No, el ruido más insoportable no es una tiza chirriando en la pizarra (según la ciencia)
Informalia
A lo largo del día, escuchamos multitud de ruidos. Algunos de ellos nos emocionan para bien y nos hacen sonreír bien porque nos evocan a una situación concreta vivida en el pasado o bien porque directamente nos recuerdan a una persona muy querida. Pero no nos engañemos. No todos los ruidos son de nuestro agrado.
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¿Quién no ha sentido esa sensación de dentera escuchar una tiza que chirría en la pizarra o el sonido de un tenedor cuando rasca la superficie de un plato? Más nos cabrean los sonidos de cualquier obra: desde el traqueteo del martillo neumático hasta el ruido de la taladradora del vecino. ¿Y los ladridos de los perros durante la madrugada?
La causa de que algunos sonidos resulten sean más desagradables que otros se debe a la interacción entre la región del cerebro que procesa el sonido, la corteza auditiva y la amígdala, que participa en la transformación de las emociones negativas. Pero, ¿cuál es el ruido más molesto que existe?
El ruido más insufrible que existe es el llanto de un niño
La ciencia ha logrado dar una respuesta a esta cuestión. Un estudio publicado en la revista The Journal of Social, Evolutionary and Cultural Psychology asegura que el llanto de un niño de entre dos años y medio y cuatro años es el más insoportable.
Para ello, los autores de la investigación, los psicólogos estadounidenses Rosemarie Sokol Chang y Nicholas Thompson, pidieron a 59 voluntarios que realizaran sencillas operaciones aritméticas al mismo tiempo que escuchaban una serie de sonidos a través de unos auriculares.
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Algunos de estos sonidos eran el ruido de una sierra, un diálogo tranquilos entre dos adultos, el llanto de un niño y hasta el silencio absoluto. El resultado fue que todos los voluntarios, sin distinción de sexo, hombres y mujeres, erraban en los cálculos cuando escuchaban los infames chillidos del crío. Todos los individuos que participaron en el estudio explicaron que les había puesto muy nervioso.