Estilo de Vida
¿Qué es la edad metabólica y por qué es más importante que la biológica?
Informalia
Es fácil saber cuántos años cumple una persona en función de su fecha de nacimiento, pero hay un concepto más importante que la edad biológica que apenas se conoce y es la edad metabólica. "Se trata de un marcador que nos indica nuestra condición física y nuestro estado de salud en función del metabolismo", apunta Alejandro Cánovas, nutricionista de Royal Hideaway Sancti Petri. En otras palabras, descubre la verdadera edad del organismo, en contra de la que marca el calendario.
"En el Royal Retreat del hotel estimamos la edad metabólica mediante bioimpedancia eléctrica, un método que compara la tasa metabólica basal del sujeto con la tasa metabólica basal de referencia para su edad. De esta forma, si la edad metabólica es superior a la cronológica, sabemos que esa persona ha de mejorar sus hábitos, aumentando la actividad con ejercicios aeróbicos y anaeróbicos para crear tejido muscular sano y cambiando su alimentación", explica Cánovas. Algo que el equipo de expertos de Royal Hideaway Sancti Petri ayuda a hacer a través de su retiro de 7 o 3 días.
"Si bien no existe una edad metabólica ideal, existe una mínima y son los 12 años. Cuanto menor sea nuestra edad metabólica, significa que nuestro organismo está más activo y goza de mayor salud en cuanto a fisiología y tejido muscular. Lo importante siempre será estar por debajo de nuestra edad cronológica", continúa el nutricionista, ya que lo contrario señala la necesidad de un cambio de estilo de vida para evitar el desarrollo de futuras patologías u otras complicaciones. Por ello es fundamental ser constantes en el día a día para lograr y mantener en el tiempo una buena edad metabólica.
Cinco hábitos indispensables
Cánovas señala cinco hábitos indispensables que pasan por:
1. Practicar regularmente ejercicio físico
2. Llevar una alimentación sana y equilibrada
3. Asegurarse de tener una buena hidratación
4. Apostar por un descanso reparador
5. Y trabajar una correcta gestión del estrés