Casas Reales

Don Juan Carlos inicia junto a la Reina su maratoniana semana de blanqueo de imagen


    Silvia Armesto

    El pasado día 5 enero, don Juan Carlos celebró su ochenta aniversario, la misma edad que cumplirá en noviembre doña Sofia. Con este número tan redondo como excusa perfecta, Zarzuela ya anunció que este 2018 los eméritos serían más visibles "con una serie de iniciativas y actividades públicas". Se supone que en realidad se trata de una excusa para rebautizar en términos políticamente correctos la operación del lavado de imagen que ya adelantamos y a la que ahora asistimos, y en la que se trabaja para contrarrestar los numerosos escándalos que han rodeado al anterior jefe del Estado y que llevaron a su abdicación.

    Recordemos que el rey emérito tuvo un almuerzo con un grupo de amigos en Madrid al que asistió doña Sofía. Los eméritos aparecieron juntos fuera de agenda por primera vez desde la abdicación. Estuvieron comiendo en el restaurante el Invernadero Los Peñotes en Madrid. Por supuesto hubo fotógrafos que inmortalizaron el momento.

    La operación blanqueo no está diseñada solo para compensar los desencuentros que se produjeron dejando fuera a don Juan Carlos de las celebraciones por el 40 aniversario de la Constitución. La consigna podría ser que hay vida más allá de los elefantes de Botswana, Corinna, Marta Gayá, Bárbara Rey o las salpicaduras de su yerno Urdangarin. Y como muestra, un botón: o un homenaje. Por ejemplo, el que la Real Academia de la Historia le hizo este lunes. Allí acudió también junto a su esposa. Este martes asisten ambos al tradicional concierto en homenaje a las víctimas del terrorismo. Y el miércoles, esta vez en solitario, don Juan Carlos asistirá en la Plaza de Toros de Las Ventas a la presentación de los carteles de la Feria de San Isidro, donde recibirá otro homenaje: el premio como "Embajador Universal de la Tauromaquia". El viernes, el emérito cruza el charco para asistir en Chile a la ceremonia de transmisión del mando presidencial al Presidente electo, Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique.

    Doña Sofía no viaja a Sudamérica pero es pieza clave en el blanqueo de la imagen de su marido. La mejor profesional que ha salido de la cátedra de Casas Reales, no pierde ocasión de sonreír en público junto al padre de sus hijos, y más desde que forma parte de la estrategia. Pero en el evento del lunes su presencia era obligada ya que la reina es académica de honor desde 1998, motivo por el que lucía la medalla de la institución sobre su sobrio traje de chaqueta en azabache y oro. Para completar la foto, el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo y, por supuesto, Carmen Iglesias, presidenta de la institución.

    Lejos queda ya aquel día en el que don Juan carlos parecía estar tarareando la letra de El Jardín Prohibido (de Sandro Giacobbe): 'Lo siento mucho, no volverá a a ocurrir', muleta en mano. Esta vez, en su discurso, don Juan Carlos recibió la cerrada ovación los eruditos y respetables académicos. "Al cumplir los 80 años, vuelvo la vista atrás y advierto que en mi vida, desde mi infancia, he tenido siempre delante de mis ojos un nombre: España", dijo. ¿Teniendo a este capitán general del patriotismo, quién necesita a Marta Sánchez o a Ágatha Ruiz de la Prada para dar el cante o enfundarse la rojigualda?

    Los eméritos durante el acto, bajo el retrato oficial del tatatarabuelo de Su Majestad, el primer monarca de la Casa de Borbón en España, Felipe V (1683-1746), nieto de Luis XIV (1638-1715). Por cierto que don Juan Carlos en su discurso del lunes hizo mención a la reciente entrega a su nieta  la princesa de Asturias de la insignia del Toisón de Oro, la misma que luce el francés del cuadro, con la banda del Saint-Esprit, símbolos de su dominio español, como heredero de la Casa de Borgoña, y de su ascendencia francesa.