Charlène de Mónaco: vuelve la princesa triste
- Celebra el Día Nacional con semblante muy serio
Informalia
La esposa de Alberto se ha mostrado cabizbaja en un día festivo para su pequeño Principado. Vestida de color berenjena y visiblemente más delgada, su imagen dista mucho de aquella sonriente mamá que saludaba con sus mellizos desde el balcón hace apenas seis meses.
Mónaco se ha vestido este jueves de fiesta para celebrar su Día Nacional. El recuerdo de los atentados perpetrados en París hace solo seis días ha estado muy presente y se ha reflejado en todos y cada uno de los miembros de la Familia Real. Aunque si alguien ha destacado por su semblante serio y apenado, por encima de todos los demás, ha sido Charlène.
La princesa, que abandonó su retiro en Córcega para regresar a Mónaco tras los atentados, se ha mostrado especialmente decaída en un día festivo para su pueblo. Con la cabeza gacha, ha caminado sola y a unos pasos de distancia por detrás de su marido, Alberto, al que no se le han visto gestos de acercamiento ni cariño hacia su esposa. La ex nadadora, vestida con un regio traje de chaqueta color berenjena y visiblemente más delgada, no ha cruzado ni una sola palabra con sus cuñadas, Estefanía y Carolina, también presentes en el acto.
Lo cierto es que estas imágenes no hacen más que alimentar los rumores sobre un distanciamiento en el matrimonio monegasco. La ausencia de Charlène en la boda de Pierre Casirahi y Beatriz Borromeo, el pasado mes de agosto, hicieron saltar las alarmas y la prensa local francesa asegura que ha pasado los últimos meses en Córcega, a solas con sus mellizos, Jacques y Gabriella. Lo cierto es que hace ya más de seis meses que Mónaco no ve sonreír a su princesa, que se mostró radiante el día que bautizó a sus hijos y los presentó en el balcón de su palacio.