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Así es Alwalid Bin Talal, el amigo y socio del rey Juan Carlos detenido por corrupción
Informalia
Es el hombre más rico de Arabia Saudí y ocupa el puesto 45 en la lista de Forbes. Con una fortuna de 18.000 millones de euros y un avión de oro, es amigo del rey Juan Carlos y negoció con Corinna, la amiga entrañable del emérito, en más de una ocasión. Tras su detención a manos de su primo y heredero del reino, se ha convertido en el preso más rico del mundo.
Quizás el nombre de Alwalid Bin Talal no resulta muy familiar, pero si decimos que es el dueño de Eurodisney, que él salvó de la quiebra en 1994, o de Citigroup, antiguo Citibank, al que rescató en 1991, es más fácil ubicarlo. Es el príncipe más rico de Arabia Saudí y su fortuna, estimada en unos 18.000 millones de euros, le ha situado en el puesto 45 de la lista Forbes. Tiene un avión de oro y unos amigos de lujo, el rey Juan Carlos entre otros, que fue recibido por él en varias ocasiones y en otras envió a su amiga entrañable, Corinna, a hablar en su nombre.
El príncipe Alwalid Bin Talal se ha convertido en la víctima más conocida y mediática de su primo, Mohamed Bin Salman, que acaba de crear un órgano para luchar contra la corrupción en el reino y no le ha temblado la mano a la hora de detener a príncipes, ex ministros e importantes hombres de negocios. Con él se disputaba el título de "modernizador del reino" y parece que Bin Talal le sacaba ventaja: criticó a los regímenes árabes autocráticos en el The New York Times, anunció que donará toda su fortuna a obras benéficas a su muerte y fue pionero en la contratación de mujeres en sus empresas, incluidas pilotos para sus Boeing 747 y Airbus 380 privados, algo rompedor en un país en el que las mujeres empezarán a conducir en junio del próximo año.
A sus 65 años, está divorciado de tres mujeres, la última de ellas Amira al Taweel, una belleza beduina que estudió en Estados Unidos y se convirtió en vicepresidenta de la fundación de su marido. Con ella, el príncipe aterrizó en el papel cuché. La flamante princesa saudí, de orígenes plebeyos, compitió durante dos años con Rania de Jordania, la Jequesa de Qatar y Asma al Assad, mujer del presidente sirio, en la pugna por alzarse con la corona de la prensa del corazón como prototipo de la nueva mujer árabe.
Pero no es oro todo lo que reluce. Al parecer, Alwalid Bin Talal posee una mansión exclusiva en mitad del desierto donde mandó construir un lago artificial para practicar deportes acuáticos y cuenta con un grupo de enanos para que bailen y hagan de bufones en las cenas que organiza. Además, tiene un avión privado bañado en oro que dispone de cine, jacuzzi, gimnasio, sala de oración, garaje para dos Rolls Royce y cerca de veinte habitaciones con baños individuales y es un apasionado de los coches (tiene más de 300, incluido un Mercedes SL 600 cubierto de diamantes y valorado en 4,8 millones de dólares). Unos caprichos de lo más excéntricos y que disfruta siempre que no está luchando por los derechos de la mujer y de la libertad política.
Su escándalo más sonado data del 2008, cuando una modelo española le acusó de haberla violado en su yate durante unas vacaciones en Ibiza. El caso se cerró, volvió a abrirse, y finalmente el tribunal de Palma de Mallorca decidió clausurarlo definitivamente en marzo de 2012, después de cuatro años de pugna en los juzgados. La parte demandante, según el juez español, no presentó pruebas concluyentes de que el jeque árabe que abusó de ella fuese efectivamente Alwaleed bin Talal, que afirmaba por su parte estar el día de autos en París.