Pilar Eyre recuerda el ingreso de Marta Gayá en una clínica psiquiátrica: "El rey Juan Carlos se sentaba a su lado y le susurraba"
- La periodista se remonta a 1992, un año muy duro para la socialité mallorquina
- El hijo de Vargas Llosa revela que don Juan Carlos "estaba entusiasmado con sus memorias", un libro "importante para España"
Informalia
A raíz de las imágenes filtradas del rey Juan Carlos y Bárbara Rey, y la polémica de los audios entre los dos, los líos de alcoba del que fuera Jefe del Estado vuelven a ser noticia, si alguna vez han dejado de serlo. En su lista de amantes siempre ha ocupado un lugar muy destacado la mallorquina Marta Gayá.
Pilar Eyre recuerda la "tormentosa historia de amor" del padre de Felipe VI y Gayá. Se remonta a 1992: "Quien ocupaba su corazón era Marta Gayá, su Martita. Llevaba años con ella, cada vez la quería más y estaba tan exultante que les confesaba a sus amigos: '¡Nunca he sido tan feliz!'", escribe la periodista este miércoles en Lecturas.
Aquel año, Marta cayó en una depresión profunda a raíz de la muerte de dos grandes amigos, Rudy Bay y Marta Girod, por un accidente de tráfico: "¡Muertos, están muertos!", le gritó Gayá al rey por teléfono tras recibir la trágica noticia.
El rey, aquel 4 de mayo, canceló de su agenda importantes compromisos como una audiencia con Mario Conde. Le tendió su hombro a Marta para llorar: "Viajó cuatro veces más en un mes sin importarle dejar de lado las tareas a las que debía enfrentarse en ese año vertiginoso. Juan Carlos, de depresiones, por desgracia, sabía mucho, lo había visto en su propia madre y él mismo atravesaba episodios de melancolía en los que se encerraba en su despacho sin querer ver a nadie", asegura la periodista, experta en Casas Reales.
Gayá estaba destrozada, hasta el punto de que "su tristeza cada vez es más avasalladora": "Se siente muy sola porque se han muerto sus mejores amigos, pero también porque su familia no le habla y la sociedad balear le da de lado. Y sabe que el Rey nunca le va a pertenecer completamente". Cayó tan hondo que la solución solo pasaba entonces por manos de profesionales de la salud mental: "No puede más y los psiquiatras determinan que debe ingresar en una clínica para someterse a una cura de sueño".
Marta, alejada de la presión mediática de España, internó en Suiza: "El rey está al lado de Marta, en Suiza, desde el día 15 hasta 23 de junio. Simplemente sentado al lado de su cama cogiéndole la mano y susurrándole 'Te quiero, siempre voy a cuidar de ti, siempre vamos a estar juntos'".
El marido de doña Sofía estaba dispuesto a todo por el amor de su amante: "Juan Carlos regresa a Madrid y lo primero que hace es preguntarle a Sabino [ex jefe de la Casa de Su Majestad el Rey de España] si sería posible divorciarse de su mujer y casarse con Marta. 'Claro que no, señor', contesta el fiel servidor, que, con esa frase, acaba de firmar su sentencia de muerte".
Al cabo de unos meses Gayá regresó a España: "Se cura y está contenta porque sabe que su futuro va a cambiar. No se casará con Juancho, pero será su mujer 'in pectore' y él atenderá a sus necesidades afectivas y económicas, algo que a ella no le preocupa porque el dinero no le importa".
Marta Gayá y Juan Carlos I nunca han dejado de tener contacto después de su larga relación amorosa, aquella que desembocó en una ruptura amistosa cuando llegó el romance vivido entre el monarca y Corinna Larsen. La decoradora y el padre de Felipe de Borbón han coincidido en algunos actos de amigos comunes, como la reapertura en 2017 de la iglesia de Saint John en Clonmellon, una pequeña localidad de Irlanda, restaurada por el mexicano Allen Sanginés-Krause, una persona del círculo íntimo del anterior jefe del Estado y amigo también de la mallorquina. También hay constancia de la visita que ella le hizo al rey en Emiratos, en 2021.
Los hijos de don Juan Carlos y doña Sofía supieron en su momento, por boca de su padre, que mantenía una relación seria con la discreta socialité residente en Mallorca, pero jamás les fue presentada ni siquiera coincidieron en ningún evento veraniego en la isla, cuando los reyes pasaban sus vacaciones en Palma.