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El jamón, el lomo o el chorizo: ¿cuál es el embutido más saludable para Navidad?

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    Los hogares españolas ultiman las compras para confeccionar el menú que degustarán en la cena de Nochebuena y en la comida de Navidad, las dos primeras citas clave de las Fiestas. Y si el año pasado el covid marcó las Pascuas, las de 2022 lo estarán por la crisis inflacionaria, la cual ha hecho incrementar el precio de casi todos los alimentos.

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    La cesta de la compra se ha incrementado un 15% en el último año, pero determinados productos se disparan especialmente durante estas fechas. Y además del precio, también tenemos que tener en cuenta lo poco, mucho o nada saludable que son algunos alimentos si no queremos resentirnos de la salud en los meses venideros.

    Pues bien, en este sentido, la Organización de Consumidreso y Usuarios (OCU) ha hecho un estudio sobre cuál es el embutido más sano para comer. Es un alimento fundamental en cualquier mesa de Navidad: jamón ibérico, chorizo, lomo, salchichón... El abanico es amplio y el bocado delicioso. Sin embargo, los nutricionistas aconsejan su consumo de forma ocasional.

    La OCU advierte de que la mayoría de estos productos no son saludables debido a que contienen un exceso de sal, grasa y aditivos. No obstante, existen determinadas excepciones y podemos decir que hay algunos embutidos que son saludables.

    Jamón cocido o pechuga de pollo o pavo

    Según el organismo, el embutido más sano es el jamón cocido o la pechuga de pollo o pavo. ¿El motivo? Tienen un contenido en grasa muy bajo. Eso sí, el porcentaje en sal continúa siendo alto respecto a otros embutidos. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo diario de cinco gramos.

    A veces, solemos caer en el error de pensar que un embutido es saludable solo porque lleva pollo o pavo. Sin embargo, tenemos que fijarnos en el listado de ingredientes. Si hablamos de una pechuga de pavo, el ingrediente principal debe ser el pavo y este tiene que constituir más de un 80% de su composición.

    Así las cosas, un truco pasa saber si es sano o no lo que estamos comprando es mirar la lista de ingredientes: cuanto más larga sea, peor, porque se han modificado sus propiedades naturales.