Charlene ya no baila para Alberto de Mónaco
- La princesa no acudió al Baile de la Rosa
Informalia
La ausencia de la princesa sudafricana en el Baile de la Rosa celebrado este sábado en Montecarlo parece confirmar un secreto a voces: Alberto y su nadadora, a la que saca 20 años, se han separado. Su romance, su matrimonio, y hasta el nacimiento de sus hijos parecían a todas luces un convenio entre dos partes, un contrato. Puede que alguno de ellos haya dejado de respetar las cláusulas y esperamos a conocer las consecuencias. Según el semanario francés Gala, Charlene habría dejado de asistir a la fiesta para no restar protagonismo a la princesa Carolina de Mónaco, presidenta de la Fundación Princesa Grace (que fue quien creó la gala benéfica hace 62 años). También argumenta la esposa del príncipe Alberto que la ex nadadora acaba de pasar dos semanas esquiando en Suiza con sus hijos y que estaba muy cansada, razón por la cual se habría quedado cuidando a los niños. Pero casi nadie puede creerse estas excusas.
Se rumoreaba desde hace meses, pero la ausencia de Charlene de Mónaco (38) en el Baile de la Rosa parece haberlo confirmado: Alberto (58) y su mujer están definitivamente separados y su vida marital es inexistente. Al parecer, mientras el príncipe sonreía y danzaba en el evento social más importante del año para ellos, su esposa descansaba en Gstaad, la estación de esquí situada en los alpes suizos que se ha convertido en su refugio privado y que combina con otras temporadas en Córcega.
No es la primera vez que Charlene se ausenta del tradicional baile. El año pasado su ausencia ya fue lo más destacado de la noche. La princesa decidía no acudir a la gran noche monegasca para quedarse al cuidado de sus mellizos, Jacques y Gabriella, a pesar de que contaban con 5 meses de edad y un ejército de niñeras internas. Esta vez ni siquiera se han molestado en justificar la ausencia de Charlene porque ya no hay argumento que sostenga que una princesa no acuda a su baile, el acto más importante del Principado y el único evento social anual al que no debería faltar.
A falta de una confirmación oficial por parte del Principado, las informaciones de los medios de comunicación en todo el mundo se hacen eco del escándalo. Desde hace meses, Charlene vive entre Gstaad y Córcega con sus hijos, Jacques y Gabriella, de año y medio, mientras su marido reside en Palacio, donde Charlene ya ni si quiera pernocta durante las escasas visitas que realiza a Mónaco.
Las alarmas, no obstante, saltaron el pasado verano, durante la boda de Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo, un evento clave al que tampoco acudió Charlene, dejando claro que, en el ámbito familiar, ni está ni se la espera. La última aparición pública que realizaron juntos fue el pasado mes de noviembre, durante la celebración del Día Nacional de Mónaco, donde lo más destacado fue el semblante serio y apagado de la princesa.
Durante el Baile de la Rosa, el príncipe Alberto ha estado acompañado por su hermana Carolina, que se ha convertido en sus mejor aliada en estos momentos de incertidumbre y secretismo. Además, la presencia de sus sobrinas Carlota y Alessandra, que se estrenaba a los 16 años, y de Pierre Casiraghi con su espectacular esposa Beatrice Borromeo, y Andrea con Tatiana Santo Domingo, le han ayudado a dar color a una noche 'negra' para él.
Aunque la ausencia de Charlene ha sido la más destacada, no menos extraña ha sido la de la princesa Estefanía y todos sus hijos, Pauline, Louis y Camille. La primera, de hecho, dejó constancia en su perfil personal de las redes sociales del motivo que le había impedido acompañar a los suyos: una escapada de amigos en Madrid con noche discotequera incluida.