Guillermo y Kate Middleton, 20 años después de aquella escapada romántica a la nieve
- La gente adora a Middleton por ese magnetismo social suyo irresistible
- Kate Middleton se vio obligada a desvelar su cáncer ante la amenaza de que la noticia se filtrase
Ana Gómez Viñas
Jovencísimos y enamorados. Hace dos décadas, el 1 de abril de 2004, conocimos a Kate Middleton. La novia del príncipe Guillermo tenía 22 años y el, 21. La portada de The Sun dio la vuelta al mundo. Una foto a toda plana de ambos esquiando en la nieve en la estación de esquí Davos Klosters de los Alpes Suizos nos revelaba el rostro de la joven británica llamada a convertirse la futura reina.
Conjuntadísimos en sus equipos de esquí, de colores rojo, naranja y gris, Kate Middleton y Guillermo se acomodan en su forfait. El príncipe la mira muy enamorado. El rotativo titula este reportaje tan revelador con un sonoro "Finally Wills gets a girl" (Por fin Guillermo tiene chica). No muy afortunado ese por fin en términos de lenguaje políticamente correcto. Pero las fotos supusieron un big bang mediático en torno al mayor del entonces príncipe Carlos de Inglaterra. ¿Quién era esa chica, con gafas deportivas y esa sonrisa encantadora? Por cierto, prodigioso el parecido de Guillermo a su hermano, Harry, con su melena pelirroja.
Tras este reportaje de The Sun, la Casa Real cerró filas con el segundo heredero. Férreo apagón informativo en torno a este noviazgo. Pero el romance era verdad. Todo era verdad, tal y como el tiempo nos demostró después. Poco a poco, como por goteo, conocimos la identidad, la familia y la formación académica de Kate. El amor de Guillermo y Kate encandiló al mundo. Conquistó a todos y años después lo hemos visto recreado en The Crown (Netflix). Se casaron el 29 de abril de 2011 y tienen tres hijos. La gente adora a Middleton por ese magnetismo social suyo irresistible.
Ahora, con su lucha contra el cáncer la princesa ha demostrado una gran entereza y valentía. Su puesta en escena y la forma en que verbalizó ese mensaje "voy a estar bien" acalló las bocas que alentaban las falsas teorías de la conspiración.
No fue buena táctica de comunicación el cerrojazo informativo en torno a ella. Fue para protegerla, pero fue un error. El hermetismo dio alas a los bulos. El objetivo era afrontar ese proceso canceroso de la forma más privada posible, pero desencadenó una crisis de credibilidad institucional en la Casa.
Para este proceso, Kate siempre ha contado con la ayuda de su marido y de sus hijos. También, con la ayuda de su suegro, Carlos III, con quien habla a diario. Desde su hospitalización en el mismo centro, The London Clinic, y desde sus respectivos diagnósticos de cáncer, el Rey y su nuera son uña y carne. Se prestan apoyo mutuo, comparten sus fortalezas. Un día antes de que la princesa hiciera pública su enfermedad, el viernes 22 de marzo, el monarca se trasladó a Windsor para comer con Kate y conversar sobre ese anuncio.