Casas Reales

El viaje de los Reyes a Japón, condicionado por la próstata del emperador Akihito

  • Los recorridos con pausas de Felipe y Letizia

Sara Tejada

Todos los comentarios sobre el viaje de estado de Felipe VI y su esposa al país del Sol Naciente coinciden en calificar de éxito absoluto la visita. La cercanía entre nuestros monarcas y los emperadores, en concreto la buena sintonía entre Letizia y Michiko y la organización. Hasta el avión de Su Majestad, que funcionó perfectamente en esta ocasión, con parada técnica en Siberia incluida a la vuelta. Solo un detalle: los Reyes tuvieron que hacer pausas cuando estuvieron con los emperadores porque Akihito tenía que ir al baño todo el rato. Los emperadores son humanos por mucho que la tradición les otorgue origen divino.

El reciente viaje de los reyes Felipe y Letizia a Japón, ha sido un éxito que ha superado todas las expectativas, un recorrido que tuvo como noticia importante que el avión real no se estropeó esta vez a pesar del larguísimo viaje.

El regreso a España se hizo con una escala técnica en el aeropuerto de Novosibirsk, en Siberia y duró casi 24 horas. Este viaje de los reyes al extranjero ha roto el enclaustramiento a que estaban sometidos los monarcas por la inestabilidad política de España y la ausencia de gobierno y Japón, tercer potencia económica mundial, es un país importante para la economía española y nuestro futuro tecnológico.

Uno de los empresarios que acompañó a los reyes en el viaje, cuenta a Informalia que el rígido protocolo de la corte imperial nipona se rompió de modo excepcional para los reyes de España y sus acompañantes, importantes empresarios españoles que hablan de un trato extraordinariamente cordial.

Normalmente, el emperador y su esposa no dan la mano a sus visitantes; no es costumbre este gesto occidental en la cultura japonesa tradicional, donde se opta por inclinar la cabeza a modo de saludo. Pero mientras el primer ministro Shinzo Abe se inclinaba a distancia ante el emperador, Akihito de 83 años y su esposa Michiko, de 82, daban cordialmente la mano a sus huéspedes españoles. El emperador, que sólo recibe a dos jefes de estado por año, ha dedicado una de estas dos citas a los reyes de España, lo cual otorga si cabe una importancia aún mayor a esta visita institucional de los monarcas españoles.

Todos pudieron apreciar la buena sintonía que se creó, a pesar de la diferencia de edad (casi 40 años) entre Letizia y Michiko, quizá porque, como Letizia, la ella no procede de una familia real y es la primera emperatriz plebeya que ha tenido Japón (Akihito es el 125º). Han sido contantes las muestras de afecto y cercanía entre una y otra, en contraste con el segundo plano en que se ha mantenido siempre la princesa Masako, esposa del príncipe heredero Naruhito, con problemas psicológicos por la presión que ha sufrido durante años, al no habar dado un heredero varón a la dinastía.

Akihito ha anunciado que dejará el trono en los próximos años. Mientras tanto, podría haber un cambio en la Constitución para permitir que la princesa Aiko, de 16 años, primogénita de los príncipes herederos Naruhito y Masako, pueda ser la primera emperatriz de Japón. O bien si triunfan las tesis tradicionales, que el heredero sea su primo el príncipe Hisahito, que ahora tiene 11 años.

La anécdota más curiosa del viaje, fue la de los recorridos que hicieron los visitantes en compañía del Akihito, el viejo emperador, dos años mayor que Mario Vargas Llosa. La comitiva debía hacer su recorrido con pausas incluidas. Y es que el emperador padece de próstata, una dolencia masculina muy humana, que le obliga a orinar a menudo, a pesar de que según la tradición tiene origen divino.