Estilo de Vida
El arte como experiencia que se disfruta con todos los sentidos
Mabel Figueruelo
Oler y escuchar la pintura, tocar la música a través de sus vibraciones en el cuerpo. Los sentidos funcionan juntos, y tres exposiciones en Madrid abordan la necesidad de acercarse al arte y experimentarlo de otra manera.
Los pintores pueden inspirarse en elementos no visuales a la hora de abordar su trabajo. Francis Bacon se inspiraba en cosas que escuchaba, probaba o tocaba. Y no es un caso aislado ni un rasgo distintivo de la pintura contemporánea en busca de alternativas de experimentación. Los sentidos funcionan juntos, y el Museo del Prado parte de esta premisa para presentar una de sus exposiciones más innovadoras, 'La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa'.
La muestra exhibe la obra 'El Olfato' (1617-1618), fruto de una de las colaboraciones entre Brueghel el Viejo y Rubens, dentro de un conjunto de pinturas que representan la alegoría de los cinco sentidos. La pintura recrea un exterior, con una figara desnuda, presumiblemente Venus, acompañada de un amorcillo que le ofrece un ramo y rodeada de un jardín idílico, y atemporal, donde la arquitectura es secundaria, para dar el máximo protagonismo a infinidad de flores y árboles, con la presencia de animales, que también introducen el elemento olfativo, como la civeta.
A través de esta obra se propone una experiencia inmersiva en la que el público puede oler diez esencias que evocan diez de los elementos presentes en el cuadro a través de la tecnología Air Parfum de la empresa Puig y gracias al patrocinio técnico de Samsung.
En la muestra, que se exhibe en la Sala 83 del Edificio Villanueva del Museo del Prado del 4 de abril al 3 de julio, también ha participado la Academia del Perfume. La muestra ha sido comisariada por Gregorio Sola, perfumista senior de Puig y creador de los diez bálsamos, junto a Alejandro Vergara, jefe del área de conservación de Pintura flamenca y Escuelas del norte del Museo de Prado.
Sentir y ver la música
La exposición del Prado va a coexistir en el tiempo con otras dos muestras que proponen experiencias sensoriales innovadoras a la hora de acercarse al arte. En Matadero Madrid, en colaboración con TBA21, Thyssen-Bornemisza Art Contemporary, se exhibe 'The Murder of Crows', una instalación sonora de Janet Cardiff y Georges Bures Miller surgida a partir de un encargo del TBA21 para la 16 edición de la Bienal de Sídney (2008). La instalación, que se enmarca en las celebraciones del vigésimo aniversario del TBA21, indaga en torno a las propiedades escultóricas y físicas del sonido a través de 98 altavoces que llenan la Nave 0 de Matadero Madrid con sonidos de voces y música, un paisaje sonoro creado a partir de técnicas especiales de grabación y reproducción ambisónicas. La instalación funciona como una película o representación teatral donde las imágenes y la narración surgen a partir del sonido. El resultado es una obra de treinta minutos dividida en tres partes cuyo objetivo es dejar huella en la conciencia del oyente. Por el volumen del sonido, la instalación no es recomendable para menores de 10 años. Se exhibe hasta el 24 de julio.
Arte con banda sonora
Una propuesta más, la exposición 'Ragnar Kjartansson. Paisajes Emocionales', que se exhibe hasta el 26 de junio en la sala de exposiciones temporales del Museo Thyssen de Madrid, también en colaboración con el TBA21. La muestra reúne cuatro de las videoinstalaciones del artista islandés más reconocidas internacionalmente, junto a una serie de acuarelas. A través de 'The visitors' (2012), 'The Man' (2010), 'The End' (2009) y 'God' (2007) la exposición plasma la fascinación de Kjartansson por América, su paisaje y su música, con obras ambientadas en una granja junto al río Hudson o en las Montañas Rocosas, acompañadas de blues o de jazz.