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El sorprendente secreto que esconden los higos: ¿hay avispas muertas en su interior?

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    La llegada del otoño implica que haya que despedirse de un nutrido grupo de frutas para dar la bienvenida a otro. El higo es una de ellas. Dulce, de piel suave y pulpa melosa, es uno de los alimentos que no deben faltar en verano debido a todos sus propiedades y beneficios para la salud.

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    Porque ya lo decía el filósofo griego Platón: "El higo es el alimento de los atletas por excelencia". El motivo es que este fruto es una potente fuente de energía gracias a los elevados contenidos de azúcares naturales y potasio. Además, los higos son ricos en fibra soluble, calcio, magnesio, hierro y cobre y vitaminas A y K.

    Sin embargo, los higos contienen un secreto que poca gente conoce. Pese a su dulce sabor, todos los que nos llevamos a la boca, llevan un insecto muerto 'dentro': la avispa del higo. Se trata de la responsable de polinizar las higueras y de que cada año, estos árboles puedan seguir floreciendo y dar sus frutos.

    La avispa del higo

    Al contrario de la mayoría de árboles, cuyas flores están abiertas y son de fácil acceso para los insectos, las flores de las higueras están dentro de los frutos que vemos y, por tanto, son complicadas de polinizar. Son las avispas del higo las únicas capacitadas para entrar dentro de la flor y mover el polen de un árbol macho a uno hembra.

    Las avispas hembras se introducen en un higo macho (una flor invertida que no se consume) para depositar las larvas. Posteriormente, cuando las larvas nacen, son estas nuevas avispas las encargadas de llevar el polen de la higuera. Se produce, por tanto, una simbiosis, donde las dos especies se benefician.

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    Pero puede ocurrir que las avispas se introduzcan de forma accidental en un higo hembra, que sí comemos. ¿Nos la comemos también? La respuesta es no, pues en el caso de que el insecto se confunda de fruto, sus restos se descomponen en el fruto gracias a la ficina. Se trata de una enzima del fruto que convierte al insecto en proteína.