Casas Reales

Arabia Saudí decapita en Riad a Turki al Yaser, periodista crítico con el régimen de Mohamed bin Salman

  • Turki al Yaser tenía aproximadamente 40 años y llevaba siete años detenido
  • Esta ejecución es la primera de un periodista en Arabia Saudí desde el asesinato del también periodista Jamal Khashoggi en 2018
Mohamed bin Salman y el periodista Turki al Yaser

Javier Huerta

El Ministerio del Interior saudí anunció el pasado sábado la ejecución del periodista Turki al Yaser, condenado por cargos de "alta traición" tras ser acusado de comunicarse y conspirar con elementos externos contra la seguridad del Estado. La ejecución, llevada a cabo en la capital, Riad, marca un nuevo capítulo en la represión de la disidencia por parte del reino saudí, que ya ha sido objeto de reiteradas denuncias internacionales por violaciones a la libertad de expresión.

Según la declaración oficial, Al Yaser fue condenado por "actos que atentan contra la seguridad nacional y la estabilidad del reino". Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y fuentes cercanas a la disidencia saudí afirman que su único "delito" fue expresar opiniones críticas con el régimen, tanto a través de redes sociales como desde su blog independiente Al Mashad al Saudi (La Escena Saudí), que abordaba temas sensibles como la situación de los derechos de las mujeres en el país y el conflicto palestino.

Turki al Yaser tenía aproximadamente 40 años y llevaba siete años detenido, desde 2018, cuando fue arrestado en el marco de una amplia campaña de silenciamiento de voces críticas. Según el diario británico The Guardian, su detención se produjo después de que las autoridades saudíes lo identificaran como el autor de una cuenta anónima en Twitter –hoy X– que gozaba de gran seguimiento y que había señalado públicamente a miembros de la familia real por presunta corrupción y abusos a los derechos humanos.

Mediante decapitación

Disidentes entrevistados por The Guardian sostienen que Al Yaser fue torturado durante su encarcelamiento, práctica habitual, según denuncias recogidas por organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch. La ejecución fue llevada a cabo mediante decapitación, el método habitual en Arabia Saudí, aunque no se han divulgado detalles específicos sobre el procedimiento ni sobre la fecha exacta en que tuvo lugar.

Un tuit publicado por Al Yaser en 2014 ha sido ampliamente recuperado tras conocerse la noticia de su ejecución: "El escritor árabe puede ser fácilmente asesinado por su gobierno con el pretexto de la seguridad nacional." La frase, hoy profética, ha sido interpretada como una denuncia anticipada del destino que él mismo acabaría sufriendo.

Esta ejecución es la primera de un periodista en Arabia Saudí desde el asesinato del también periodista Jamal Khashoggi en 2018, una figura muy crítica con el príncipe heredero Mohamed bin Salman y colaborador habitual de The Washington Post. Khashoggi fue asesinado en el consulado saudí en Estambul, en un crimen que, según un informe de Naciones Unidas, constituyó una ejecución extrajudicial orquestada por el Estado.

Mohamed bin Salman

A diferencia de la muerte de Khashoggi, que provocó una fuerte respuesta internacional, la ejecución de Al Yaser ha pasado hasta ahora con una reacción internacional mucho más débil. Analistas coinciden en que, pese a los antecedentes, Arabia Saudí se ha beneficiado del progresivo restablecimiento de relaciones diplomáticas con las potencias occidentales, así como de su papel geoestratégico como productor clave de petróleo y socio económico relevante en el Golfo.

"La ejecución de Turki al Yaser es una atrocidad"

Reporteros sin Fronteras, organización que ya había denunciado la desaparición de Al Yaser en 2018, condenó enérgicamente la ejecución y recordó que Arabia Saudí sigue siendo uno de los países más represivos del mundo para los periodistas. "La ejecución de Turki al Yaser es una atrocidad y una violación flagrante del derecho internacional. Este crimen no puede quedar impune", declaró en un comunicado.

A lo largo de los últimos años, el reino ha intensificado su ofensiva contra la disidencia, especialmente en redes sociales. Decenas de activistas, escritores y tuiteros han sido arrestados o condenados a penas severas por manifestarse públicamente contra decisiones gubernamentales o por promover ideas consideradas contrarias al orden establecido.

A pesar de los intentos del régimen saudí de proyectar una imagen de modernización bajo el plan Visión 2030, liderado por el príncipe heredero Mohamed bin Salman, el caso de Al Yaser evidencia la persistencia de prácticas autoritarias y el uso de la ley como herramienta de represión.

La ejecución de Turki al Yaser reaviva el debate sobre la impunidad en Arabia Saudí y la falta de consecuencias internacionales efectivas ante graves violaciones de derechos humanos. Para muchos observadores, este nuevo caso demuestra que, a pesar del discurso reformista promovido desde Riad, el control férreo sobre la libertad de expresión y el castigo a las voces críticas continúan siendo pilares centrales del sistema político saudí.

Mientras tanto, la comunidad internacional guarda silencio, y la voz de Turki al Yaser —como antes la de Khashoggi— se suma a la lista de periodistas silenciados por denunciar lo que otros prefieren callar.