. Tanto es así, que en otros lugares ni siquiera tienen un término exacto para referirse al descanso tras la comida.
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El origen de la siesta se remonta a la época del Imperio Romano. La palabra 'siesta' proviene del latín 'sexta', que hace alusión a la sexta hora del día. Y es que los romanos dividían el día en períodos de luz de doce horas. Así pues, la sexta hora en España corresponde a la fase que va de la 1 de la tarde en invierno y a las 3 en verano.
Pero en nuestro país, la siesta se hizo popular después de la Guerra Civil, una época en la que el trabajador tenía que tener más de un trabajo para alimentar a su familia. De ahí a que recurriese al mediodía para comer y descansar y así rendir en su labor vespertina.
Los beneficios de tomarse un café y echarse la siesta
Cuando llega esta franja del día, nos debatimos si tomarnos un café que nos 'despierte' o, por el contrario, decidimos echarnos la siesta. Pues bien, ambas cosas no son contraproducentes: se puede beber un café y dormir la siesta.
Investigadores japoneses explicaron en 2003 en la revista Clinical Neurophysiology que no hay por qué elegir. Hablaron de una técnica denominada 'siesta del café' o power nap (siesta energética), que consiste en tomarse un café y, acto seguido, dormirse 20 minutos a consecuencia de la bajada de los niveles de adenosina.
¿Qué es la adenosina?
Hay que tener en cuenta que la cafeína no hace efecto hasta pasados en torno a 25 minutos. Esto se vincula a la adenosina, un compuesto producido por la actividad normal del cerebro. Cuando la adenosina se acumula y alcanza un nivel, se acopla a unos receptores en las neuronas, ralentizando la actividad neurológica y provocando la sensación de cansancio.
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La cafeína actúa como un antagonista del receptor de adenosina, bloqueando la unión con sus receptores cerebrales. Las dos moléculas tienen una estructura química similar como para acoplarse a las neuronas, lo que impide el acceso a los compuestos promotores de la somnolencia. Eso sí, estos niveles pueden tardar en bajar, por lo que los científicos recomiendan dormir para reducirlos.
Cuando dormimos, los niveles de adenosina bajan de forma natural. No obstante, si dormimos solo 20 minutos después de tomar café, estaremos favoreciendo que la cafeína acceda justo a tiempo a los receptores neuronales que han quedado libres mediante el descanso. Así, la cafeína hará efecto y no tendremos necesidad de dormir dos horas para reducir los niveles altos de adenosina.