Cicuta, arsénico, bótox... Así son los venenos más famosos para matar sin dejar rastro
Informalia
"Aconsejo a quienes estén negociando con Rusia que no coman ni beban nada y, preferiblemente, eviten tocar cualquier superficie". El ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, ha lanzado este aviso a las personas que están defendiendo a su país en las negociaciones de paz para intentar poner fin a la guerra con Rusia, después de las sospechas de envenenamiento.
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El Kremlin habría intentado envenenar a dos miembros de la delegación ucraniana y al oligarca ruso Román Abramóvich, el ya exdueño del Chelsea, tal y como informa el Wall Street Journal. Estas tres personas presentaron síntomas como ojos rojos, lagrimeo constante y doloroso y descamación de la piel en sus caras y manos. Según dicen, solo tomaron agua y chocolate.
A lo largo de la historia, son muchos los personajes que han muerto envenenados. La palabra 'veneno' viene del latín venenum, que significa poción mágica y cuya raíz (wen-, de amar) está relacionada con la diosa Venus. De esta forma, se puede deducir que en la antigüedad, este término no se refería a una sustancia tóxica, sino a una pócima con determinadas propiedades.
El hombre ha empleado multitud de venenos para asesinar sin dejar rastro. La muerte más famosa fue la del filósofo Sócrates, que se quitó la vida bebiendo cicuta. Además, se piensa que Napoleón y Alejandro Magno pudieron ser asesinados por intoxicación.
Más recientes son los casos del exespía ruso Alexandre Litvinenko, opositor al presidente Vladimir Putin que murió por culpa del polonio en 2006, y de Viktor Yúshchenko, líder de la Revolución Naranja en Ucrania, a quien quisieron borrar del mapa con dioxina en 2004.
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¿Cuáles son los antídotos para cada veneno?
- Cicuta. Es el más conocido, el más rápido y el más letal al atacar el sistema nervioso central. Tan solo 0,01 gramos son suficientes para matar a una persona en 30 segundos. No tiene antídoto. La cicuta se extra de la colina, planta herbácea cuyo olor recuerda a la orina.
- Arsénico. Presente en muchos minerales, se absorbe por todas las vías quedando almacenado en uñas y pelo. Dosis pequeñas provocan vómitos, dolor abdominal, diarrea y calambares musculares, mientras que dosis altas pueden causar la muerte en pocas horas. Lo positivo es que sí tiene antídoto: el dimercaprol.
- Estricnina. Se piensa que esta sustancia tóxica que se extrae del árbol Strychnos nux vomica, mató a Alejandro Magno. Amargo, se puede camuflar con el café. Afecta al diafragma y otros músculos de la respiración y provoca parálisis bulbar e hipoxia. Puede matar en una hora. Para tratar este envenenamiento se usa diazepam.
- Bótox. Esta toxina botulínica que se utiliza para el tratamiento de las arrugas puede ser letal. Causa náuseas, vómitos y parálisis progresiva hasta el punto de llegar a bloquear la respiración.
- Cianuro. Dosis altas pueden producir problemas respiratorios, convulsiones y fallo cardíaco. Se obtiene de semillas de plantas como las ciruelas o las almendras amargas. El cianuro se usa para elaborar papel, telas y plásticos, además de plaguicida.
- Gas Novichok. Es el más reciente. El exespía ruso Serguéi Skripal y su hija fueron hallados inconscientes en 2018 tras ser intoxicados con un gas nervioso del tipo Novichok. Puede administrarse en forma de líquido, polvo o vapor y causa la contracción involuntaria de los músculos, lo que desemboca en un fallo respiratorio y cardíaco.